Queridos internautas, tanto seáis de semblante amigo como de trato desconocido; salutíferos, convalecientes o neonatos; zagales de espíritu y chasis desgastado que subsisten de una Seguridad Social cada vez menos segura y repleta de privatizaciones insolidarias; anciano joven que respiras botellón adolescente y horizonte laboral sin horizonte, mientras mueves el culo a ritmo de pachanga digital y sigues la estrella de Belén sobre coordenadas GPS y trance iPod, junto a alegría de garrafón.
El Anís del Mono que endulzó estas fiestas fue dejando un hueco cristalino de rugosidad musical en su estilizada figura. Folclórico y darwiniano. El almirez se compró a través de eBay en una puja solidaria. Villancico improvisado colgado en Youtube.
Como todos los años, hice una petición a los Reyes Magos en vuestro nombre.
Contestaron que, debido a la puñetera crisis, andaban muy mal de finanzas como para atender las peticiones recibidas desde España.
Ligeros de equipaje, pajes descansados portan giga-suspiros de proporciones nanométricas.
No te avergüences por tener un viejo mp3 (están en el 4 y se ha lanzado el bulo de que por ahí pulula la versión 5). Los creacionistas modernos estarán orgullosos de cómo ha evolucionado la compresión digital. A Melchor, Gaspar y Baltasar les entristece que los regalos se pidan por Internet y haya caído en desuso el Bic de antaño, impulsor del garabato personalizado.
Me piden disculpas y me dicen que -entrecomillando sus palabras- “menos es nada”.
Su fugaz presencia surca el cielo, nos observan atrapados en la gran comunidad 3.no se qué, plagada de neuronas cableadas y virtualidad social. Los terrenales nos quedamos envueltos en nubes de tags, nicks y comunidades de anarquía estructurada.
Consumir es un trabajo forzado que nos mantiene vivos.
Perdonadles por la sequía de este año y sed buenos para que el próximo puedan estar más espléndidos.