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EL JUEGO DE ROMPER Y RECOMPONER
Película "Divorcio a la finlandesa".
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Banda sonora |
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En el fondo, todos necesitamos compañía. La intriga y el humor se mezclan en esta comedia de enredo bien liado, con tintes policíacos, cien por cien casera. Real como la vida misma, es posible que mientras unos estén viendo la película, alguna pareja vaya firmando su acta de defunción. El dramatismo que esconde toda separación no lleva la sangre al río sino que sabe conducirla por torrenteras encauzadas. Esta forma de dirigir una situación incómoda aprovecha para lanzar, en un soplo de desahogo, lo que la convivencia guarda por respeto y conformismo: el insulto se convierte en terapia. En el amor, el corazón escandinavo resulta tan caliente como el mediterráneo. Mika Kaurismäki presenta a sus personajes como ejemplo del cariño finito, enrabietado y poco indulgente. Una bola de nieve negra que va creciendo desesperada. |
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El desarrollo de “Divorcio a la finlandesa” fortalece la validez de su entramado sentimental gracias a la comedia ácida. El dolor de la ruptura amorosa corrompe la convivencia. El enfado que produce esta situación incómoda desemboca en espionaje y celos al estilo más patoso y divertido. Mika Kaurismäki muestra su inteligencia al dirigir una situación cáustica por el camino fresco, exento de chistes fáciles y personajes toscos. Al revés, los conduce en la reeducación amorosa sobre un juego que ellos se ponen como niños enfrentados en un pique tontorrón siempre divertido. El romanticismo perdido busca otras vías de explosión por parte de Juhani Helin (Hannu-Pekka Björkman), a lo que Tuula Helin (Elina Knihtilä), su ex mujer, responde con una carga igual de pesada. Su sentido de la independencia necesita el mimo del cariño y el arrebato de la pasión. La aparición de terceros (Anna Easteden como Nina) en su relación actúa de balanza entre la antigua pareja donde ella no tiene nada que perder. Es una trabajadora social, un karma que tiende a normalizar
la afectividad que se ha convertido en confrontación.
La frivolidad se impone de cara a la palestra. Es una batalla pugilísitca en la que nadie quiere desmoronarse. Se vive en un engaño sobre el que puede perderse el control. |
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El concepto de la familia en “Divorcio a la finlandesa” es diferente al mediterráneo, con sus miembros asentados en una atmósfera de aislamiento social acomodado. La arquitectura nórdica acompaña con un aspecto integrador y estático transmisor de sosiego, algo que desconocen sus inquilinos. Es minimalista, elegante, iluminada, capaz de fusionarse con el paisaje natural. Es integradora.
El torbellino que rodea a este desaguisado amoroso denota furor latino alusivo a Mastroianni, al cine mediterráneo. La relación marido-esposa deja de respirar convivencia para convertirse en martirio, previsible y distante.
La ruptura sentimental marca el carácter de personajes celosos e inmaduros. La insatisfacción flirtea con la impotencia. Esa brecha inicial nos sumerge en un universo caótico donde los roles quedan definidos desde el principio a través de los gestos. La mirada inicial de Tuula realza la postura fuerte femenina, y decepcionada, frente a la de su marido: prototipo de muñeco apoltronado, y algo niño, envuelto en su físico panzurrón.
La sumisión masculina se enfrenta al cárter femenino fuerte en una batalla perdida rodeada de argucias para hacer la vida imposible al otro.
La convivencia desunida, pisoteada, engorda el fuego del enojo furtivo y pasional como una rabieta infantil que va reconstruyendo el atracción entre dos vidas a carcajada limpia.
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Mika Kaurismäki, saltando de disparate en disparate, recuerda a la comedia de Lubitsch o a la risa mordaz de Willy Wilder. “Divorcio a la finlandesa” se viste de homenaje fugaz a Serguéi Eisenstei en “El acorazado Potemkin”: recordatorio del bebé cayendo en su cochecito por la escalinata de Odessa sin que aquí exista tal precipitación. Guiños a la screw comedy con un desenfado desternillante. Es un cóctel de género cómico y dramatismo desenfadado. |
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La comicidad del absurdo divertido encuentra su guinda en la figura del vecino omnipresente, ciudadano modelo: fisgón y despistado, siempre con la mosca detrás de la oreja. Es un fantasma molesto. La película se agradece al poseer la agilidad de no caer en el magnetismo del tópico sencillo que albergan las cuestiones del amor. La luz del verano finés rodea una historia sobre el divorcio y la soledad que acarrea. “Divorcio a la finlandesa” es un ejemplo de la inmadurez humana en terreno sentimental. Los rollos de una noche nunca funcionan. |
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Texto: www.photomusik.com
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