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VAMOS A LA ESCUELA
(Gala inicial de "Operación Triunfo 2011".
16 de enero de 2011)

J. G.
(Madrid, España)

Operación Triunfo 2011

El producto creado por Jopes María Mainat, directivo de Gestmusic, regresa renovado. La cuenta atrás del estreno da paso a la cuenta atrás para la final. “The Final Countdown”, Bon Jovi, cantado por dieciocho voces desconocidas candidatas a hacerse un hueco en el apretado universo musical, certificó el arranque de “Operación Triunfo 2011”. Globalización. Este formato ocioso cumple diez años; dice resurgir con aire renovado, exhibiendo colorete de pomposidad visual. Look agresivo y tecnológico expandido gracias al marketing social vía Internet.

Aires de cambio que recuerdan a Scorpions y “Wings of Changes”. Gestmsic se juega el topo por el todo y va a por todas. Quiere dar el salto de fenómeno a norma, acaparar nuestra atención, convertirse en una prolongación de esa energía. Ser una necesidad que forme parte de conversaciones diarias, hacernos partícipes de sufrimientos y sueños que ni nos van ni nos vienen, ser primer plato en la comidilla de la oficina, a las puertas del instituto y entre los olores frescos el mercado: “mi Julito lo haría mejor”, “pues yo creo que el melenas canta fruslerías”, “mira que minifaldas”, “anda que mono”. Revulsivos que, durante minutos en conexiones directas, nos aliviarán la crisis económica.

La nueva edición de “OT” es candidata a convertirse en un ápendice de las anteriores. Momentos de gloria ficticia en la vida de unos chavales que sueñan con la fama; zambullidas en una piscina dentro de la que casi todos se ahogarán. Nos hacen creer que un artista se pule, o descubre, en tres meses cuando ni tan siquiera toda una vida es suficiente para perfeccionarse.

El sueño “OT” alimenta sueños dentro de una academia sin homologar abierta al voyerismo televisivo.
Supervivencia, competición, sólo gana uno, ¿los demás no valen?, pruebas, valoraciones subjetivas condicionadas a la audiencia, manipulación de los concursantes, malos tragos. Programa televisivo de prime time sujeto a la cuota de pantalla generada.

Su pistoletazo de salida para la edición de 2011 tuvo una conducción semiglamurosa y presencia cromática con Pilar Rubio. Las azafatas de “Un, Dos,Tres...” ganaban en desparpajo a esta ruperta estilizada. Tan difícil resulta ser espontánea y abandonar por unos segundos el guión pautado... El público bullicioso sirvió como relleno coral a sus palabras. Parafernalia vocal y silencios faltos de complicidad; palabras convertidas en una teletienda demencial de electrónica patrocinadora: flashback de Jack Lemmon en “El Apartamento” sentado frente al televisor. Sonido estéreo-dolby-sorround-fx.
La entrada a la Academia semejaba una carrera de compradores compulsivos en época de rebajas. Buscadores de sueños a cualquier precio.

La continuidad de “OT” le convierte en garante de rentavilidad comercial, a pelo. Secuela de “Pop Idol” o “American Idol”, esta versión española es otro tele-reality que engorda un mercado en alza: la fama rápida y el interés por la vida ajena.
Los verdaderos ganadores de este formato son la productora y la cadena televisiva que se encarga de explotarlo. Los concursantes, conejillos de indias alimentados por las audiencias. Nuevos fans y nuevos ídolos.
Diez minutos para votar, líneas abiertas, colapsos, sms masivos, dinero fresco que poco influirá en una decisión tomada de antemano.
Tropelías que engordan el morbo de estos programas estrella destinados a un embrutecimiento del ocio colectivo.

Con el fin de que no se le vea el plumero a Gestmusic en el jurado de esta edición, aparte de Noemí Galera (cazatalentos de esta empresa), el mundo de la cultura musical se encontró representado por Fernando Argenta y Rafa Sánchez (La Unión). Argenta es conocido por su vena clásica, si bien en 1960 tenía un hueco en el rock español con Micky y Los Tony's. Rafa Sánchez (La Unión), es estandarte del pop ochentero nacional.

Recuerdos de la Movida madrileña, estilismo New Romantics (Jefferson), clowns con sombrero de rastrillo (Roxio y Nahuel), autóctona (Sandra), niñas aparentando mujer (Sira), morenas de mirada fija y amplia sonrisa, morenos caribeños (Juan Delgado), voces en falsete que no es tal, tiraos palante (Alex), amabilidad rechoncha con carisma soul (Ramil), guapetes, caritas de yogurín (Nahuel), peinados que esconden un ojo, miradas sin visibilidad (Coraluna), voces con talento, voces del montón, recuerdos a Susan Boyle (Moneiba), a los años 60 y Tom Jones (Miguel Kocina), heavis de melena ensortijada (Naxxo), el sabor tinerfeño de Niccó. Sonrisas fotogénicas que esconden pánico: algunas se truncan en sollozos, otras, aguantan el tipo la primera noche. Todo son expectativas.
La falta de provocación y la compostura escénica no cuelan para un formato interesado en buscar fichas que proporcionen continuidad dentro de este puzle multimedia.

Edición tras edición, el espectro de Mrs. Sherwood - (Anne Meara) se pasea por las galas de “Operación Triunfo”. "La fama cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar con sudor".

Dieciocho entran y sólo uno se queda.
Desilusión encajada: “no, para nada”.
Decepción externa: lacónico “¿por qué yo?”, entre sollozos de bebé.
Emoción: “no tengo palabras”.
Más de lo mismo: “menudo pastel”.

 

 

J. G.

La revista Photomusik no se hace responsable de las opiniones de sus colaboradores expuestas en esta sección.
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