Pregunta: Decidió hacer esta película cuando se enteró de que algunas familias seguían cobrando la pensión de sus
padres después de que estos fallecieran. ¿Tenía la intención de describir a una familia desde una perspectiva diferente si la comparamos a sus anteriores películas?
Hirokazu Koreeda: Lo primero que me vino a la mente fue la frase: "Solo nos unían los delitos". En Japón se
castiga con gran severidad el cobro fraudulento de una pensión, o a los padres que enseñan a sus hijos a robar en tiendas. Me parece bien que se castiguen esos
delitos, pero no entiendo que la gente dé tanta importancia a infracciones menores cuando se cometen delitos muchísimo más graves que no se condenan. Después del
terremoto de 2011, empecé a sentirme incómodo con la constante repetición de que los lazos familiares son importantes. Pensé que sería interesante explorar a una
familia unida por otra cosa, el delito en este caso.
P.: El vínculo que les une es el tema central al que se añaden más elementos. ¿Puede hablarnos
de eso?
H. K.: Empecé a pensar en los acontecimientos de la historia y en qué elementos podían examinarse en profundidad una vez hecho el
reparto. Eso explica el hecho de que la película incluya los diversos temas sobre los que he reflexionado y que he explorado en los últimos diez años. Es la
historia de un hombre que quiere ser padre y también la de un niño que deja atrás la infancia.
P.: Se trata de una familia con muy pocos recursos que nos recuerda a Nadie sabe. ¿Qué puede decirnos del parecido entre esa película y UN
ASUNTO DE FAMILIA?
H. K.: Es posible que UN ASUNTO DE
FAMILIA se parezca a Nadie sabe porque también explora a esas familias "castigadas" que aparecen regularmente en las noticias locales. No era mi
intención limitarme a describir a una familia pobre, ni siquiera a los estratos sociales más bajos. Me gusta pensar que la familia acabó reuniéndose en esa casa
para no desintegrarse. Quería iluminar a una familia así desde otra perspectiva.
P .: Las escenas en que vemos separarse a la familia son desgarradoras. Hacía tiempo que no demostraba tan claramente su oposición a la injusticia social.
H. K.: Es verdad, quizá no me había pasado desde Nadie sabe. Puedo afirmar que la emoción principal que sentía, mientras hacía la
película, era la ira. Desde StillWalking/Caminando me he esforzado en escarbar cada vez más profundamente en temas muy personales de los personajes. Pero
una vez acabada Después de la tormenta, decidí poner fin a esta búsqueda, tener una perspectiva muy reducida de la sociedad, una visión realmente
minimalista. Casi podría decirse que he vuelto a mi punto de partida.
P.: ¿Qué le empujó a querer trabajar con el director de fotografía Ryuto Kondo y el compositor HaruomiHosono?
H. K.: Siempre había querido trabajar con el Sr. Kondo porque está entre los mejores directores de fotografía de la industria
cinematográfica japonesa actual. Además, tiene una perspectiva muy parecida a la de un realizador, es capaz de interpretar la historia y los
personajes. Me pareció el equilibrio perfecto
que me permitía dedicarme más a la dirección de actores sin tener que estar tan pendiente de la iluminación y de la fotografía.
Antes de empezar a rodar, pensé que esta película era una especie de fábula y busqué formas para que la realidad fuera más p
ética. Aunque la historia es realista, quería describir la poesía de los seres humanos. Me di cuenta de que la fotografía y la música se
acercaban mucho a la visión que tenía de la historia. Soy un admirador de las partituras del Sr. Hosono desde hace tiempo y siempre había buscado la
oportunidad de trabajar con él. En esta película, suúsica ha sabido captar el lado fantástico de la historia.