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¿QUIÉN TUVO LA CULPA?
Película "Los niños salvajes"


J. G.
(Madrid, España)

Los niños salvajes
  Ficha Técnica Video Premios
La educación es un tema que siempre nos ha preocupado y en no muchas ocasiones sabemos abordarlo con éxito. Un polvorín que hemos ido creando, sin darnos cuenta, estalla cuando su envergadura se nos escapa de las manos. Sufrimos de ceguera didáctica hasta que el desenlace nos abre los ojos con el fatalismo de una realidad que se veía venir. En estos momentos, el ambiente escolar no pasa por sus mejores momentos. Los recortes políticos hacia la enseñanza están diezmando su eficacia; el malestar del profesorado abandona a sus alumnos y éstos, responden con la violencia del grito desgarrador que muere dentro de su silencio. “Los niños salvajes” es una combinación de amistad, refugio en el grupo y llamada de auxilio de una juventud a la que se está descuidando en su entorno colegial. La familia tiene mucho que decir en este problema; no sólo ha de preocuparse de que estudien para aprobar o acudan al "insti" bien desayunados.
Profesores y padres no han de verter sus culpas, por una vida asfixiada con la presión social, en la persona del adolescente
 
Álex, Oki y Gabi (de izquierda a derecha)  
Àlex Monner como Álex
“Los niños salvajes” es una de esas películas que no nacen con vocación de taquilla. Lo demuestra su planteamiento, aunque se dirija a un público masivo. Se pone la mano en la llaga sin un gran despliegue dramático. Surge con espíritu humilde, documentalista. Tanta humildad viene acompañada de la Biznaga, oro y plata, en su última edición. Si no la hubiera conseguido no dejaría de ser una película interesante. Se mete con la educación desmontandóla desde la base, convirtiéndose en reflejo de algo que ignoramos. Es inusual dirigir un centro escolar sin tener conflictos, somos conscientes, pero esta responsabilidad implica empaparse de los alumnos sin limitarse a las tareas académicas; ejercer de padres. Aquí, los estudiantes son tratados como ovejas; Aina Clotet (Júlia) representa la excepción que confirma la regla. La escuela es el vertedero donde se vuelcan las angustias generadas en la familia; la ira se hace más agresiva; el enfrentamiento con el profesorado se convierte en una batalla diaria. Si el alumno ha de entender que hacia el profesor se ha de mostrar respeto, éste debe de saber convertirse en su confidente y no una figura autoritaria. Para que el entorno funcione, camaradería y respeto han de compenetrarse dentro de su contexto; si no, el camino se convierte en una convivencia basada en la defensa personal.
Álex y sus graffitis  
Gabi (Albert Baró) con su familia
Su directora, Patricia Ferreira, plantea una película para profesores, padres y alumnos; una oportunidad para conocerse mejor que puede acercar posturas. Cada uno esconde sus problemas y sus ansias pero son los más jóvenes quienes pagan el desentendimiento de los mayores. La juventud no es rebelde por naturaleza, el espectro maduro de la sociedad la convierte en portadora de esa desobediencia que se vuelve monstruo cuando estalla. Y nunca ocurre porque sí; siempre existe un detonante: se llama incomprensión, falta de cariño. “Los niños salvajes” muestra la desigualdad afectiva de tres familias, con escala social distinta, donde sólo los hijos son iguales: ¿quizás porque la única aspiración consista en permanecer juntos? Posee la pegada del golpe directo pero sin tumbarte: es más sutil. Va noqueándote despacio; casi sin percibirlo, te destroza hasta verte en el suelo con la cara llena de magulladuras vergonzosas. Son bofetadas que sonrojan. Es una muerte lenta, sofocante; dulce, envuelta en el cromosoma de la rutina. La normalidad se convierte en regla a respetar, casi endiosada; como un becerro sagrado.
Gabi haciendo kickboxing  
Aina Clotet es Júlia

A parte del realismo en sus imágenes, “Los niños salvajes” juega con el flashback que puede resultar misterioso para unos, confuso para los más puristas. Álex, Gabi y Oki son enfants terribles que abundan por nuestros institutos. Sus vidas familiares se refugian en el caos: desde el ambiente obrero de Álex hasta el burgués, frío y distante de Oki, sin olvidar la clase media de Gabi, basada en la competitividad deportiva, donde sólo triunfan los mejores. Tremendos los tres en su interpretación. La amistad actúa como tabla de salvación ante una pendiente abocada a luchar por la supervivencia.

J. G.


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