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CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL

Histórico
 
 
 


EN DEFENSA PROPIA
Película "El Cairo 678".

J. G.
(Madrid, España)

El Cairo 678
Ficha Técnica Video

Mohamed Diab golpea al fundamentalismo de la permisividad egipcia en materia sexual con la contundencia de la denuncia indignada. Sin piedad para el agresor y mostrando en carnes vivas el dolor del agredido, “El Cairo 678” es un testimonio fílmico de la realidad que padecen las mujeres consideradas objeto. Fayza, Nelly y Seba representan tres escalafones sociales sobre un cuerpo femenino. Triple indignación: resignada, denunciante e independiente. Tres mundos, tres mujeres, tres sociedades con distinto marco clavadas en una pared aislada. El destino hace que sus vidas converjan gracias a la misma inquietud: la defensa por los derechos de la mujer agredida. Sus disparidades culturales y sociales las une y las diferencia.
Fayda (Bushra) junto a su marido, un policía acosador  
De izd a dcha: Nelly (Nahen El Sebai), Seba (Nelly Karman) y Fayza con velo (Bushra)
La mujer es la heroína y la víctima de “El Cairo 678”, siempre en el punto de mira de un francotirador aterrador llamado machismo. Pasea su impunidad al desnudo por las calles de El Cairo, amparado en una sociedad en la que la muer es ente de satisfacción y abuso. Diab no persigue el desarrollo de una apología feminista ni es defensor de los “ismos” gramaticales, se limita a denunciar una realidad injusta convertía en permisiva. La mujer egipcia no tiene derecho a nada, se encuentra en la obligación de soportar la complacencia marital y apechugar con la responsabilidad familiar. Viene al mundo con la desgracia de haber nacido bajo esa condición de género infravalorado (y necesario para el hombre). Una paradoja maldita.
La mujer egipcia no es persona, es elemento al servicio de las apetencias masculinas. La sociedad de su país no la tiene en cuenta: es un pañuelo de usar y tirar, reutilizable en su miseria. El coraje se enfrenta al miedo. El conservadurismo de Fayza topa con Seba quien, a pesar de su aperturismo, esconde temores de la mujer frágil que no quiere representar. ¿Es valiente o una señora miedosa, encerrada en el caparazón que su bienestar social le ha proporcionado? Las tres protagonistas forman un triángulo de contrastes y similitudes. Nelly se enfrenta a un mundo feroz que aplaude su trabajo con el silencio y lo censura con el desprecio: el de la farándula. El rechazo masculino a sus chistes es implacable, sufre una vejación callada. Tiene la cabeza bien armada y no consiente que un hombre, por su condición sexual, la avasalle. Planta cara al agresor con furia, echa un pulso a la moral egipcia y a su entorno más cercano (la familia y su pareja). Aquella vive aburguesada en su entorno, huidiza del escándalo que una actitud denunciante puede desencadenar; él no supo reaccionar a tiempo.
Fayda dentro del autobús que cubre la línea 678  
Fayda junto a su marido en la cama

Estamos ante un cine trascendental, irritante; ameno, dentro de un asunto escabroso. "El Cairo 678" es una película necesaria para paladear lo vomitivo de una realidad amarga. Nada es ficción. El miedo femenino está presente durante toda la cinta. Esta sensación incómoda rompe los muros de la timidez cuando su carácter opresivo estalla de manera instintiva, casi animal, en un acto de defensa.
Los autobuses asemejan cámaras de gas, abarrotados de gente; huele a testosterona acosadora. Las calles son escenarios donde ninguna mujer está segura. Su auxilio forma parte del mobiliario urbano cairota. La mujer es excremento, una muñeca. Fayza, Nelly y Seba han sido golpeadas por el hacha de la discriminación sexual y su mirada inquisidora.

Nelly desafiante  
Seba corre por las calles de El Cairo
Todo tiene un límite y cuando una mujer levanta la voz para defenderse, aparece la culpabilización temerosa del hombre. Muestra su debilidad al ver peligrar su hombría, se lo piensa dos veces a la hora de acosar a una mujer. La escena del autobús en la que hombres y mujeres se dan la espalda de pie formando dos hileras diferenciadas en un orden militar marca este sentido de autoprotección masculina. El agresor se siente acechado. La justicia está representada por un policía seboso y apático. El celo en su trabajo por encontrar a las villanas justicieras se remite al linchamiento del culpable para decirle cómo ha de rendirse, no para solucionar el problema. Es el representante de una ley inmoral que no deja de implorar a dios en un canto de benevolencia falsa. Sólo circunstancias personales construyen su mirada comprensiva hacia la mujer. Egoísmo. En “El Cairo 678” hay lucha, tesón, miedo, valor, prepotencia, supervivencia ante una sociedad que no gusta, falta de sueños.
Seba  
Essasm, de espaldas, es el policía que persigue a Fayza, Nelly y Seba

La vejación sexual se junta con el abandono emocional. El rencor clasista se mezcla con el choque de opiniones sobre el entendimiento del acoso sexual. Las tres mujeres, a través de su mala experiencia, reúnen el coraje suficiente para romper las cadenas de una sociedad que no las entiende como ser humano poseedor de derechos. Lo que comenzó siendo autodefensa se convierte en venganza merecida. El castigo al agresor recorre sus vísceras. La aceptación y el silencio traen nefastas consecuencias. Los acontecimientos que refleja “El Cairo 678” se van sucediendo como un tren descarrilado. La denuncia está presente donde lo enfermizo comparte pantalla con la extraordinario.

 

J. G.

PRECINE ............... CINE MUDO .............. CINE SONORO: . 1927-1950 ........ ....... 1951-2000 ...... . ....... 2000-2008 ....... ....... 2009 ........ ...... ..2010
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