A pesar de la controversia generada tras su paso por el Festival de Cine de Tokio,
“The Cove” viene con el premio al Mejor Documental en la última edición de los
Oscar (2010). Las incomodidades que ha despertado en las pantallas niponas no han sido obstáculo para que Japón comprara sus derechos de distribución, lo que hace plantearse si el interés por esta adquisición se remite al campo comercial, solidario o sirve para tener el control sobre la distribución de una cinta molesta. Louie Psihoyos ha destapado la punto de un iceberg inquietante y macabro.
Taiji también es el nombre de una ciudad perteneciente a la Prefectura de Wakayama, en la Península de Kii. Un lugar paradisíaco, lleno de silencio y tranquilidad, que en el siglo XVII asistió al desarrollo de la técnica tradicional japonesa de la pesca de ballenas. La armonía zen del karma japonés, y sus pisajes de catálogo turístico, esconden un submudo de terror en este paraíso regido por una comunidad cerrada a todo lo que signifique observancia y denuncia de sus costumbres sangrientas contra los delfines.
"The Cove” no escapa al marchamo de relato personalizado, donde el ex adiestrador de delfines Ric O’Barry hace un ejercicio de confesión buscando su redención. Saboreó la popularidad en la década de 1960 al convertirse en apresador y entrenador de los cinco mamíferos que interpretaron al simpático protagonista de la serie televisiva
“Flipper”, un éxito de espíritu familiar convertido en fenómeno mediático. La estrecha relación que mantuvo con los delfines le llevó a conocer su inteligencia y sensibilidad, la vida y el suicidio; con el tiempo descubre lo oscuro del delfinario para experimentar un cambio radical de ideas. La bendición se convierte en maldición para O'Barry.