No te quedes junto a la
puerta". Eso dice un graffiti en la Iglesia de San Carlos
Borromeo.
"Entra, pasa, no te quedes
junto a la puerta; esta puerta que no se cierra jamás. Esta casa es
tuya".
Eso dicen los que viven en ella, eso dicen los que trabajan
por ella.
"Este es tu techo. Toma mi
mano. Entra".
"¿Tienes hambre? Comamos. Entra".
"Lo nuestro es
tuyo. Entra".
"Todo lo podemos compartir. Entra".
"Entra, pasa,
esta es tu puerta. Es tu casa".
De mansiones lejanas llegan
voces nuevas: la casa, abierta de par en par, la quieren cerrar. No
quieren más allegados, no más comensales que los venidos con invitación
en mano.
No más repizcar la olla para llenar escudillas de última
hora. No más dividir la hogaza para sacar más rebanadas. Purpúreos
estómagos necesitan hondos platos con los que atiborrar sus ansias
devoradoras. Si no estás en la lista, no entras. No eres del
Club.
De nada valen los..."si he
venido aquí mil veces", o... "yo ya estaba aquí antes de que usted
llegara", "aquí me han salido los dientes".
Se han cambiado las tornas.
Llega Atila y con dos patadas de caballo y cuatro voces
clava en la
pared la proclama que obliga a rendir obediencia y pleitesía al
invasor.
"¡No importa la historia,
no vale tu historia! ¡La historia la hago yo! ¡Yo la escribo!"
"¡Yo
soy el único YO!"
"¡O te quedas o te
vas!"
"¡Si te quedas, te quedas junto a la puerta!"
"¡No traspases
el umbral. Esta casa ya no es tuya!"
"¡No entres! ¡Quédate junto al
quicio! ¡Ni el rastro de los pensamientos que paseaste por ella podrás
recoger! ¡No persigas el aliento que dejaste en los rincones, ni añores
las risas que el eco no doblará!"
"¡Esta casa no es tuya! ¡El sudor
que dejaste en ella, no es ya tuyo! ¡Los pasos amigos no son tuyos y las
manos que en ella estrechaste no te pertenecen!"
"¡Si te vas, llévate tu
sombra para que no quede de ti ni el mínimo recuerdo!"
"No quiero testigos en mi
nueva era. Derribaré la casa, extirparé de sus muros
olores
antiguos, fumigaré las vigas por si reverdecen, convertiré en polvo la
piedra para que no quede mota. Nada habrá que de lo antiguo guarde
rastro:
cimientos nuevos, paredes nuevas, rumbos nuevos...
"
"¡Ni fantasmas quiero en mi
nueva casa! y si los hubiere... tapiaré la puerta,
tiraré la llave y
esperaré en la lejanía a que la desolación y el abandono
se instalen
junto a esa puerta".