ENTREVISTA A PIERRE NINEY
Actor de la película "Jacques".


Pregunta: ¿Cuál fue tu primera reacción cuando, recién iniciado el proyecto, recibiste la propuesta de Jérôme Salle?
Pierre Niney: Me sentí muy afortunado de poder leer el guión de una película tan ambiciosa, que aquí no es muy habitual. Una gran película de aventuras, poética, sobre una familia extraordinaria, que también quiere que nos demos cuenta de la belleza y la fragilidad de nuestro planeta.
P.: El rol de Philippe Cousteau está realmente en el centro de la historia de JACQUES. ¿Cuánto sabías sobre él antes de trabajar en el personaje?
P. N.:
¡Que era el hijo del Capitán Cousteau, eso es todo! ¡Tenía mucho que aprender sobre él! Philippe era una persona menos conocida, aunque él codirigió muchos de los documentales con su padre. Fue muy importante en sus aventuras, un miembro muy destacado de la tripulación. Pero Jacques-Yves Cousteau era un líder, un pionero, un `monstruo' del carisma y la energía tan destacado que Philippe, que murió joven, fue olvidado con el tiempo. Éste es también un poco el tema de la película, uno muy interesante, creo.


P.: ¿Cómo aprendiste más sobre él? Por ejemplo, ¿conociste a su mujer, Jan, o a sus hijos?
P. N.:
Hice mucha investigación. Mirando las películas, claro, las que aparecía él y las que él dirigía. Pero también mirando fotos, leyendo entrevistas y hablando con los compañeros de tripulación del Calypso que tuve el placer de conocer. Esos hombres, que eran los amigos de Philippe, también fueron testimonios de su falta de conciencia ante el peligro. Me hablaron de los riesgos locos que tomaba Philippe para conseguir una buena imagen. Esa faceta temeraria de Philippe fue un factor muy importante. Reflejaba su deseo de superar a su padre, yo creo.
P.: Pero la fuente de información más bonita eran sus cartas: una acceso muy privado y privilegiado hacia el mundo de Philippe.
P. N.:
Sólo conseguí el acceso a las cartas gracias al encuentro con su mujer Jan. Jérôme nos puso en contacto y quedamos en Los Ángeles unos meses antes de empezar el rodaje. Ella fue muy amable de contarme mucho sobre su relación con Philippe y sobre su personalidad. Fue de gran ayuda para mi preparación del personaje, abriendo sus documentos para Jérôme y para mí, y dándonos mucha información sobre la vida de Philippe. Esas cartas privadas eran clave para mí. Para entender al hombre, pero también el amor, único y muy fuerte, que ambos vivieron. Cartas enviadas desde el otro lado del mundo entre dos amantes, hablando de sus vidas, sus planes, su familia, el estado del mundo... Totalmente inspiradoras.
P.: La trama de Philippe le da una dimensión muy personal a la película, que casa a la perfección con el espíritu y la trama de aventura paralela. ¿Cuál fue el reto principal del proyecto para tí?
P. N.:
Philippe era capaz de sentir un gran amor, que lo sintió con Jan, y también una gran admiración, que tuvo hacia su padre, pero también era un personaje bastante solitario.
Era muy cercano a la naturaleza y a los animales. Jan me dijo que muchas veces prefería la compañía de los pájaros que la de los hombres. Su consciencia medioambiental venía de la contemplación de la naturaleza, los paisajes, el mar...
El hecho de que contagiara esa concienciación, que en ese tiempo era completamente rara, hacia su padre, fue un elemento decisivo en mi deseo de interpretar a Philippe. Creo que hoy, es de gran importancia seguir diciendo a la gente, recordando una y otra vez que debemos cuidar de nuestro planeta.

P.: Philippe era un explorador, un submarinista, un piloto: ¿Cómo te preparaste físicamente para el papel, en especial, para las escenas bajo el agua? ¿Qué recuerdos tienes de esa parte del rodaje?
P. N.: Jérôme quería que me preparara físicamente: que me ejercitara y que aprendiera también a bucear, por supuesto. Hice un curso de buceo en Marsella con Lambert y Jérôme antes de que empezara el rodaje. Fue un hallazgo increíble para los tres. Un momento importante en el proyecto, creo.
Hay algo muy meditativo en el buceo, impone un ritmo lento, que queda en la mente, supongo. Para Lambert y para mí, fue también la oportunidad para conocernos mejor... bajo el agua. Me encantó que nuestro primer encuentro no fuera sentados en una mesa, trabajando el diálogo y el texto, sino algo mucho más básico e intuitivo, a 20 metros bajo el mar. Ya nos sentíamos en el corazón de la película, en el fondo de la relación entre Jacques y Philippe.
P.: JACQUES te dio la oportunidad de viajar a Croacia, Las Bahamas, Sudáfrica, la Antártida... ¿Cuáles fueron los mejores momentos de esos viajes?
P. N.:
Hubo muchos. Siempre recordaré la escena que rodamos en medio del océano en Sudáfrica. Lambert y yo teníamos un diálogo juntos en la superficie del agua cuando, de pronto, en medio de la escena, una enorme ballena jorobada aparece a unos pocos metros de nosotros. ¡Causó una estupefacción y fascinación a todos! No podía creer lo que veían mis ojos. Nadó a nuestro alrededor, luego una segunda ballena apareció, y las dos nadaron entre nosotros durante una buena media hora. Así que al final continuamos la escena... rodeados de ballenas jorobadas en medio del océano.
Tuvimos muchos momentos como ésos. Buenos momentos pero también algunos de duros... Pienso en la tormenta extrema en la que estuvimos atrapados en la Antártida. Con vientos de 140 km/h. Esquivando icebergs en plena noche...
P.: ¿Alguna vez fuiste un mero espectador de las maravillas que tenías enfrente?
P. N.:
Casi cada día vimos las cosas más increíbles. A veces es imposible no quedarse quieto, de pie, mirando tales paisajes. Una ballena saltando a unos pocos metros del barco, un grupo de delfines curiosos por el rodaje, un iceberg delante de nuestros ojos en medio de la Antártida, buceando con tiburones que se alimentaban a pocos centímetros de nosotros... He visto algunas de las imágenes más increíbles de mi vida gracias a esta película.
P.: Con Lambert Wilson, compartiste momentos muy bonitos en pantalla. Cuéntanos cómo fue trabajar con él y vuestra relación detrás de las pantallas...

P. N.:
Lambert también tiene un vínculo especial con el teatro y, en consecuencia, al texto y a una composición teatral. Tenemos el mismo tipo de cultura, un placer común en la interpretación. Lo que nos ayudó creo, a contar una relación algo compleja entre padre e hijo. Una relación hecha de frustración y admiración mútuas, en la que Philippe siempre intentaba dejar su huella pero su padre era siempre el centro de atención. A veces estaba en total desacuerdo con su padre, pero lo quería. Lambert tiene una elegancia natural y su sensibilidad fue una ventaja también tras las cámaras. Cuando estás viviendo en unas condiciones tan inusuales como aquéllas que vivimos en la Antártida, todos juntos en un barco durante dos semanas con sólo un pequeño equipo de rodaje, literalmente a merced del viento y las mareas, es bueno tener a alguien tan gentil y considerado como Lambert.

P.: Háblanos de Audrey Tautou, que interpreta a tu madre, Simone...
P. N.:
Estaba impresionado por cómo Audrey había construido el papel de Simone. Cuando leí el guión no me había imaginado un papel tan fuerte y conmovedor como el suyo. Ella supo como resaltar las debilidades y los aspectos más tiernos de una madre.

P.: Tu hermano en la película, Jean-Michel, está interpretado por Benjamin Lavernhe, uno de tus amigos más íntimos desde que actuastéis juntos en la Comédie Française. ¿Ayudó este vínculo en el momento de actuar juntos?
P. N.:
Conocí por primera vez a Benjamin en la escuela de interpretación Cours Florent. Me sorprendió de inmediato cómo de inventivo y equilibrado era como actor. Luego estudiamos juntos en el Conservatoire National y le propuse de actuar en mi serie `Casting(s)' del Canal+. Nuestros caminos se juntaron de nuevo en la Comédie Française. Benjamin es un gran amigo y un gran actor. Actuar con él es siempre un placer... y también una vuelta a la infancia porque siempre nos divertimos mucho juntos. Demasiado, quizás. Puedo recordar un par de veces en las que no podíamos parar de reír durante el rodaje.

P.: No es habitual hacer una película tan grande como JACQUES en el cine francés. ¿Qué tipo de director era Jérôme Salle y cómo lideró el proyecto?
P. N.:
Jérôme tenía en mente esta película desde hacía mucho tiempo. Era una historia con la que él estaba muy vinculado y sobre una familia de la que sabía muchas cosas. Jérôme también tenía una idea muy clara de lo que quería hacer a nivel técnico y artístico. A pesar de la concentración necesaria para dirigir una película tan ambiciosa, el resto siempre sentimos que disfrutaba mucho en el set. La pasión contagiosa con la que quería contar la historia de esta épica familia fue un factor realmente motivador para todos.
Por ejemplo, durante un largo tiempo, pensaba que rodaríamos muchas escenas en un estudio, especialmente el viaje a la Antártida, que era muy complicada técnicamente. Pero un día, Jérôme me llamó y dijo: `Pierre, va a ser muy complicado, pero nos vamos a la Antártida...' Luego me contó que era imposible para él contar una historia de aventureros estando encerrado en un estudio. Tenía que desarrollar el film con un método más auténtico, acercarse al tema. ¡Así que fuimos! Y ahora puedo decir que el viaje, así como bucear con tiburones, rodar en parajes naturales... todo nos inspiró enormemente y nos dio estímulos reales para el proyecto.
Jérôme es extremadamente bueno creando atmósferas, capturando imágenes espectaculares, a la vez que dirige los actores con verdadera consideración.

P.: En estos últimos años, has trabajado en proyectos muy diferentes, todos muy ambiciosos. ¿Qué impresión te deja JACQUES? ¿Resulta un punto destacable de tu carrera?
P. N.:
JACQUES siempre será una aventura impresionante a nivel personal. He aprendido mucho. Esos viajes incrementaron mi consciencia acerca de muchas cosas, pero en especial de la inmensa fragilidad de nuestro planeta. Observar los daños en la Antártida es extremadamente alarmante. Philippe es el emisario de este mensaje, pero también expresa esperanza. Es él quién le dice a su padre al final de la película: `No es demasiado tarde'.
Me gustó mucho hacer ese papel y convertirme en el emisario de ese mensaje... el emisario de aquellos hombres que dedicaron su vida entera a mostrarnos, y al final, a proteger, nuestro planeta.

P.: ¿Si te pidiera que eligieras una sola imagen, un único momento de esta aventura, cuál sería?
P. N.
: Nuestro último día de rodaje en la Antártida. Nos marchábamos de Deception Island después de grabar el plano final de la película, dejando atrás una playa cubierta de humo volcánico. Era una imagen muy misteriosa, y era palpable la emoción entre el pequeño grupo que navegábamos con la Zodiac. Era el final de largos meses de rodaje y, probablemente, la última vez que veríamos nunca esa vista magnífica.


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