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CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL
Histórico
 
 
 


SEGUNDAS OPORTUNIDADES
Película " La felicidad nunca viene sola"


J. G.
(Madrid, España)

 La felicidad nunca viene sola
Ficha Técnica Video Entrevista a James Huth, director
Entrevista a Sophie Marceau Entrevista a Gad Elmaleh
La comedia francesa, sea buena o mala, lleva implícita una gen personal que no posee ningún otro cine. Se aleja de las monstruosidades comerciales americanas destinadas a llenar la programación veraniega. James Huth no busca un cine de autor y mucho menos hacerse millonario con “La felicidad nunca viene sola”; sin embargo, nos ofrece un producto de calidad y fácil digestión: se presta al aplauso cómodo en los cines estivales. Nos encontramos frente a una película para andar en babuchas y verla relajado, abiertos a la diversión. Sus escenas están impregnadas de locura imprevisible y deseos románticos. Hablamos de una película que nos deleitará por su ingenio, la comicidad de sus dos protagonistas; la confrontación pacífica entre el París burgués y el bohemio. Charlotte y Sacha forman una pareja enlazada por la atracción y separada por el mundo de donde proceden. La vida que representa Sacha huye del formalismo elegante en el l que se envuelve Charlotte. Su presencia (y necesidad) va educando, sin quererlo, este ambiente de crápula amigable y cercano que representa Sacha.
 
Sophie Marceau como Charlotte Posche y Gad Elmaleh como Sacha Keller  
El amor sonriente
El flechazo es inicial y el paso de la película va construyendo un deseo de convivencia. El futuro habla en presente. Charlotte esconde sus carencias, y necesidades afectivas, en el pasado de otra relación. Es consciente de que el vínculo matrimonial la ha atrapado en una cárcel que la convierte en mantenida. “La felicidad nunca vienesola" significa un choque de relaciones y, como en el mejor de los matrimonios, el lote incluye alguna sorpresa. El título es de lo más explicativo para el espíritu de la película. La familia se presenta como obstáculo para establecer una relación sin problemas; así lo ve Sacha. El desarrollo de los acontecimientos irá acercándole al clima familiar, desterrando la soledad de su esfera vital. La acción brilla por su comicidad, nunca excedida. Se huye del sentimiento planificado para desplazarse contracorriente. Hay una concatenación de descubrimientos hacia el otro, donde no falta el desengaño, la mentira proveniente del exterior y la presión.
Enamorados  
Sophie y su familia
Los recuerdos del matrimonio anterior en la vida de Charlotte no pueden olvidarse. El chantaje surge con la figura de su ex marido; crecido en el papel de antiguo esposo, burgués y triunfador. Charlotte, interpretada por Sophie Marceau, rezuma una juventud erótica de mujer madura que la hace doblemente atractiva. La sinceridad se agradece desde el primer instante en que Sacha y Charlotte se cruzan la mirada. Sí, es un flechazo; un encuentro entre dos mundos tan dispares como compatibles: el bohemio y el burgués. No hay que buscar bajo las piedras en esta comedia hecha para divertir y divertirse. Destacan su frescura, la ambientación francesa, la música (Stevie Wonder) y la faltad de pretensión moral. Es cercana y apacible; bulliciosa y dulce.
Atracción  
La felicidad nunca viene sola

Los protagonistas se sumergen en un idilio juvenil. La interpretación de Sophie Marceau y Gad Elmaleh sobrepasa lo correcto para esta clase de cinta. La trama es un más de lo mismo que sirve como base para un argumento mil veces copiado. “La felicidad nunca viene sola” nos hace ver que el amor es caprichoso y está plagado de segundas oportunidades.

J. G.


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