ENTREVISTA A SANDRINE KIBERLAIN
Actriz de la película "Las chicas de la 6ª planta".


¿Qué la llevó a querer formar parte del proyecto?
Sandrine Kinberlain: Lo que te ayuda a implicarte siempre es un conjunto de varias cosas. En este caso fue el texto, el guión, por supuesto, pero también el hecho de haber actuado con Fabrice en varias ocasiones anteriores, porque les da una luz distinta a los personajes y al ambiente general de la película. Conocer a Philippe Le Guay también fue un elemento decisivo. Me gustó su personalidad rica, el humor y la profundidad del tema, que es contemporáneo.

P.: ¿Nos puede contar algo del personaje al que interpreta?
S.K.: La historia sucede en los años 60. La pareja Joubert está encerrada en una vida que no les va necesariamente bien. A Suzanne la mueve el hecho de pertenecer a la clase media y de sentirse muy cómoda con sus rituales. Está casada con un hombre al que ama de verdad. También tiene dos hijos que están en un internado. Nace en las provincias y se siente algo apartada cuando sale con sus amigas, que siempre considera más parisinas y más elegantes que ella. Todavía no termina de creerse que forme parte de esa burguesía. Como muchas mujeres de varias épocas está convencida de que lleva la vida que mejor le cae. En general me atrajeron todas las contradicciones y las debilidades que construyen al personaje y a las personas. Quería interpretar su deseo de ser entusiasta y de tener éxito en la vida en la que se ha encerrado. Perseguir constantemente un ideal comporta que perdió de vista lo más importante: lo que es y lo que quiere de verdad. Al final comprende que la vida le ha pasado por delante y que quizá esté perdida.

P.: ¿Qué visión tiene del mundo de la criada?

S.K.: No estoy muy familiarizada con él. Mi familia es de origen polaco, lo que me da un punto de vista distinto sobre la historia. Siempre me emociona la valentía de la gente que viene a Francia y su deseo de integrarse y de conseguir una vida mejor de la que tenían en su propio país. Cuando no tienes la suerte de nacer en el lugar adecuado hace falta mucho coraje para abandonar tus puntos de referencia y empezar de nuevo en un lugar distinto. Son mujeres fuertes. Creo que Suzanne termina muy unida a María, y si no fuese por las normas sociales tan opresivas que las definen, podrían haber sido amigas.

P.: ¿Cómo trabajó con Philippe le Guay?
S.K.: Había visto películas suyas pero no le conocía. Con esta película Philippe parecía querer cumplir el deseo de ser profundo e imaginativo a la vez. Le apasiona de verdad el cine. Tiene la película en la cabeza, y el resultado es como él: divertido, sorprendente, sutil y elegante.

P.: No es la primera vez que está casada con Fabrice Luchini. ¿Qué ha aprendido de él?
S.K.:
Me encanta trabajar con Fabrice. Es extraordinario; un actor único en su estilo. Creo que con la edad mejora por varios motivos. Físicamente, es más sexy. Es más maduro, incluso más generoso. Tiene un lugar único en el cine francés. Es divertido, le ofrecen lugares en el cine y en el teatro porque ha conseguido establecer su propio personaje. Cuando actúas con él, el placer proviene de lo que se intercambia. Para que funcionen las cosas con él tienes que entender su excentricidad y ver lo emocionante que puede ser, incluso en su deseo de llamar la atención de todo el mundo. En esta película, aunque a menudo reacciona a lo que hace Suzanne, no es su típico papel cómico. Los dos trabajamos en el mismo registro. Dos payasos que no viven como viven los payasos. Ambos crean situaciones cómicas a su manera. En distintas escenas primero uno y luego el otro reaccionan a lo que hace su contrario. Hay un verdadero intercambio entre nosotros. Quizá por eso nos entendemos cuando trabajamos y actuamos.

P.: ¿Cómo enfocó su personaje?
S.K.:
Aunque el período no es muy antiguo, seguía siendo una película de época. Actuar todos los días con ropa que no es como la tuya te da una información que te ayuda a construir el personaje. Cambia tu comportamiento el hecho de llevar tacones altos, vestidos formales, un corte de pelo distinto. Influencia tu manera de moverte, de andar y presentarte. Todo este trabajo de reconstrucción te sitúa en un ambiente distinto, igual que el decorado. Personalmente trabajo mucho el ritmo de mis personajes, y creo que lo adquiero de forma instintiva. Tiene que ver con el vestuario y también con las actitudes que te provocan.

P.: ¿Cómo definirías el ritmo de Suzanne?
S.K.:
Va por el mundo intentando llenar el hueco y los silencios para que nadie la detenga y le haga la pregunta que la devolvería a la realidad de sí misma. Si se detuviese sin duda tendría tiempo de pensar y darse cuenta de lo que está pasando.


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Texto: Claire Vassé ©

 
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