|
| |
|
| |
|
|
|
|
|
|
|
LA BÚSQUEDA
Película "Son of Babylon".
J. G.
(Madrid,
España)
|
|
|
|
Ficha Técnica |
Video |
Premios |
|
|
El comienzo de una aventura se convierte en pesadilla; una búsqueda infructuosa donde el esfuerzo no encuentra recompensa. Lo que se presume reencuentro torna su final en desolación. La soledad va carcomiendo el alma de una madre y su nieto, ilusionados por el mismo fin, cada uno a su manera. La guerra ha arrebatado de las manos al padre e hijo, dos personas le buscan desde su afán desesperado. La obligación de esta mujer octogenaria por ver de nuevo su rostro no encuentra alivio en la sonrisa del retoño, tan suave como inquieta. Ese afán de búsqueda mueve el espíritu de este muchacho que, desde su razonamiento, defiende la integridad de su abuela/madre a capa y espada. Ibrahim es un torrente de vida, su compañera de viaje, la sombra de un camino inconcluso. |
|
 |
|
|
|
En la espera de seguir buscando no hay sosiego. La espesura negra que tinta el hábito de esta madre errante cobija el silencio de la esperanza. Una idea que, junto a la humildad, define el espíritu de “Son of Babylon”. Se camina con dirección a una meta que parece escabullirse, sin punto fijo, sirviendo de puente hacia la continuidad. Sus ojos cansados vislumbran un horizonte cada vez más alejado y triste; la esperanza no desaparece en la mirada profunda del buscador. Ibrahim es un vergel que hace frente a las desérticas carreteras iraquíes. Su director perfila una road movie emotiva que vive el día a día con intensidad. Arrugas en la frente y juventud en el corazón. Desánimo y aliento; la creencia en el Destino y la no aceptación de lo que se va encontrando. Road movie, ¡sí!; con pulcritud inhóspita e infecta, ¡sin lugar a dudas!
“Son of Babylon” es un canto a la impotencia y la lucha de personas capaces de moverse gracias a la fuerza del corazón. Éste se convierte en músculo de hierro que la evidencia va fagocitando con brutal desconsideración. El silencio envuelve el llanto y cuando toca llorar, no quedan fuerzas. El perdón está presente en una amistad entre desconocidos; la aparición de un protector que se convierte en barita mágica durante unos instantes reconforta a Ahmed. A pesar de vivir una madurez crecida a destiempo, no pierde la testarudez de niño buscando al padre idolatrado. El genocidio perpetrado por Sadam Husein contra el pueblo kurdo guarda restos en la mirada de una madre que implora misericordia pero no sabe perdonar cuando se encuentra cara a cara con alguien que fue obligado a exterminarlos; obligado a luchar contra su voluntad, como su hijo. Una madre coraje convertida en una madre terrorífica. |
|
 |
|
|
|
El trasfondo histórico deja al descubierto las indecencias del orgullo militar. Madre y nieto son producto de la contienda, despojos de la primera Guerra de Irak. Vagabundos por unos caminos llenos de vacío donde la solidaridad resguarda a la gente buena. Su misión es la de procurar alivio y pocas veces lo consiguen; si bien, cuando ese alivio llega se manifiesta en forma de manto negro cubriendo huesos desencajados. El reencuentro exige un protocolo y éste, amparado en la pobreza, se viste con harapos limpios y cara lavada. Se percibe el olor a bombas en carreteras cortadas y un cielo oscurecido por libélulas con aspas. El sonido de la guerra no es un espejismo, la presencia de un hijo al que trataron como esclavo guerrero se convierte en obsesión.
El ritmo lento de ”Son of Babylon” obliga a introducirnos en su argumento con cierta complicidad. Nos hace partícipes de sus paisajes, medidos con gran angular; sus escasos primeros planos, marcadores de un horizonte que se va alejando conforme la cámara se mueve. Este compás, de lentitud armoniosa, lo dicta el diálogo, donde la resignación vuelve a ser protagonista. Las desgracias son capaces de generar contacto entre personas que no hablan la misma lengua, la mirada las convirte en vehículo transmisor de una sintonía emocional que produce acercamiento. El lenguaje del sufrimiento genera comprensión entre desconocidos y la soledad trasmitida se convierte en dolor compartido. El mismo sentimiento trágico abordado por dos almas dentro de una temática que el cine iraquí convierte la lentitud en poética.
El camino se va convirtiendo en una anaconda que ahoga entre sus anillos cualquier signo de final. Es una espiral asfixiante que obliga a seguir buscando por inercia envuelta
en la lentitud poética del cine árabe. La distancia se adueña de la esperanza, la distorsión azuza el recuerdo. La búsqueda reduce la brecha generacional entre Ahmed y su abuela, la madre que no da nada por perdido mientras haya caminos que recorrer. |
|
 |
|
|
|
“Son of Babylon” se envuelve en buena voluntad y reclama justicia. Aquélla que pide quien no tiene nada que ganar excepto llevarse a casa los restos de su carne vagabunda antes de que la paciencia del desierto la triture en cenizas.
Ahmed ya no toca la flauta. La atmósfera silenciosa y el sol ardiente paran el tiempo. El mundo se ha detenido excepto las lágrimas que se desprenden de sus ojos.
Una madre buscando a su hijo, un hijo que va a encontrarse con su padre desaparecido; una abuela necesitada de ayuda, un nieto que le gasta bromas para hacerla menos pesado el camino. “Son of Babylon” es así de honesta. |
|
| |
|
|
|
| |
|
|
|
La
revista Photomusik no se hace responsable
de las opiniones de sus colaboradores
expuestas en esta sección.
Texto: www.photomusik.com
©
|
|
|
|
|
| | |
