El tiempo ha dejado caer su peso sobre una ciudad sombría donde la música suena cada viernes en una reunión de vecinos vaqueros. El recuerdo intenta no olvidarse en forma de fotografía. Por las calles se escucha la música funeraria del
respetemos a los muertos impuesto. Aburrimiento en la pantalla, rapidez de imágenes, bastante música de salón; estampa nacional del ambiente cowboy. La ley camina con la religión de la mano en la prohibición del ocio sonoro. Fricciones entre jóvenes y maduros.
La ruptura de este continuismo llega con un mesías deportado al destierro familiar impuesto. El Volkswagen tuneado de Ren (Kenny Wormald) se convierte en escarabajo molesto mientras rompe tímpanos en Bomont. Se enfrenta a la prohibición general, lo celos adolescentes que no podían faltar en esta comedia remiendo afloran bravucones. A
Dennis Quaid le queda bien el papel de reverendo moralista; luego dicen que los
Amish son radicales sin competencia. Cría cuervos y te sacarán los ojos.