ENTREVISTA A VADIM PERELMAN
Director de la película "El profesor de persa".


Pregunta: ¿Qué te llevó hasta esta historia? ¿Cómo la descubriste?
Vadim Perelman: La primera vez que oí hablar de El profesor de persa fue al productor Timur Bekmambetov, mientras me enseñaba sus futuros proyectos. Me enamoré inmediatamente de ese en concreto. Me impresionó y me inspiró. Enseguida me di cuenta del potencial de la historia y del efecto que podría tener sobre el público, y pensé: «Este proyecto es magnífico. ¡Tengo que participar!».

P.: ¿Está basada en una historia real?
V. P.: La película se basa en un breve relato escrito por Wolfgang Kohlhaase, llamado Invención de un lenguaje. Dicho esto, hay miles de historias similares de gente que sobrevivió gracias al ingenio y la astucia. Me gusta pensar que El profesor de persa es una recopilación de todas ellas.De hecho, un amigo de Wolfgang Kohlhaase le contó, años después de la guerra, una historia parecida, aunque solo en ciertas partes. Los detalles de la adaptación de Kohlhaase eran totalmente distintos. Hay historias que solo se parecen en una cosa: son abrumadoras. En este caso, porque los protagonistas necesitaron coraje, suerte, astucia y la ayuda de otras personas para escapar de la implacable amenaza de los fascistas alemanes y sus simpatizantes.

P.: ¿Qué nivel de realismo querías que alcanzara la película y qué tipo de investigación requirió? Por ejemplo, ¿cómo recreaste los campos?
V. P.: Quería que la película fuese muy realista. Por eso, llevamos a cabo una investigación exhaustiva para saber cómo eran los campos de tránsito, cuánto tiempo pasaban allí los presos... Nos inspiramos en un campo llamado Natzweiler Struthof, situado entre Francia y Alemania, al noreste de Francia. También añadimos una selección de elementos de otros campos. Por ejemplo, las puertas principales de la película son de Buchenwald. Recreamos nuestro campo de tránsito basándonos en fotografías y en metraje de vídeos que encontramos. Intentamos que fuera lo más riguroso y auténtico posible.

P.: ¿Qué te hizo elegir a Lars Eidinger y a Nahuel Pérez Biscayart para los papeles protagonistas? Sobre todo a Nahuel, cuyo papel es totalmente distinto a otros anteriores.
V. P.: Ambos, Lars y Nahuel, son actores excepcionales. Tenían experiencia en otras películas. Eran maravillosos y perfectos para el papel. Eran la opción principal desde el principio. No concebía a nadie más interpretando a Koch y Gilles. Y si lo pienso ahora, menos: es imposible. Lars y Nahuel se metieron en sus personajes, los encarnaron. Me alegra que Nahuel aceptara el papel. ¡El cambio siempre es bueno! Confiaba en él, aunque nunca hubiese hecho nada así.

P.: ¿Cómo se prepararon los actores para interpretar a los personajes? Por ejemplo, ¿Nahuel hablaba alemán?
V. P.:
Sí, claro, tuvieron que prepararse mucho para la película. Lars Eidinger y Alexander Beyer (que interpreta al coronel) sabían mucho sobre la historia de los campos de concentración. Nahuel habla alemán, italiano, español y francés, lo que nos facilitó el trabajo, ya que su personaje era bilingüe. La lengua materna de Nahuel es el español porque es argentino. Era increíble: la forma en que se quedaba con la lengua y la pronunciación era de otro mundo. Se le d aba muy bien el alemán, mis amigos y compañeros alemanes estaban impresionados. Se podría decir que tiene un don para los idiomas.Contamos con la ayuda de un a sesor histórico, Jörg Müllner, que estuvo muy pendiente de que los actores alemanes actuaran y se comportaran como lo hacían los nazis.


P.: Un tema importante de la película es la memoria, sobre todo en la primera y en la última escena: memorizar un idioma, y el papel del lenguaje en la memoria, especialmente por la destrucción de pruebas antes de que acabara la guerra. ¿Puedes hablarnos del tema?
V. P.:
Tienes razón. La memoria es uno de los temas clave de la película, junto con la inventiva. Creo que la astucia humana y el instinto de supervivencia humano es fascinante. Esto se refleja en el guion. La historia da un giro inesperado cuando, al transformar los nombres de los prisioneros en un idioma, Gilles los inmortaliza. Muchas personas desaparecieron por la guerra y siguen siendo anónimos porque los nazis quemaron todos los archivos y los registros.


P.: La película también trata la relación entre el idioma y la migración. Tú tuviste que aprender inglés antes de emigrar a Canadá. ¿Qué supuso para ti aprender esa lengua nueva y por qué es importante para la historia?
V. P.:
Podríamos decir que la película solo trata la migración en el caso del capitán Koch, ya que su gran sueño es marcharse a Irán y abrir un restaurante alemán. Se da cuenta de que necesita aprender el idioma nacional para sobrevivir y ser independiente en ese país. Tiene que encajar y adaptarse, pero, además, tiene que perder el acento.


P.: La película retrata una relación compleja e incómoda, basada en intereses mutuos, pero que a veces va más allá: ¿qué quisiste mostrar con esto?
V. P.:
Creo que quería mostrar que todos somos humanos capaces de amar, pero también de hacer cosas horribles como esos crímenes de odio. No existe nadie totalmente bueno ni totalmente malo. Todos estamos en un punto medio. Intento ver a mis personajes desde diferentes perspectivas y conocer sus luces y sus sombras. Quería mostrar la evolución de Koch: aprende comunicar, en un farsi inventado, cosas que jamás podría decir en alemán, que son tabú. No es coincidencia que, cuando Gilles le pregunta: «¿Quién eres?» en pseudofarsi, este no responda: «El capitán Koch», sino: «Klaus Koch». Me fascinó representar el crecimiento de una persona, su humanización y hacerlo capaz de alcanzar y mostrar, con su nuevo idioma, partes de sí mismo que tenía que ocultar en alemán.


P.: Has conseguido que el espectador empatice con todos los personajes de la película, y sobre todo, con el oficial que quiere aprender persa. ¿Cómo lo has logrado? ¿Es algo importante para ti?
V. P.:
Por supuesto, muy importante. Intento hacerlo en todas mis películas. Trato de crear personajes dignos de empatía. ¿Que cómo lo he conseguido? Creo que humanizándolos. Hay películas en las que los nazis parecen robots, unos personajes unidimensionales malvados, espantosos y autómatas, que solo gritan y corren. No debemos olvidar que también eran personas. Eran amados y sentían celos y miedo. Eran humanos, lo que, en cierto modo, hace que sus actos sean aún más horribles.

P.: Se han hecho muchas películas sobre la Segunda Guerra Mundial. ¿Te has inspirado en alguna película o en algún director? ¿Cómo intentaste diferenciar esta película de otras sobre esa época?
V. P.:
La verdad es que no me he inspirado en ninguna película ni en ningún director. Es una historia única, que se adaptó en un guion también único y que yo he tenido la suerte de poder plasmar en una película única.

P.: Al ver la película, nos viene a la mente el libro de Victor Klemperer, La lengua del Tercer Reich. ¿Sirvió el discurso político contemporáneo como inspiración para la historia?
V. P.:
No, para nada. De hecho, no conocía el libro hasta que leí esta pregunta, y me ha encantado, así que gracias por lrecomendación.


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Texto: Avalon ©
 

 
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