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H IJO ADOPTADO, PERDIDO Y RECUPERADO: ¡QUE JALEO!
Película "¡Por fin solos!"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Hay algo de nostálgico y desestructurado en la película que dirige Lawrence Kasdan. Al matrimonio formado por Beth (Diane Keaton) y Joseph (Kevin Kline) no le falta nada y carece de lo más esencial: comunicación. Viven juntos pero no se ven, se quieren pero hace tiempo que no se lo dicen a los ojos. Son el prototipo de la familia burguesa que duerme entre sábanas de cercanía distante. La próxima independencia de sus dos hijas produce un efecto incontrolado sobre una madre que se siente desplazada. El vacío se hace más grande cuando su marido incrementa la actividad profesional: vive embutido en la adrenalina del trabajo; el agotamiento no le permite dedicar tiempo a su mujer. Algo nuevo va a suceder entre la pareja, sin esperarlo. La casualidad se cruza en la vida de Beth con cuatro patas y sin techo. Es interesante observar cómo un animal puede suplir las carencias afectivas entre las personas y se llega a convertir en prioridad absoluta. Todo cambia por completo. Lo que para ella significa un estímulo, en su marido se manifiesta como figura hostil, turbadora del esquema familiar; una molestia más que compañía.
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“¡Por fin solos!” se va desarrollando más descafeinada de lo que la sinopsis augura. Sus protagonistas gozan de versatilidad profesional, destacando tanto en el drama como en la comedia. Lo que falla es la manera de contar las situaciones; no se las exprime más allá del protagonismo canino, lleno de pulgas que se mantienen presentes en forma de recuerdo. El dolor de su pérdida, endiosada, emana dosis de culpabilidad marital. La histeria concebida por los protagonistas hace más reír que pensar. Estamos ante una película impregnada de espíritu maternal palurdo. Los personajes de Beth y Joseph desarrollan escasos momentos de dialogo intenso, donde se despliegan sus dotes interpretativas y el carácter humano de esta cinta. La sinceridad aflora, las increpaciones establecen comunicación entre ellos: ¡por fin se deja ver la química! Momentos para disfrutar que duran poco; se rompe esa intensidad conseguida en cuestión de segundos para volver a rutinaria añoranza perruna. |
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Keaton y Kline siempre serán dos actores universales. Diane Keaton está radiante en su sencillez, Kevin Kline logra momentos de lucidez expresiva (entre la soledad del bosque): en el fondo, se quieren. Hay bastante de personal en “¡Por fin solos!”: Meg Kasdan (co-guioniasta en la película) se la sugirió a su marido (el guionista y director Lawrence Kasdan) tras perder y encontrar a su perro en las montañas de Colorado.
El colorido de las Montañas Rocosas en Utah enamora desde el principio. Si hay algo que merece la pena en este metraje es su diversidad paisajística, las tonalidades vegetales y pétreas, la luz incidiendo sobre ellas y el poder cautivador que va atrapándonos en silencio.
La ligereza se convierte en el corazón de “¡Por fin solos!”, una película que hace del amor hacia los animales una tomadura de pelo muy americana. |
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