ENTREVISTA A SAMI SEGHIR
Protagonista de la película "En solitario".


Pregunta: ¿Cómo fue elegido para acompañar a François Cluzet en la película?
Samy Seghir: Me presenté a una prueba y un día, recuerdo que fue cuando cumplí 18 años, Christophe Offenstein, el director, me dejó un mensaje muy bonito en el contestador anunciándome que había sido elegido, ¡que ése era mi regalo de cumpleaños!

P.: Cuando supo que el rodaje se realizaría en un velero, en alta mar, ¿qué pensó?
S. S.:
Al principio, tuve bastante miedo. Sobre todo cuando me dijeron que saldríamos por la mañana y que pasaríamos todo el día en el mar. Pero lo que me tranquilizó fue la calidez con la que me recibió todo el equipo. Todos se conocían, y yo tuve la impresión de zarpar en compañía de una gran familia.

P.: ¿Cuáles fueron sus primeras impersiones en el barco?
S. S.:
Yo había navegado en un pequeño catamarán, hace tiempo, en unas vacaciones. ¡Pero esto no tenía nada que ver! Ya de entrada la atmósfera me pareció muy asfixiante: el sonido de las olas golpeando el casco de carbono, las velas moviéndose, el cabeceo, todo esto me impresionó mucho. Pero al mismo tiempo estaban los momentos mágicos, la belleza del paisaje, los peces voladores, incluso vimos delfines durante el rodaje, y me gustó estar en el barco.

P.: ¿Cómo fue conocer a François Cluzet?
S. S.: Sentía mucho respeto. He visto prácticamente todas sus películas, conozco su trabajo, y para mí es un gran caballero. Yo creía que, teniendo edades distintas y seguramente también intereses distintos, pasar dos meses con él en el mar podría ser difícil. Pero, desde que me vio, me hizo sentir a gusto. Se me acercó para hablar, y luego se preocupaba por mí si me mareaba. Siempre ha sido muy atento.


P.: ¿Ha sido difícil interpretar a su personaje en condiciones tan incómodas?
S. S.: Como el adolescente al que interpreto se ha metido en el barco como polizón, nunca acaba de sentirse cómodo. Y el hecho de que yo tampoco me encontraba muy a gusto, sobre todo por los mareos, me ha ayudado bastante a meterme en situación. Además, Christophe Offenstein siempre se mostró muy abierto. Cuando ensayábamos las escenas en tierra firme, me dejaba proponer cosas, y me escuchaba igual que escuchaba a François, que por cierto también me ha ayudado un montón. Me aconsejó que viviera las cosas, que buscara la autenticidad. He aprendido muchísimo con él. Ha sido una de mis experiencias más bonitas en el cine.



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Texto: A Contracorriente ©

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