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CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL

Histórico
 
 
 


ES SÓLO SEXO
Película "Sex Drive".

J. G.
(Madrid, España)

Sex Drive
Banda Sonora  

La adolescencia es un filón para la industria del cine. Sus películas siempre tendrán público y experiencias que contar, aunque se repitan en el paladar. Una fuente inagotable de tópicos que ”Sex Drive” ha querido exprimir.
La palabra Comedia engloba un significado mayor que el presentado por Sean Andersen, “Never Been Thawed” 2005, en su cinta. Este género artístico engloba diversión, ingenio, interés y alguna carcajada humorística.
”Sex Drive” se pierde en la búsqueda de la satisfacción púber.

El bostezo continuado no se apropia de la cinta, sí el chiste fácil. Los actores no se ciñen a un guión: les basta con ser ellos mismos. Josh Zuckerman, Ian Lafferty, es conocido por Mark en la serie de televisión Kyle XY. Este embrión de peluche se mueve en la inocencia que espera el final de la cinta para convertirse en mayor. Una final que estará conducido por la profesionalidad de Amanda Crew, Felicia, quien en segundo plano sostiene el valor de la película. Se revela como una artista prometedora. Lo mujeriego está representado en Clark Duke, Lance; Rex, James Marsden, es el hermano mayor que sufre restregándote que tu vida sexual aún tiene espinillas. Su presencia es algo incómoda e irrespetuosa con el medio ambiente. Es un machito sexual todoterreno, americano puro, egocéntrico.
Mark L. Young como Randy, y Cole Petersen, Dylan, son dos cuerpos en una mentalidad identificada con la monotonía impersonal que Butt-head y Beavis desarrollan en la serie de dibujos animados de la MTV “Beavis and Butthead”.

En la virtualidad que proporciona Internet es normal jugar con identidades falsas, sujetas a los brotes hormonales, para conseguir, en este caso, a la chica de tus sueños. Se puede ser un trepa o un fantasma donde la atracción sexual comienza por un cuerpo diez bautizado con seudónimos imaginarios. Es como vivir un revolcón mental en el que los preparativos ciegos son más vívidos que la traca final. El primer camino para entrar en el juego del amor adolescente es asumir la decepción.

Si hay algo realista en el guión de Sean Anders y John Morris, “She's Out of My League”, es el lenguaje utilizado por sus personajes pasados de vueltas. Da fe de su capacidad cultural, haciendo que el hombre piense con las extremidades inferiores. No existen maquillajes lingüísticos. Los embrollos se suceden en un eslabón de locura repleto de carne fresca femenina. Sus formas dibujan anuncios de lencería y lavacoches calientes. Te harán descuento si eres el primero. El matrimonio en una fuente de marrones: vive ahora que eres joven y no aparques nunca en segunda fila. Las desventuras de Sex Drive no empalagan gracias a su música. La banda sonora es uno de los pocos lujos con los que cuenta, teniendo en sus filas composiciones de AC/DC como ”Lets Get It Up”; "I Don't Care" de Fall Out Boy; “Danger Zone”, Kenny Loggings; incluso se arriesga con la “Sinfonía Nº27” de Mozart.

La adaptación cinematográfica de ”All the Way”, la novela de Andy Behrens, plantea situaciones intrascendentes que no aportan nada nuevo al género. La película es un deseo de vomitar testosterona acumulada dentro de un enredo juvenil.

Sigue la saga de Desmadre a la Americana o American Pie, estrenadas para satisfacer a un público freaky poco exigente. Cantidad versus calidad. La hombría se mide por lo temprano del estreno coital, donde éste es un trámite con fecha de caducidad.
La película de Sean Anders consigue que sus protagonistas salgan del armario, cada uno a su manera. Es una obra con tan poco que decir que el resto serían argumentos fictíceos.

 

J. G.

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