El ascensor es un lugar de encuentros inesperados; su reducto da juego para crear malestar ambiental. Diminuto o espacioso, luminoso o tétrico, de antaño o tecnificado, con hilo musical y un espacio donde sólo se escucha el rechinar de un motor misterioso. |
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La utilización del espacio reducido como escenario para desarrollar una película agónica fue inventado por “Buried”. Un ascensor es más que un sistema de transporte vertical, a veces unido a la estética arquitectónica de los edificios.
En la película dirigida por John Erick Dowdle el ambiente donde se conocen los protagonistas está sellado. Su diseño se suspende en un espacio vacuo; juega a propósito con la gravedad satánica. |
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Los ascensores poseen una capacidad limitada; se calcula en función de tres variables:
PT Población Total
S Superficie por piso
n. Cantidad de pisos
Los hay de diferentes clases: ascensores de tracción eléctrica, sin sala de máquinas y ascensores hidráulicos (oleodinámicos).
Su función es subir y bajar, nunca estancarse; las idas y venidas cosquillean el estómago:
“La Trampa del Mal" intenta paralizar esa sensación. |
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Un ascensor desata el morbo y se puede convertir en una ratonera. |
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Su argumento queda suspendido en el vacío de un trayecto rutinario. No pasa la nota de corte ni el control de calidad básicos para convertirse en pieza que suba la adrenalina de nuestro susto.
Personas desconocidas irán desconfiando cada vez más entre sí, llegando a protegerse de un enemigo sin identificar. El ambiente clautrofóbico creado por el director de fotografía Tak Fujimoto (“El sexto sentido”,
“El silencio de los corderos”) mantiene su compostura gracias a la música del compositor Fernando Velázquez (“El orfanato”, "Eskalofrío”). |
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Ahora que la lucha por el suelo, gracias a la burbuja inmobiliaria, forma parte de nuestra supervivencia, el incidente de “La Trampa del Mal” obliga a una convivencia de roce indeseado. El ascensor, rayando lo simple, se convierte en un pedacito de hogar momentáneo y azaroso durante horas, con hostilidad defensiva. No podían faltar los temores religiosos levantados ante el terror hacia lo sobrenatural, con un marcado enfoque cultural. |
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Cuando el pasado se descubre, y dejamos de ser los fantasmas de corrección social que invaden el ascensor, nos sentimos molestos. Buscamos al culpable entre los demás.
“La Trampa del Mal” es un vago recuerdo a la secuencia del ascensor en “Speed”, donde Keanu Reeves resuelve el mal orquestado por un diablo llamado Dennis Hopper. Otra versión de suspense entre ascensores; aquí había tensión, canguelo, dramatismo. “La Trampa del Mal” no es el fin de nada sino la continuación de un cuento por entregas: "The Night Chronicles”, una serie de historias de terror concebidas por M. Night Shyamalan ("El sexto sentido”, “Señales”). Se entiende entonces que su ligereza inicial forma parte de un todo con sucesión. |
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La película pasa ante nuestros ojos rápida y anodina; intentando resolver de manera intrigante una situación terrorífica. La claustrofobia prometida se hace paseo accidental. El miedo es un espejismo; el susto: un truco; la muerte: un fin y el perdón: un final.
“Los cuentos, cuentos son” ; la moralidad disparatada, un recurso blando. |
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