ENTREVISTA A CARMEN MAURA
Actriz de la película "Las chicas de la 6ª planta".


Pregunta: ¿Qué la atrajo del proyecto?
Carmen Maura: Quería trabajar con actrices españolas en París por primera vez. Me gustaba mucho la idea de interpretar a una mujer de la limpieza española que vivía en la sexta planta. Me encanta hablar en francés en la vida real y en las películas. El proyecto también me dio la oportunidad de mezclar el francés y el español como lo haría una persona que viviese aquí. Philippe Le Guay me lo permitió, e incluso me animó a hacerlo. También fue emocionante porque tenía que obligarme a ser la misma actriz cuando, en realidad, cuando actúas en una lengua que no es la tuya puedes tender a alterar la voz de forma artificial. Me encanta la mezcla de lenguas, aunque no creo que tenga la oportunidad de volver a usarla.

P.: ¿Qué le pareció el guión?
C.M.: Es un cuento de hadas real, una comedia sensible y muy tierna con una historia de amor que termina bien. Me gustan las películas que acaban bien. Evidentemente esta historia tan bonita está contada desde el punto de vista de un francés, lo que siempre es interesante. Es una perspectiva distinta, un enfoque distinto, que entiendo perfectamente. Siempre respeto el punto de vista del director porque es su película. Philippe y yo hablamos de ello.

P.: Como española y actriz internacional, ¿qué le parece ese punto de vista francés?

C.M.: Conozco Francia y adoro este país. Estoy a menudo en París, donde vivo en cinco habitaciones de servicio con las paredes tiradas para hacer un único piso. Cuando descubrí las verdaderas habitaciones donde rodamos, por supuesto para mí fue duro. Me encantan París y Francia, pero los franceses son un poco raros. Todavía nos veis de forma algo estereotipada. París es una ciudad que puede parecer agresiva, pero es una de mis preferidas. Tengo la impresión de que en casa todo es más relajado. Tenemos un sentido del humor más suave, mientras que el vuestro es más profundo. La forma en que los franceses ven los españoles ha avanzado mucho en los últimos 20 años. Se nos trata mucho mejor. Hay más curiosidad hacia nosotros. Sin embargo, en el fondo, todavía se nos ve como agente del sur algo subdesarrollada. He aprendido aceptarlo y a intentar cambiarlo a la vez. Me siento muy cómoda porque soy una persona solitaria que no necesita demasiados mimos.

P.: Cuéntanos algo del personaje que interpretas.
C.M.: Concepción lleva muchos años en Francia. Está obsesionada con mandar dinero a España donde su marido se ha quedado para construirles una casa. Concepción sueña con tener una casa como la mujer francesa para la que trabaja. Cuando empieza la historia Concepción es una especie de madre sustituta para todas las jóvenes que viven en la sexta planta del edificio de los Joubert. Entonces llega su sobrina María y empieza la aventura...

P.: Durante el rodaje fue un poco como concepción para el grupo de actrices...
C.M.:
Aunque soy tímida me gusta que todo el mundo se sienta cómodo en el rodaje. Para mí es como una iglesia, es sagrado. Allí pasa algo mágico. Así que todo el mundo tiene que sentirse bien y eso, con toda la modestia, es lo que intento contribuir a crear.

P.: ¿Cómo ha trabajado con Philippe de Guay?
C.M.:
Philippe tenía muy pensada la película y tiene todos los detalles bajo control. Sabe exactamente lo que quiere y aprobado la película con los actores que quería. Creo que su película es como él. A nivel personal es muy bueno, cuida de sus actores. Por ejemplo Philippe se preocupó de que el asistente del operador, el continuista y el mezclador de sonido fuesen españoles, y para nosotros fue muy importante. A un nivel más íntimo, siempre le agradeceré el haberme permitido tanta libertad, sobre todo en relación con el uso del español. Me sorprendió y me hizo un favor enorme. A Philippe le encanta el español y España, y todo el rato nos hacía cantar. De hecho cantamos mucho, empezando ya en el picnic, y una vez le dije a Philippe que no quería cantar más en la película. Parece que los españoles cantan menos de lo que él cree.

P.: ¿Cómo fueron las cosas con Fabrice Luchini?
C.M.: Fabrice es un personaje único, me divierte mucho. Admiro la relación tan fuerte que mantiene con el público. Una vez fui a verlo al teatro a la una de la tarde y estaba lleno de gente muy distinta; jóvenes, viejos, pobres y ricos. Unir a públicos tan distintos es lo que admiro de la mayoría de actores. Habla mucho. Nos contamos muchas historias, ya sean ciertas o no. Escucharle hablar es un placer. El francés suena muy musical cuando lo habla él. No es alguien que pase por tu vida y luego le olvides. Siempre le recordaré. No es difícil trabajar con él porque respeta mucho a los demás. Incluso nos apoyó en algunas escenas. Eso me encantó. Es genial.

P.: En Francia la criada española es casi un icono. Usted que tiene una visión internacional, ¿conoce algún otro país que haya tenido tantas criadas españolas?
C.M.:
No creo que la criada española sea una figura icónica en ningún otro país que no sea Francia. Aunque hay muchas criadas españolas en Bélgica. Hace años los españoles vivían muy mal en su propio país. A veces huían familias enteras por sus opiniones políticas durante la Guerra civil española. También creo que las criadas españolas estaban muy bien consideradas porque tenían una idea de limpieza muy elevada. La importancia que normalmente se da al baño en Francia no tiene nada que ver con lo que pasa en los baños españoles. Me di cuenta cuando buscaba piso. Aquí a veces incluso se encuentran apartamentos con baños exteriores. Es muy raro.


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Texto: Claire Vassé ©

 
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