"CENIZAS EN BLANCO Y NEGRO"
"El artista y la modelo".


La nueva película de Fernando Trueba le convierte en mago del despiste argumental, en manipulador del sentimiento lacrimógeno que sirve para tapar los huecos de una cinta anodina y grisácea. Juega con la conmoción sorpresiva de las emociones; con el sabor amargo provocado por intenciones suicidas envueltas en espiritualidad. La historia bien encarrilada que construye este final, cumple, en la persona de su artístico protagonista, las expectativas de una trayectoria profesional que no quiere verse truncada por la muerte natural, anticipándose a ella con placidez. Es la recompensa de los dioses hacia una inmortalidad plasmada en la obra del artista. Un compositor de imágenes curtido por la vida, hastiado de sus injusticias, niño interior necesitado de ternura cómplice.

El ruido de un disparo eclipsa el vacío circundante; la comunión con una Naturaleza late en silencio; la conexión entre este hombre y la tierra (su olor, su tacto, su fisonomía) representa la tenacidad en busca de su perfección artística. Esta alianza se ve rota con su ortodoxia alfarera. Busca materializar una inspiración que no llega; se empeña en componer -como todo artista- y destrozar -igual que un alquimista buscando su pócima secreta- la imagen que le haga alcanzar la vida eterna. Se estrecha el vínculo entre vida y muerte. El artista representa al desencanto, la comunión con la naturaleza, el anti belicismo y la impotencia masculina. Es portador de una sensibilidad madurada y serena; lástima que el todo fílmico le haya convertido en ceniza andante. "El artista y la modelo" es vacuidad morfológicamente bien estructurada; portentosa y de mística anacoreta. Bajo la sombra de un protagonismo que sabe mantenerse en segundo plano -interesante actitud- Claudia Cardinale regala personalidad pícara y amiga. Las referencias históricas al nazismo se pierden insulsas a través de un personaje introducido para cubrir el expediente ambiental; el blanco y negro de las imágenes palidece ante la mirada paciente del espectador. El tránsito de la vejez universal camina junto a la particularidad de una lozana belleza femenina donde todo es pasajero. El mundo de una belleza juvenil descubre la mirada de un anciano que se no desea morir sin renacer joven a través el arte y la comunicación con su modelo de carne y hueso.

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Texto: Photomusik ©

 
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