Pregunta: REGRESO A MONTAUK es su primera película con Volker Schlöndorff, ¿cómo ocurrió?
Nina Hoss: Trabajé con Ulrich Matthes, que había rodado a menudo con Volker. Este fue el punto de unión, pero
jamás habíamos hablado antes, hasta que nos conocimos en 2012 durante los Premios del Cine Europeo en Malta. Después, Volker vino a verme al teatro Schaubühne de
Berlín y una noche me preguntó si podía mandarme un guion. Vaya pregunta... Y desde el primer momento me pareció increíble. Hacía mucho que nadie me mandaba algo
así. REGRESO A MONTAUK es una mezcla perfectamente dosificada de melancolía y de humor lacónico que me gustó mucho. REGRESO A
MONTAUK me sonaba más bien como una despedida definitiva, un adiós a una forma de hablar y de pensar, una reflexión en torno a la vida, casi un adiós
al humanismo, pero carente de nostalgia.
P.: Stellan Skarsgård cree que jamás ha tenido un papel con tanto texto como en esta película.
N. H.: Sí, es verdad. Por eso me sorprendió el guion. Solo había conocido personajes con tanto diálogo en el teatro, y eso me atrajo.
¿Cómo conseguir que no fuera teatral? Me parece un regalo maravilloso que un personaje tenga tanto que decir y la libertad de hacerlo. Estaba impaciente por empezar
a trabajar.
P.: ¿Qué opinión le merece Rebecca, su personaje?
N. H.: Es complicada, pero la veo claramente. Si no
fuera así, no habría podido encarnarla. Pero prefiero no decir mucho, es muy misteriosa y es fácil proyectarse en ella. La historia se cuenta desde el punto de
vista del autor. Al principio, Rebecca es lo que Max ve. Puede decirse que aparenta ser una mujer que controla su vida. Gana mucho dinero y le ha ido muy bien como
alemana del Este trasladada a Nueva York. Pero no sabemos por qué Rebecca no quiere volver a Alemania, hay zonas oscuras. El propio espectador debe reunir los
elementos dispersos para entender quién es esa mujer. Primero la vemos a través de la mirada de Max, pero acaba escapándose de la proyección del hombre, lo que me
parece maravilloso. De pronto se vuelve autónoma. Saberlo desde el comienzo mientras interpretaba a otra mujer me apasionó. Lo que también me atrajo es que Max se
cree responsable de la desgracia de esta mujer, algo muy presuntuoso por su parte, y ella no se corta a la hora de hacérselo saber.
P.: ¿Por qué le da una nueva oportunidad a Max?
N. H.: Porque sabe que no todo ha terminado. Acabó mal en la época y quiere saber si la llama puede reavivarse. ¿Es posible perdonar al cabo de 17
años y volver a empezar donde se dejó entonces? Reencuentra emociones que creía perdidas y entra en el juego porque le apetece. Las emociones no desaparecen por
estar triste o porque el destino ha sido duro. Rebecca se siente cómoda con Max, se conocen, conocen sus cuerpos, se sienten protegidos.
P.: ¿Cómo fue trabajar con Stellan Skarsgård?
N. H.: Sumamente agradable y muy especial. Con él es posible probar cosas diferentes sabiendo que te seguirá si vas en otra dirección. Lo llamo "bailar el
swing juntos". Es genial. Como un baile.
P.: ¿Qué puede decirnos del realizador, de Volker Schlöndorff?
N. H.: Me encantan sus películas. No diré que no lo esperaba de él, pero incluso así me quedé estupefacta ante tanta energía, modernidad, entusiasmo, amor
por el trabajo y las personas que colaboran con él, y la velocidad... La energía que Volker aporta a la película fue motivo de mucha alegría. También me impresionó
la forma en que Volker y el maravilloso director de fotografía Jérôme Alméras, al que no conocía, trabajabab con tanta sincronía. Ambos saben lo que buscan y lo que
quieren. No necesitan nada más. No es muy agradable para un actor hacer cien variaciones de la misma toma y nunca saber cuál se seleccionará al final. Es obvio que
toda película adopta su forma definitiva en la sala de montaje, y REGRESO A MONTAUK no es una excepción. Pero en este caso disfruté mucho
con el rodaje y la elaboración de las escenas. Volker Schlöndorff es un realizador sumamente atento, tan pendiente de los actores que una casi se siente mimada.
Además, con él es posible reírse de muchas cosas.