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REYES DEL MOVIMIENTO ROMANTIC
(Spandau Ballet.
"The Reformation Tour"
Palacio de Vistalegre. 15 de marzo de 2010)

J. G.
(Madrid, España)

Tony Hadley, Spandau Ballet

Se creía que el silencio había devorado a los Nuevos Románticos. Uno de sus grandes iconos, si no el que más, salió de las tinieblas en Madrid para negar las conjeturas que circulaban en los foros sobre su disolución. Spandau Ballet iluminó la noche capitalina con canciones mecidas por el recuerdo de su gloria. Respondieron al público entregado, su crítico más feroz y honesto, con entusiasmo.

Spandau Ballet se encargaron de rejuvenecer el tiempo treinta años después de su nacimiento. El londinense Club Blizt les tomó como abanderados de un movimiento que iba a cambiar el look musical frente a sus rivales Duran Duran. Tony Hadley y sus muchachos estallaron en el Palacio de Vistalegre, demostrando que su música no pende del éxito momentáneo ni de modas. Han marcado época, aún cuando su popularidad no saboreaba los réditos del top. La madurez que proporciona el tiempo les ha convertido en icono musical.

El quinteto londinense aclaró por qué fueron los reyes de los Nuevos Románticos. Los temas de siempre sonaron con una acústica perfecta, guardando el recuerdo en estribillos anti-edad. La juventud de los años ochenta que quiso revivir aquellos momentos de gloria vestía más barriga y menos pelo.

Los corazones curtidos de cuarentones responsables fueron desempolvándose; por una noche decidieron ponerse las pinturas de guerra, menos llamativas que en los ochenta, para disfrutar del sonido que dio lustre a su juventud. Escuchar en directo a Spandau Ballet se convirtió en un acontecimiento generacional en el que padres e hijos sintonizaron sin discusiones.

Hadley, motor de Spandau, se desenvolvió con la suavidad vocal que le caracterizó en sus comienzos, cuyo grosor no importaba a entusiastas que conservaban la fotografía de un sentimiento adolescente.
Spandau Ballet no le temen al tiempo, sus canciones permanecen inamovibles y la voz de Hadley con el mismo tono. Siguen sabiendo a rebeldía New Romantic; su música no pasa de temporada: con los años va cogiendo poso. Humilde despliegue técnico para magna banda, el aspecto carismático lo lleva su nombre.

Poco necesitaron para intuir que lo estaban dando todo, desde la contribución de Keeble frente a la batería hasta el trabajo percusivo de Stee Norman demostrando su alta capacidad pulmonar y estilística.

Spandau Ballet se adueñaron de Vistalegre, lugar maldito para la sonorización; hoy fue cristalina y diáfana en un coso donde se respiraban años ochenta. La guitarra de Gary Kemp flirteaba con el saxo de Steve Norman en
“I Fly For You”, alterando ritmos. Madrid fue privilegiada al escuchar de primera mano himnos como el arriba mencionado, “Round and Round”, ”Through the Barricades”, la comercialidad de “Communication”, “Fight for Ourselves”, la pegadiza “Lifeline” con escarceos hacia el pop contagioso y veraniego, “True” y la perla que con inteligencia dejaron para la despedida, “Gold”.

Pusieron rumbo hacia lo acústico con ”Code Of Love”. El público, convertido en única sustancia entre abrazos y mecheros encendidos, alcanzó la sublimación sonando “Through the Barricades”, cuya contundencia romántica resumió la filosofía de Spandau Ballet: saxo, voz y la batería acaparadora de John Keeble.

El sudor recorrió la cara de Hadley, metáfora de lo que les ha costado llegar hasta la cima. Presente y pasado se fusionaron en coreografías videográficas marcadas por el blanco y negro de sus primeros pasos junto a un Hadley apolíneo.

Las melodías de Spandau Ballet revivieron época y espíritu, a pesar notarse una mínima limpieza tecnológica en sus piezas. El Palacio de Vistalegre vivió un karaoke tarareando melodías de historia generacional. Guitarras y saxo permanecieron en todo momento conjuntados como una entidad arropando la figura de Hadley.

 

 

 

J. G.

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