ENTREVISTA A ROY ANDERSSON
Director de la película "Sobre lo Infinito".


Pregunta: Algunos temas de SOBRE EL INFINITO están presentes en otras películas suyas, como el optimismo que representa la juventud, y también la guerra, la desesperación, la ausencia de Dios. En esta muestra a un pastor que ya no cree en Dios. ¿Diría que siempre hay un equilibrio entre la esperanza y la desesperación?
Roy Andersson: El tema principal de mi filmografía es la vulnerabilidad de los seres humanos. Al mismo tiempo, me parece esperanzador crear algo que muestre nuestra vulnerabilidad. Si uno es consciente de la vulnerabilidad de la existencia, le será posible respetar y cuidar lo que tiene. He querido enfatizar la belleza de la existencia, de estar vivo. Pero para conseguirlo hace falta contrastarla, hay que enseñar la peor cara, la crueldad de la existencia.
Si nos fijamos en el arte, nos daremos cuenta de que un gran número de cuadros son trágicos. Sin embargo, incluso describiendo escenas crueles y tristes, el artista cambia, de algún modo, la energía y crea esperanza.


P.: Siempre se inspira en cuadros para sus películas, ¿cuáles han sido en esta ocasión?
R. A.: Me interesan los pintores del movimiento "Neue Sachlichkeit" (Nueva objetividad) por la fuerza que emana de sus cuadros. Me parecen de una nitidez y un detalle extraordinarios: todo está perfectamente enfocado, claro, se distingue. Esta nitidez no existe en el cine, el fondo debe estar desenfocado. Por eso me inspiran estos cuadros para mis escenas, porque todo está enfocado, incluso los momentos más grotescos de la vida.
Reconozco que siento celos de los pintores porque el cine no tiene la misma cualidad que los cuadros. Quiero que las películas sean tan ricas como algunas obras pictóricas.

P.: ¿Hubo un cuadro en concreto que le inspiró para esta película?
R. A.: Me gusta mucho "Retrato de la periodista Sylvia von Harden", de Otto Dix.

P.: El movimiento "Nueva objetividad" nació en los años veinte, antes del apocalipsis. ¿Cree que SOBRE LO INFINITO también transcurre antes de un apocalipsis?
R. A.: Espero que no. Sería muy pesimista por mi parte creer que vivimos un momento así. Dudo mucho que Otto Dix pensara que se cristalizaría el apocalipsis, pero nos advirtió de que era posible. Todos sus cuadros son advertencias. También ocurre con los clásicos; retratan la vida, pero también nos recuerdan su brevedad: "Recordemos que la vida no es eterna. Demos las gracias por el tiempo que nos queda".

P.: También ha dicho que se siente influenciado por la arquitectura, que muchos elementos estéticos de su cine se inspiran en el movimiento funcionalista sueco de los cincuenta. ¿Qué conexión existe entre SOBRE LO INFINITO y el funcionalismo?
R. A.:
Mi ambición era mostrar la existencia en todos sus aspectos, y eso incluye el funcionalismo, el modernismo, el estalinismo. Es una mezcla de diversas ambiciones para crear viviendas, sociedades. Mi intención no es elaborar un estilo puro, sino mostrar nuestra época, y el funcionalismo fue muy popular y se usó mucho en Suecia.


P.: Ha dicho que el personaje de Sherezade, de "Las mil y una noches", le inspiró la voz en off de la película. ¿Por eso escogió a una mujer?
R. A.:
Sí, así fue, pero no lo decidí inmediatamente. Primero probé con un hombre. Incluso con mi voz. Pero al final me pareció más interesante usar una voz de mujer. Es como un hada, muy inteligente, eterna incluso. Es la primera vez que utilizo una voz en off, es algo nuevo para mí. También me influyó la voz en off de Hiroshima mon amour. En algunas escenas, el personaje principal describe lo que el público está viendo en la pantalla. Me gustó muchísimo.


P.: Sus películas siempre incluyen escenas históricas, ¿por qué son tan importantes para usted?
R. A.:
Siempre me ha interesado la historia. En la universidad estudié Historia de la Literatura, de la Filosofía y Lenguas Nórdicas. Me interesaban especialmente las dos guerras mundiales. De adolescente me fascinaban las fotos de la I Guerra Mundial.


P.: En esta película vemos a los perdedores de la guerra, ¿por qué?
R. A.:
Sí, porque los ganadores no son interesantes. Porque todos somos perdedores en cierto sentido. Es importante reconocer que, al fin y al cabo, nadie es un ganador. No soy una persona pesimista, pero no cabe duda de que no hay esperanza. La vida es una tragedia, y no soy el primero en decirlo.


P.: He pensado en el orgullo desmesurado, representado por Carlos XII o Hitler en su cine.
R. A.:
Sí, hay momentos en la vida, sobre todo cuando se es joven, en los que se experimenta ese orgullo desmesurado. Uno cree ser invulnerable, que siempre ganará. Es muy habitual en personas jóvenes y fuertes. Lo viví en propia carne cuando tenía 25 años y acababa de rodar Una historia sueca de amor. Fue mi momento de arrogancia, cuando creí que siempre ganaría, que nunca perdería; bastaba con luchar para conseguirlo.

P.: Quería preguntarle por la juventud en su cine, ¿qué representa para usted?
R. A.:
La mayoría de las veces es maravillosa. Me gusta mucho observar a los niños porque están llenos de ideas, esperanza y vitalidad; es maravilloso contemplarlos. Mientras se es joven, se tiene esperanza, pero se va perdiendo a medida que se envejece. Por ejemplo, me gusta mucho la escena en que el padre y la hija andan bajo la lluvia, camino de una fiesta de cumpleaños. El padre abandona el paraguas para atarle el cordón del zapato; lo hace con total generosidad y me gusta verlo. Luego está la escena de las jóvenes bailando. Me parece encantador ser testigo de la vitalidad de la juventud. Se sienten felices solo por existir, les gusta bailar y bailan. Su energía es contagiosa.

P.: Tiene un sentido del humor muy particular, ¿qué le divierte?
R. A.:
:Me parece que la verdad es muy divertida a menudo. Cuando empecé como cineasta, me inspiraron Milos Forman, Jiri Menzel y otros directores checos. Eran capaces de mostrar la vida con mucho humor. Describían a personas un poco perdidas; no me refiero a perdedores, solo un poco perdidas. Me gustaban mucho esas películas y su humor, salpicadas de pequeñas historias muy graciosas. Muchos cineastas intentan crear ese humor cotidiano, pero es fácil equivocarse. Yo también me equivoco mucho, pero no me rindo.

P.: ¿Rodó toda la película en su estudio?
R. A.:
Sí, excepto un exterior, la escena con el ejército alemán, que se rodó en Noruega.

P.: Desde un punto de vista técnico, ¿qué escenas fueron las más complicadas?
R. A.:
La escena de la pareja voladora. Se tardó mucho en realizar la maqueta de la ciudad de Colonia. La escala es de 1/200. Por ejemplo, la catedral mide medio metro. Toda la ciudad es una enorme maqueta a escala. Fue necesario un mes para construirla.

P.: ¿Qué significa esta escena para usted?
R. A.:
Es un terrible recuerdo de la Historia: una ciudad maravillosa fue bombardeada y destruida. He querido mostrar que la vida sigue adelante. El amor, la ternura, la sensualidad no han desaparecido, están aquí. Me pareció importante mostrar estos aspectos de la vida encima de una ciudad arrasada.

P.: A pesar de las escenas históricas, sus películas comunican una sensación de atemporalidad que tiene mucho que ver con el título.
R. A.:
Sí, quería incluir escenas cercanas a la atemporalidad aunque transcurran en septiembre o haya nieve. Incluso una escena histórica puede parecer atemporal. Y aquí volvemos a la pintura. Un cuadro pintado hace 200 años sigue hablándonos, lo que sugiere que los seres humanos no cambiamos mucho en el tiempo.
El "infinito" del título no tiene nada que ver con el espacio interminable ni tampoco con la ciencia. En esta película, el infinito se refiere al infinito en las señales de la existencia, del ser humano.


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Texto: Philippe Bober ©
 

 
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