ENTREVISTA A AUDREY TAUTOU
Actriz de la película "Jacques".


Pregunta: La auténtica revelación del film, incluso para aquéllos que conocen un poco la vida de Cousteau, es tu personaje Simone...
Audrey Taotou: Absolutamente, y me dí cuenta, cuando estaba preparándome para el papel. Incluso los verdaderos fans de Cousteau no conocían prácticamente nada de esa mujer, aunque ella había sido la verdadera capitana del Calypso durante casi 40 años.

P.: ¿Cómo fue investigar un personaje así?
A. T.: Tengo que admitir que tampoco sabía nada sobre ella y la fuí conociendo a medida que leía documentación sobre su vida. No había mucho para profundizar... Sólo encontré una entrevista, por ejemplo, para `Le Grand Echiquier'. Simone Cousteau se mantuvo fuera de los focos: no le gustaba ser grabada. Por otro lado, habían bastantes fotos de ella, que me sirvieron de mucho, así como una biografía muy detallada, que era una mina de información. También conocí a dos de sus compañeros del Calypso, dos hombres que trabajaron con el matrimonio Cousteau durante muchos años: François Sarano, buzo y oceanógrafo, y Roberto Rinaldi, un cámara submarino. Dos personas encantadoras que nos contaron anécdotas increíbles... Cuando los escuchas, puedes notar lo unidos que estaban a Simone y cómo de importante había sido ella para la tripulación...

P.: Ahora que has interpretado el papel de Simone Cousteau y la conoces mejor, ¿qué nos podrías contar sobre ella?

A. D.:
Diría que no fue una mujer convencional. Simone quiso una vida independiente, ¡era muy diferente de los estereotipos de la época! Ella fue una verdadera aventurera y marinera... Creo que es la mujer que más ha navegado en el mundo: pasó 40 años en un barco. Creo que su vida fue increíble, completamente atípica. Sé, porque lo descubrí y la gente hablaba de ello, que ella tenía una personalidad muy fuerte, con un humor sarcástico, ¡no muy diferente a mí, de hecho! También era los ojos de Cousteau a bordo, cuando él estaba fuera, viajando por el mundo para promocionar sus documentales o buscar financiación para su próxima aventura.
P.: Y sabemos que durante esas ausencias, Jacques-Yves Cousteau tuvo unos cuantos affairs con otras mujeres. ¿Cómo explicamos el hecho que Simone, muy probablemente conocedora de esto, siguió con él, pese a todo?
A. T.:
Creo que el Calypso era toda su vida... Incluso escribió una carta dirigida al barco, diciendo que el día en que el barco parara de navegar, ella seguiría viviendo pero sería como si hubiera muerto por dentro... También creo que Simone realmente amó a Cousteau y lo continuó queriendo, aunque intuía, o probablemente sabía, que él llevaba una doble vida. Pero su vida a bordo con sus marineros (sus `tíos' como ella los llamaba), la ayudaron a convivir con todo, en especial con las ausencias e infidelidades de su marido. Pero eso no evitó que se sintiera muy herida por ello...

P.: Simone Cousteau fue también madre y vemos en la película que sus dos hijos son tratados de una forma distante, en el principio: arrastrados a viajar por el mundo con sus padres y mandados a un internado...
A. T.: Probablemente esto está relacionado con cómo los padres de Simone la trataron a ella. No pasaban mucho tiempo con su hija; por ejemplo, la enviaron a un internado de Japón donde pasó parte de su infancia. Así que no tuvo una figura maternal fuerte sobre la que construirse a sí misma, especialmente siendo su madre una `socialité', algo que Simone siempre había rechazado ser, porque lo encontraba demasiado superficial... Su relación con sus hijos Philippe y Jean-Michel fue bastante distinta, pero igual de torpe, diría yo, y al final resultó parecerse a lo que la misma Simone había vivido. Ella no se conformó con los códigos parentales de la época, que decían que una madre tenía que dedicarse totalmente a sus hijos...
P.: Ella tenía un carácter fuerte, el tipo de carácter que te piden interpretar a menudo: estoy pensando en Amélie Poulain, Coco Chanel, o incluso Mathilde en `Largo domingo de noviazgo'...
A. T.: Todas estas mujeres tienen algo en común: no quieren seguir el camino que se les ha impuesto previamente. Son independientes y quieren construir una vida que se parezca a cómo son. No recuerdo haber interpretado a mujeres débiles o sumisas. ¡Creo que nadie me ha ofrecido nunca este tipo de personajes!

P.: Jérôme pensó en ti para el papel de Simone muy pronto. ¿Cómo fue trabajar con él en una película tan épica como JACQUES?
A. T.:
Estuvo muy bien. Necesitas un verdadero capitán para gestionar una expedición como ésta y Jérôme tiene todas esas cualidades. Nos conocimos justo al principio del proyecto. Me habló de Simone, sobre su carácter, y me explicó desde qué ángulo quería contar la película. Jérôme es muy sensible a las relaciones humanas, pero también tiene la fuerza de carácter necesaria para embarcarse en una aventura de este calibre. Lo rodamos prácticamente todo en exteriores, en condiciones que a veces eran complicadas. Pero a pesar de las dificultades, nunca hizo concesiones o se desanimó.

P.: Hablemos de tu marido en la película, Lambert Wilson, que interpreta a Cousteau...
A. T.:
Nos conocimos por primera vez cuando hicimos `En la boca no' de Alain Resnais, pero no le conocí en profundidad hasta que pasamos 5 meses juntos rodando JACQUES. ¡Y no me decepcionó! En primer lugar, Lambert es un actor brillante y creo que, cuantas más películas hace, mejores son sus interpretaciones. A nivel personal es muy sensible, considerado, amable y tremendamente divertido. Fue un encuentro muy importante: él me gusta mucho, de hecho...

P.: Durante el rodaje él tuvo que seguir una dieta física muy estricta para interpretar a su personaje. ¿Ésto afectó de alguna manera a vuestra complicidad, muy necesaria para interpretar a una pareja en la película?
A. T.:
No, para nada, cuando digo que este hombre es increíble, también lo digo en este sentido. Lambert tuvo que seguir una dieta tremenda, horas de preparación y maquillaje: él cargaba con la película sobre sus hombros y aún así permaneció muy amable todo el tiempo. Nos llevamos muy bien desde el principio.

P.: Dinos algunas palabras de tus dos hijos en la ficción: Pierre Niney que encarna a Philippe y Benjamin Lavernhe, que encarna a Jean-Michel...
A. T.:
¡Me sentí muy afortunado de ser su madre en la ficción! Ellos son algunos de los actores jóvenes con más talento del país. Son inteligentes, talentosos, e inspiradores y son muy divertidos también... ¡A parte de estos cumplidos totalmente sinceros, no sé qué más decir de Pierre y Benjamin! Fueron maravillosos y fue una experiencia excepcional para todos nosotros.

P.: Fuiste a Croacia, la Antártida, Sudáfrica, Las Bahamas... ¿Qué impresiones te dejó hacer esta película?
A. T.:
Para mí, hacer JACQUES fue como un sueño hecho realidad. Ya desde el principio, le dije a Jérôme que haría la película, ¡con la condición de que yo también me fuera a la Antártida! Siempre había querido ir hacia allí y para mí, sin duda, era algo que no me podía perder. La película entera fue como un largo viaje: pasar días justo en medio del océano encajaba conmigo perfectamente. De nuevo, ésta es una de las cosas que tengo en común con Simone: estar a bordo de un barco es donde me siento más feliz, y siempre ha sido así ¡desde que era una niña! Tenía un profesor que me introdujo en la navegación y me encantó al momento. Es una pasión que nunca me ha dejado, incluso aunque no tenga la oportunidad de navegar tan a menudo cómo me gustaría... Navegar en un barco es como una segunda vida para mí.

P.: Tu ya has trabajado en películas ambiciosas, grandes producciones. Estoy pensando en los films de Jean-Pierre Jeunet o en `El Código da Vinci' de Ron Howard, por ejemplo. ¿Cómo las compararías con JACQUES?
A. T.:
Creo que fue una aventura increíble. Viajamos por todo el mundo en un barco, pudimos ver una fauna maravillosa, adaptándonos cada vez a nuevas condiciones, mientras contábamos una historia sobre una família y sobre el amor. Esta película nos permitió ver de primera mano toda la belleza del mundo y los peligros que lo amenazan... No soy una especialista ambiental, pero me siento consciente de todo esto ahora. Conocer a los miembros de la tripulación de Cousteau, que lo adoptaron como misión de vida, hizo que fuera aún más consciente de estas cuestiones ambientales.


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