ENTREVISTA A CHRISTOPHE OFFENSTEIN
Guionista y director de la película "En solitario".


Pregunta: En solitario es su primera película como director, ¿qué le hizo dar este paso?
Christophe Offenstein: Como director de fotografía, siempre he tenido una relación privilegiada con los actores, y por extraño que pueda parecer, no es la técnica lo que me apasiona del cine, sino los actores, los personajes y la historia que les sirve de marco. Por otro lado, no he dado solo este salto. Pasé dos años escribiendo el guión con mi coguionista y productor, Jean Cottin. En cuanto a François Cluzet, desde No se lo digas a nadie y Pequeñas mentiras sin importancia, él y yo tenemos una gran complicidad, y estaba dispuesto a guiarme en mis primeros pasos como director.

P.: ¿A QUÉ SE DEBE LA ELECCIÓN DE UNA PELÍCULA TAN FÍSICA PARA ESTA PRIMERA EXPERIENCIA COMO REALIZADOR?
C. O.:
Esta elección es un reflejo de mismo, muy acorde con mi visión de la vida y mi forma de ser. He competido mucho, participando por ejemplo en los primeros Paris-Dakar en moto. Cuando pones el alma en una competición, sea cual sea el deporte que practiques, el objetivo es el mismo: la búsqueda de la excelencia y el deseo de alcanzar el límite de tus posibilidades. Esto es lo que he encontrado en el mundo de las regatas oceánicas, y de forma extrema, puesto que los navegantes se encuentran solos frente el vacío absoluto que puede representar el mar.

P.: Rodar en un velero en alta mar debe de ser una experiencia desestabilizadora, tanto en el plano técnico como en el artístico...
C. O.:
Así es, y más teniendo en cuenta que había decidido mantener intacto el barco en el que rodamos. Es un monocasco que participó en la última Vendée Globe, sin modificaciones ni tabiques eliminados: el velero se ha mantenido tal cual, en estado de navegar. Así pues, me vi obligado a realizar un trabajo previo muy duro, y a hacer un guión técnico muy preciso. En cuanto a la filmación, en principio habíamos previsto una vía de travelling y cámaras fijas, pero enseguida me di cuenta de que lo haríamos todo sobre el hombro, aun temiendo que hubiera un movimiento excesivo. De hecho, sucedió al contrario, fue una manera de rectificar los movimientos del barco. Si no, las imágenes habrían sido imposibles de mirar. Rodar sobre el hombro me permitió además estar más cerca de mis actores, evitar planos que habrían contado otra cosa.

P.: Y a pesar de esstos inconvenientes, ¿cómo se consigue contar uina historia intimista y dirigir a los actores?
C. O.: Lo cierto es que era necesario que la aventura humana superara a la odisea deportiva. Y para los actores, conseguir concentrarse en este espacio reducido de 20 metros cuadrados que comparten 18 personas no era nada fácil. Pero en el momento de rodar, todos ocupaban sus posiciones con un respeto total. Se podía oír caer un alfiler. Por otra parte, nunca nos poníamos a rodar sin un acuerdo previo. Fue un esfuerzo conjunto. Si Francis encontraba dificultades, debidas por ejemplo a ciertos movimientos técnicos que debía realizar durante un diálogo, tratábamos de resolverlas. Nunca dejábamos nada al aire, aunque eso requiriera media hora más.


P.: Después de esta aventura poco convencional, ¿va a seguir dirigiendo?
C. O.: De momento voy a descansar un poco después de estos dos años de maratón. Después seguiré trabajando con los directores con los que he colaborado como director de fotografía en varias películas. Por un lado, porque me interesa, y en segundo lugar, porque es una manera de mantener la mente abierta, sin estancarme en mis opiniones y convicciones particulares. Tengo una gran complicidad con ellos y para mí, cada vez, es una aventura diferente.



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Texto: A Contracorriente ©

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