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DESCUBRIMIENTOS TRAUMÁTICOS
Película "Cuando un hombre vuelve a casa".
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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La visita de alguien tiene mucho de evento social. Surge de improviso, pocas veces planeada; presentándose como una invasión de la privacidad (que todos aceptamos). Existen visitas agradables y no tan agradecidas, íntimas y rimbombantes, individuales y generalistas. Esta última modalidad suele ser rápida, de homenaje. El visitante es un fenómeno de paso que sacude como un torbellino la tranquilidad de lo cotidiano. A pesar de que en “Cuando un hombre vuelve a casa” la expectación es grande y deseada, en términos generales, no nos cuesta admitir que la llegada de alguien importante responde más a una invasión de la privacidad que al interés por el visitado. |
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El hijo pródigo vuelve a casa para dejarse querer, dar señales de vida, pagar una deuda con el pasado y reencontrarse a sí mismo ante el hundimiento vital que le ahoga. Su director, Thomas Vinterberg, abanderado y co-fundador del movimiento Dogma 5, impulsa con su lenguaje visual la necesidad de reformar el relato cinematográfico: más naturalista, con influencias teatrales.
Lars von Trier y él han colocado al cine danés el apelativo de pieza maestra. “Cuando un hombre vuelve a casa” es un ejercicio de concentración dramática y alejamiento del público. Es más pieza teatral que fílmica donde los personajes principales (juventud y madurez) mantienen una relación reconcentrada. Fría y distante, ofrece sensibilidad que se debate entre amor y tragedia cercana al espectador. El resto del reparto la convierte en una obra coral de peculiaridad singular. |
El sentimiento distante se acerca gracias a un reencuentro inesperado. La frustración de una famoso cantante operístico (Thomas Bo Larsen) se hunde en el fracaso de alguien deseoso por reencontrar sus orígenes bajo el tañir de unas campanas. Un simbología nostálgica que insinúa la infancia inocente. Es el único recuerdo límpido que le queda a un hombre de crisis vital floreciente. Su visita al pueblo que le vio nacer es una decrepitud lenta; un intento por levantar una crisis conyugal. Hacer un punto y seguido o tomar como camino el punto y aparte que le permita renovar sus votos existencialistas. |
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Lo inesperado es primer plato en esta comedia agridulce. A pesar del aire distante, deslumbra con su comicidad ácida y generadora de escasas risas. En el fondo, “Cuando un hombre vuelve a casa” es un himno a la carcajada que ha sabido camuflarse de tragedia pasional. El amor visceral choca con el sentimental. La juventud de Sebastian (Oliver Møller-Knauer) es prototipo de la belleza escandinava, confuso en su interior. Sufre de un enamoramiento que se turba con el flechazo. El divo operístico y Sebastian mantienen una relación paterno-filial que les acerca traumas, pensamientos, vivencias. Se entregan a una relación representativa que estrecha vínculos desconocidos de manera inconsciente. Esa amistad generada entre ambos estrangula la convivencia pacífica.
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Los personajes que les rodean conforman una comuna disparatada de tranquilidad ecológica. La placidez del paisaje, la cremosidad fotográfica y la guinda musical esculpen ese indicio de sonrisa que sus personajes esconden. Luz y una banda sonora salpicada de clásicos endulzan la tragedia de esta musicalidad trufada.
El elemento culinario es el nudo que, gracias a un cocinero cármico y cómico, construye su mundo esquizofrénico. Todo un homenaje gastronómico recubierto por el tribalismo ceremonial de sus recetas.
Hans no es el cantante de ópera que presuponemos; su imagen es menos sustanciosa, más lagartija y alejada del trabajo mundano. Portento de dotes teatrales y vida emocional funesta. |
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La verdad duele cuando se conoce, provoca ira. ”Cuando un hombre vuelve a casa” es un homenaje, enamoramiento e impotencia. La imagen paterna es fruto del engaño en la vida de Sebastian. La coincidencia traza nuevos caminos en su corazón, el asentamiento del amor confuso; se rompe el muro de silencio que separaba a padre e hijo. Las visitas llegan, las visitas se van, y en su recorrido el paisaje humano saluda al cantante de ópera con el mejor estilo de Berlanga. |
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