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LA BÚSQUEDA DEL ALMA INEXISTENTE
Película "Fausto"


J. G.
(Madrid, España)

Fausto
  Ficha Técnica Video Premios
La obra cumbre de Goethe, con el transcurso del tiempo, ha solidificado su grandiosidad en la ópera, el teatro y cine. Su magnitud olímpica le hace portadora de solidez juvenil. Es capaz de codearse con las miserias del hombre y el espíritu de conceptualización celestial, abanicado por el amor hacia lo femenino.
La mano de Aleksandr Sokurov es un tentáculo demoniaco que estruja al Fausto goethiano hasta hundirlo en la ponzoña del sufrimiento. “Fausto” significa la conclusión de una tetralogía terrenal, conductora de la locura, rodeada de espíritus supeditados a la temporalidad carnal. El personaje que se debate entre monólogos atormentados, de grito interno, revela signos de grandeza y locura endiosada, presentes más allá de la esencia material y hedionda. El cineasta ruso cierra el círculo de personajes históricos con un protagonista inmortal. La proximidad de Fausto eclipsa el endiosamiento hitleriano de “Molokoh”, el lamento proletario de Lenin (“Tauro”) y el decaimiento del aura místico ostentado por la figura del emperador Hirohito en “El sol”. Su enciclopedia visual del poder arremete contra la convivencia infeliz entre la locura y el sufrimiento de los protagonistas... y víctimas.
 
Fausto  
Johannes Zeiler interpreta a Fausto
Fausto no goza con el tormento pero lo busca; la tortura representa la vía para alcanzar el camino de la sabiduría anti-materia. Sokurov plantea su Fausto como una flecha a la búsqueda del alma humana a través de la analítica anatómica. Un mundo de tripas malolientes se acumula ante sus ojos como única respuesta a las ansias espirituales. Huele, palpa, visualiza los excrementos de la disección humana sobre un potro de tortura de metáfora ginecológica, bajo la iluminación mortecina de su existencia. Espejo macabro de Ben Whishaw (“El perfume: historia de un asesino”), alterado en su sensibilidad odorífera y sentimental. Las imágenes de “Fausto” inyectan la sensación de agobio necesaria para relatar el diario de un luchador solitario.

La vida fraccionada entre la búsqueda espiritual y el sufrimiento físico.

Se hace acompañar de un Mefisto, surgido de la nada, encargado de mostrarle las profundidades del exceso humano. Su compañía pegajosa es manipuladora. Esta criatura, un ser arrugado de asquerosa presencia mortal y prolongación eterna, se convierte en el gran amigo que le aparta de los monólogos enloquecedores para conducirle por un camino de diálogos desconcertantes. El mundo de Fausto se encuentra sometido al mandato de esta atmósfera opresiva, claroscura, pedregosa y definida por Mefisto. Aleksandr Sokurov reinterpreta al mito: el hombre es infeliz por Naturaleza.
Las cavernas de la bajeza humana  
Mefistóteles
Goethe afirmaba: "La claridad consiste en una acertada distribución de luz y sombra." Fausto es un hombre lúcido y, a la vez, apagado. Es prototipo del ser indefenso; rabioso y desesperado con su destino; lascivo, sediento de poder, buceador en el conocimiento. Fausto como niño, perdido y asustado y Fausto enloqueciendo, omnisciente. A través de Margarita, el cielo se convierte en materia tangible mientras la droga del amor alimenta sus deseos terrenales.
El mundo de "Fausto" es un portento de elaboración visual y estética opresiva, poseedor de una fotografía robusta y dulce; vacía y orgiástica. Un viaje sin validez temporal entre los dominios de Mefisto y las cloacas por donde Fausto se mueve. Las tonalidades amarronadas, de fondo oscuro, juegan a camuflarse entre la sombra del desconcierto, coloridos pétreos y blancuras de arquitectura religiosa. El rostro de Fausto representa la cara del sufrimiento y la locura.
Los escenarios se cubren de teatralidad coral. La dramaturgia está presente en cada palabra.
La mirada de Fausto  
Isolda Dychauk como Margarita

Esta revisión del clásico alemán es cine de inmersión dirigido con ritmo lento, acrecentando la intención sofocante sobre el espectador. Es una lentitud llevada hasta sus últimas consecuencias, causando efecto tanto en el personaje central de la película como en el espectador, con fines hinpóticos, mefistofélicos. Movimiento macabro de cámara junto a diálogos de soledad enfermiza.
La pérdida de fe se adueña del alma encarnecida. La vida es un contrato que se firma con la muerte nada más nacer; Fausto tiene la osadía de enfrentarse al tánatos buscando el alma perdida.
El tiempo se para mientras Fausto recupera la lucidez en un mundo plagado de soledad pedregosa.

J. G.


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