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SE BUSCA PADRINO DESPERADAMENTE
Película "I Love You, Man".

J. G.
(Madrid, España)

I Love You, Man

El argumento matrimonial, a pesar de vivir una época de cambios en la convivencia, es uno de los más manidos por la industria del cine. Esto suele aparecer cuando las ideas interesantes brillan por su ausencia. La nueva comedia del escritor y director John Hamburg, de cuya producción sólo cabe destacar “Zoolander”, va por ahí.
“I Love You, Man” es una cinta sin grandes pretensiones de fondo ni forma.

Como otro producto de consumo masivo, su intención es divertir un rato, para quien la aguante, y recrearse en los tópicos del macho norteamericano sin reflexionar sobre ellos. Es una excusa para la risa fácil, casi el bostezo, arrullada por el high standing hollywoodense. Los estereotipos que desfilan por la pantalla son mujeres maduras de manicura, golf, gimnasio y agua de Vichy junto a hombres de fachada, metrosexuales. La labor del agente inmobiliario Peter Klaven es defendida por un Paul Rudd convencional, casi infantil; su personaje huele a peluche.

Un agente inmobiliario cuyos retos en la vida se resumen a encontrar padrino desesperadamente para su próxima boda y vender un apartamento en Hollywood valorado en cuatro millones de dólares. Toda una empresa. Su propietario, Lui Ferrigno, El increíble Hulk, se ilusionó ante la posibilidad de trabajar en una comedia, oportunidad que no se le presenta a menudo a un hombre coronado Mister Universo en dos ocasiones. Testosterona desaprovechada. Más ganchos de pantalla. Seguro que tras esta actuación, Matt Groening le ficha para ser caricaturizado en Los Simpsons. Todo comienza en un partido de los Galaxy, con una breve aparición de Beckham ya sin su fondo de galáctico.

La frágil personalidad, o virilidad, de Rudd se da de tortas con Sydney Fife (Jason Segel), su confidente y algo más. Jason Segel, quien había trabajado con Hamburg varios años antes en la serie de televisión de Judd Apatow “Undeclared”, es el arquetipo de soltero que se tira todo lo que pasa de por medio, a preferir solteras y divorciadas, y que esconde su lado humano. Será el encargado de abrirle los ojos y ampliar su espectro de relaciones sociales, ese que tanto preocupa a su novia Zooey Rice (Rashida Jones): el desencadenante del argumento.

La relación de Peter con Zooey se resiente cuanto más intiman los dos hombres. Un pequeño guiño a la homosexualidad que pasa casi desapercibido. Sydney Fife se siente arropado por un sólido grupo de amigos que le proporcionan intimidad emocional de hombre a hombre. Más testosterona de fantasma.

El guión es de chiste fácil, su efectividad, alta al recrear situaciones en las que todos nos podemos sentir protagonistas. De ahí el que tenga un atractivo para pasar el rato en la tarde aburrida de domingo.
“Nos pasamos unas risas y luego al Burger”.
Es una de esas películas de verano, al uso, sin más pretensiones que la de hacer taquilla. Es una película de tíos para tíos.

El paso del tiempo en esta amistad de klínex descubre que la música es lo único que une a los dos hombres, personificada en el trío canadiense de rock progresivo Rush. Lo aceptable de “I Love You, Man" es su banda sonora. Una sucesión de melodías frescas, alegres, coronada por la actuación de Rush en su debut cinematográfico. El concierto se grabó en el Avalon Hollywood (el antiguo e histórico Palace Theater) en una pausa de un día durante su gira de 2.008.

La música corre a cargo de una discográfica indie como Lakeshore Records, entre cuyas bandas sonoras se encuentran las de “Fama”, la deliciosa “Little Miss Sunshine” o “The Last Kiss”. La selección de temas que forma la banda sonora de “I Love You, Man” incluye “Set You Free” de The Black Keys; “Dancing With Myself”, The Donnas, con la incombustible voz de Brett Anderson; “Soul Of A Man” de Beck; el aire romántico se lo da Dean Martin en “Ain´t That A Kick In The Head”; Rush por partida doble en “Limelight" y “Tom Sawyer”; The Cars aparecen en "Let The Good Time Rolls” : así hasta quince temas a cual mejor. Una banda sonora que da algo de fidelidad a una película alocada y simplona.

 

J. G.

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