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LA BRUTALIDAD CRIMINAL REPETIDA MIL VECES
Película Scream VI


J. G.
(Madrid, España)

Scream VI
Ficha Técnica Video    
La sexta parte de un protagonismo facial que pretende asustar no dice nada nuevo. En Amor al primer mordisco, el conde Drácula viaja de Transilvania a Nueva York tras ser desahuciado de su castillo por la burocracia. Con la entrega nueva de Scream, Ghostfather cambia el Woodsboro soleado por el callejero neoyorquino noctívago. Los gatos oscuros pasean entre la espesura nocturna que deja entrever algún taxi fantasma y sombras transformadas en amistades peligrosa. La panda de personajes que ambienta los planos entrecortados por el cuchillo sin rostro humano aporta una intención grupal movida por el miedo al desconocido. La inseguridad de tebeo se engloba en un paquete de violencia rajadora. Los asesinatos no sobresaltan porque se esperan desde el comienzo, su ejecución tampoco sorprende en metodología ni momento. La sospecha de que un culpable anda suelto no exime a nadie del delito mientras lo inesperado causa pavor. La redada para darle caza es una trampa mortal. El juego de llamadas y persecuciones, donde la sospecha no salva a nadie, se repite. El ritmo acelera sus pisadas con giros de guion que pronto caen en la vulgaridad degolladora como final infeliz. Y esa bocaza abierta en un rictus de oquedad fálica saborea el tamaño de sus carnicerías, es una bocanada muda de aburrimiento explícito.
 
El museo de los horrores convertido en santuario fetichista  
La voz del actor Roger L. Jackson da vida a Ghostfather

El afán por la cuchillada rápida alimenta su protagonismo sin más intención que engordar el gusto masacrador. El verdugo se esconde tras una careta familiar que hace latir el corazón de quien espera su continuidad percibiendo el crimen como una obra maestra de actor y director. Los cineastas que han seguido a Byron Quisenberry, desde que abrió la brecha gritona en 1981, no han cambiado nada del patrón ¿terrorifico? La palabra va en interrogación ya que, a estas alturas del cuento, cabe preguntarse ¿por qué atrapan cuando lo único que levantan es un dolor de cabeza monstruoso? El asesino deja de pertenecer a la élite del misterio elegante para moverse de puntillas por la pantalla, borracho de comicidad. Ese juego de saltamontes aterrador se profesionaliza en la escabullida, se rinde ante un ejercicio de nudismo egocéntrico que se asegura su continuidad.

El detective Bailey (Dermot Mulroney) junto a Kirby Reed (Hayden Panettiere)  
Mindy Meeks-Martin (Jasmin Savoy Brown), cinéfila entendida del género terrorífico

Las escenas con ambiente carnavalesco en el metro de la Gran Manzana quizás sean lo más atractivo de esta risa fosilizada. Los momentos de ahora me ves, ahora no juegan al escondite infantil. La crítica que Scream VI hace de la industria cinematográfica pone el énfasis en el mundo de la franquicia audiovisual como si se tratara de otro episodio Scary Movie. La autocrítica es un chiste fácil, el factor nostalgia: un elemento cruel de esta saga botulímica, como ha ocurrido con Vienes 13 o Halloween. Las ideas convertidas en filón comercial son momias atractivas sólo para la arqueología de mercadillo. Quien diga que viendo esta idea repetitiva se ha divertido es sospechoso de sintonía homicida, ¿un discípulo de Billy Loomis, por el método rápido?

J. G.


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