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LAS VOCES DEL SILENCIO

PALABRAS SOLIDARIAS
Histórico

 

RAJOY SE ENROCA
Rajoy, más amigo de Donald Tusk que de Bárcenas

JGS

Rajoy, Bárcenas y Donald Tusk

Durante la primera visita oficial de Mariano Rajoy a Varsovia, en 2012, el primer ministro polaco, Donald Tusk, lo recibió con honores militares. Fue una ceremonia que el mandatario español cerró con un efervescente "buenos días, soldados". Sería la antesala de la IX cumbre bilateral hispano polaca. Un año más tarde, el líder de la Plataforma Cívica, en hipotética sintonía con las tesis neoliberales de Rajoy, le devuelve el cumplido. España y Polonia, a parte de los acercamientos políticos, comparten una crisis económica que no encuentra símbolos de recesión.
En 2012, Monika Kurtek, economista jefe del Bank Pocztowy, afirmó: "La economía polaca sigue atravesando una fase de neta desaceleración". Su PIB creció 1,9% contra 4,5% en 2011. Según el FMI, este tejido industrial, muy dependiente de las exportaciones a países como Alemania, podría crecer un 1,3%. Donald Tusk espera encontrar en el gobierno de Rajoy, restrictivo con su política social, una palanca para dinamizar la patria de Solidarnosc. Rajoy, por su lado, se lanza a la búsqueda (y captura) de la complicidad que supere un depauperado período de sequía económica. No hay que olvidar que Polonia es la principal beneficiaria de los fondos estructurales y de cohesión: una vaca de la que todos quieren secar su teta. ¡Viva la Unión Europea: esa madre que nos parió! El eje Madrid-Varsovia pinta bien.

La corrupción política cabalga sobre España como una puta por su casa, con licencia para gozar. La actualidad, manchada por esta lacra repetitiva, se apellida Bárcenas: uno de los muchos hijos ilegítimos del PP. El frente político de Génova juega a ganar las batallas pero es incapaz de acabar con esta contienda militante. Se esconde en el oscurantismo que acompaña, como guardaespaldas felino, a los nombres con cargo público. La corrupción está desprestigiando a España, hunde su credibilidad política. El ciudadano ha perdido la confianza en las instituciones gracias a sus representantes. La crisis que sacude al PP espera capear con honor esta serpiente de verano que lleva meses golpeándonos, hasta volver, en septiembre, a la normalidad parlamentaria.

El verbo indignar se ha convertido en muletilla desgastada de nuestras conversaciones. No soliviantan los recortes constantes, lo que el Gobierno dice y lo que con esas mismas palabras, se calla; las amenazas y la mentira política; la coacción informativa y la información sesgada; las ruedas de prensa a la carta: dos preguntas como máximo para limpiar la imagen. El caso Bárcenas ha destapado la caja de los truenos dentro del PP, sumida en una molesta infraestructura política que Rajoy se niegan a aceptar.

El poder otorgado por las mayorías absolutas solidifica, bajo diplomática impunidad en el dirigente sospechoso, la fuerza inmovilista de la corrupción; ataca (de manera seductora) y paraliza. Su rodillo, cimentado en las urnas, golpea viciado gracias al propio sistema político.

Si Bárcenas ha decidido convertirse en San Bárcenas, con el apoyo de San Pedro J, que no espere recompensas (como pareció haberle prometido San Cristóbal Montoro con su amnistía). Falta honestidad y sobra desvergüenza política. Rajoy se ha enrocado en la poltrona presidencial sin ganas de abandonarla, abusando del apoyo popular logrado un 20-N exaltado. Su plena confianza en la justicia es modélica, para quien un "Estado de derecho no admite chantaje". Es un fiel seguidor de la independencia institucional y la rapidez de la tecnología SMS. Bárcenas dejó de ser su amigo al convertirse en la mosca cojonera de la circunspecta gramática rajoniana. Rajoy es academicismo hierático que no pierde los modales sobre un discurso aprendido de memoria. Salvo que Michael Jackson resucite reencarnado en su original negrura epidérmica, la textura del PP seguirá teniendo un colorido oscuro para la ciudadanía y transparencia meridiana a ojos de la gaviota gubernamental.

Más allá de Naranjito o Cobi, la marca España (una piel de toro convertida en jabugo podrido) ha pasado a ser la finca de Marianico el corto y sus chistes: un recuerdo a nuestra historia televisiva con “No te rías que es peor”. Luego vendrán otros de distinto bando y le copiarán los mismos fallos; también se enrocarán en su pasotismo pragmático.

El sonido electro boogie de Shannon convulsionó los años 80 con “Let the music play/Deja que suene la música": corría el felipismo; en 2013, Rajoy y su Ministro Gallardón cantan “dejemos trabajar a la Justicia”. Al presidente español le aburre dar la cara y presumir de inocencia: para eso fue elegido y por ello le pagamos. Señor Rajoy, usted es el principal asalariado de España convertido en empresario; un jefe que sabe defender la pulcritud financiera dentro de su partido. Cría cuervos... ¿Tanto teme a Bárcenas?
En el juego de la corrupta política española, amante del funambulismo carnavalesco, la contabilidad B y el dinero negro son ciudadanos de primera.

 


JGS

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