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LA FELICIDAD DESCUBIERTA, LA RUTINA OLVIDADA
Película "Siempre feliz"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Banda sonora |
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La felicidad es un estado confuso en el que abundan vidas llenas de satisfacción artificiosa. La felicidad es el resultado de una emoción creada; se trata de una experiencia necesaria para sentirnos bien. Es complicado encontrar la definición que universalice este vocablo, sin embargo todos decimos conocerla o sabemos qué caminos usar para encontrarla. Una vez hallada, cada uno adaptamos la terminología a nuestros deseos. La convivencia muere cuando se estanca en la rutina. La familia de Kaja (Agnes Kittelsen) es presa de violencia silenciosa: la coexistencia bajo un mismo techo se convierte en una vacuidad que llega hasta extremos ofensivos. La incomunicación producida por el vínculo matrimonial. La relación con Sigve (Henrik Rafaelsen), su marido, carece de contacto afectivo donde han de soportarse por norma. Aunque se han acomodado a ese estatus, ninguno de los dos se siente libre. “Siempre feliz” es extraña: una mezcla de comedia negra y emociones abiertas. Kaja ha creado un mundo propio en el que se ha obligado a sonreír, a poner buena cara ante un marido y un hijo que la desprecian con su vacío, aparte de ignorarla. La ópera prima de Anne Sewitsky es un cine independiente que no se agarra a clichés donde la vida estalla imprevisible. Rica es aspectos irónicos, y jocosa, “Siempre feliz” es una cinta admirable; primer trabajo de una directora que promete.
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El mundo idílico fabricado por Kaja es tan frágil como su persona. Frágil, inseguro, falso e inmaduro. Ella es una mujer impresionable con facilidad; subestima su capacidad de emprender retos. El aislamiento del paisaje noruego fomenta este comportamiento. Las relaciones vecinales ayudan a esconder el agujero familiar; llegan a agobiar. Abundan el cinismo y la resignación, el sarcasmo y la indolencia. “Siempre feliz” se introduce en el funcionamiento de la comunicación humana partiendo desde cero. Se analiza el influjo que una nueva presencia ocasiona en la vida de una mujer convertida en objeto de unión marital: un reflejo de que lo novedoso despierta excitación y pérdida de pudor. Su lado femenino resucita, se sumerge en la intensidad del momento; conoce el significado de la frase sentirse valorada y de compartir la felicidad. Kaja es una niña grande que ya no piensa en las consecuencias de sus actos. Se adentra en un mundo desconocido despertando cualidades hasta ahora dormidas. Es capaz de amar y dejarse querer en una actitud de sexo abierto sobre el que ha perdido la inseguridad. |
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Anne Sewitsky rasca con acidez sobre la sutileza del deseo. Se plantea lo abierto y escondido que encierra una relación esporádica; la fragilidad del matrimonio y el valor de la voluntad. El sexo descubre la sensibilidad y agrieta las apariencias de lo convencional. El personaje dominante pasa a sentirse dominado y ofendido. Es una mirada al espejo de la reflexión ante la libertad que tenemos sobre la vida de nuestra pareja. La frialdad atractiva de Elisabeth (Maibritt Saerens) choca con otra más indómita en Kaja (el físico es un aspecto revelador del comportamiento). Las apariencias sucumben ante la presión del cinismo en Sigve. Todos fingen en “Siempre feliz” con la diferencia de que mientras unos se atreven a romper este cerco, los considerados fuertes prefieren atrincherarse en su feudo insostenible. Sewitsky propone una reflexión sobre el color de la piel y su interpretación. Un cinismo muy ilustrativo sobre la crueldad de la inocencia infantil. |
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El final crece moribundo, algo cojo, aunque no consigue eclipsar la historia que subyace detrás. El final es reconciliador y abre un nuevo horizonte en la vida de una mujer que se creía dichosa pero sabía que algo iba mal.
“Siempre feliz” está estudiada en la duración, se sostiene en el sentido de su trama. Resulta ligera y profunda con ironía indie, dos aspectos que apostillan su triunfo.
Hasta ahora, Kaja fue feliz por obligación; de aquí en adelante, saborea la felicidad como una opción asumida y disfrutada. |
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