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REPETICIÓN INTERMINABLE DE UNA HISTORIA CONOCIDA
Película Los tres mosqueteros: D'Artagnan
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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La novela de capa y espada que Alejandro Dumas publicó como folletines en 1844 no ha pasado de moda. Se ha convertido en tema recursivo para el cine que parece buscar un aposento generacional al esgrimista gascón. Algo de inteligencia existe en la entrega más reciente, donde a los tres más uno se les cubre con un vestuario actualizado. La grandeza del siglo XVII tira de decorado histórico haciendo de lo arquitectónico una exhibición del patrimonio cultural francés. Poco más tiene de interesante un largometraje que se nutre de la continuidad sobre el relato conocido. El espadachín que aspira servir a Luis XIII de Francia cae en la trampa de una presentación agreste refrescada por una nocturnidad lluviosa despistada. El ambiente misterioso resucita de su confusión zanjada a trabucazo limpio. El renacimiento de un muerto con alma de zombi resacoso colma una catarata de vaguedades intrépidas tan necesarias como inaceptables para la continuidad del argumento aventurero. El valiente sin fortuna está dispuesto a entrar en el universo del honor y la gloria que la camaradería regala a través de valles suaves, lejos de cumbres dramáticas. |
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La modernización del vestuario acompaña a una fisonomía atlética con elementos alternativos donde el chambergo de los Tercios es más descuidado y pulgoso. Las andanzas de florete se mantienen firmes acompañando a un patriotismo que no se convierte en bandera de guerra. La estrategia de la confabulación y los amores secretos mantiene una intriga protegida por la inexpresividad protagónica. La falta de planos centrados en la personalidad del gesto engloba peleas y persecuciones que buscan un dinamismo superficial. ¡Claro que hay aventuras!, pero son previsibles; el amor existe sin chispa clandestina; quizás sea el complot político lo que se sale del tiesto con buenas intenciones, necesarias para continuar esta familia de hijos clonados. ¿El próximo D'Artacan será un cíborg, rebosante de inteligencia artificial, en escenarios dibujados por el metaverso? La atmósfera recreada por Martin Bourboulon entra por los ojos, no a través del corazón. |
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Volver a analizar la historia que escribió Alejandro Dumas es machacón, decir que el director de Eiffel buscó reinterpretar formalmente su escrito, justifica logros literarios conocidos. François Civil es D'Artagnan, está en el centro de todo protagonizando poco, excepto algún plano que se cobra los servicios prestados frente a la arrogancia divertida de Louis Garrel, desconocido en su papel de monarca borbónico. Vicent Cassel regala firmeza a través de una personalidad leal que merece reinar y hace recular a la realeza. Las maquinaciones palaciegas, las acusaciones y los perdones cortesanos no son nada sin su presencia taciturna dando vida a Athos, rodeado de compañeros entrañables pero efímeros. Eva Green favorece el misterio, la dulzura de Constance Bonacieux es sensible y juguetona, mantiene viva la llama romántica. Eric Ruf aguanta la rocosidad del cardenal Richelieu con la elegancia del manipulador que busca acaricia el poder sin desgastarlo; asoma un duque de Buckingham fugaz. Los tres mosqueteros: D'Artagnan es una empresa inflada por personajes pequeños que revolotean en el universo de la tizona. Lo alcanzado se malogra con un continuará que esclaviza al personaje de Alejandro Dumas como gallina de los huevos de oro eterna. Para que luego se diga que cada generación no tuvo a sus mosqueteros. |
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