El arranque tímido de una banda que estrena LP deja abiertas todas las puertas a la expectación. Everlyn ataca el escenario de Moby Dick cargado de dinamita. El público espera tranquilo y sonriente: no hablamos de sus incondicionales (que ya vienen con el criterio formado) sino de quienes demandan música que les llene el corazón y les haga mover los pies. El cuarteto de rock punk irrumpe en la escena madrileña a modo de fiesta, arropado por su gente y con ganas de dejar grabado su nombre en el escenario de la sala capitalina. Son entusiastas en la manera de tocar y humildes cuando se dirigen a su auditorio.
Hasta ahora han estado navegando por el arduo mar de la música con el salvavidas de la ilusión por el gran disco, el que interesara a una discográfica de peso. El contrato que han firmado con BMG les permite lanzar las próximas tres referencias bajo su paraguas. En Moby Dick no dieron tregua, destacando el contrapunto inicial existente entre sus guitarristas, épicos en todo momento, y las vacilaciones transitorias de una vocalista que enmendó presta una oscura entrada. Ellos mantuvieron la intensidad de canciones rabiosas y pusieron alto el cociente musical del grupo. “A Ticket To The Moon” es un disco rápido, eléctrico y atractivo con guitarras sobresalientes y una vocalista preparada: Everlyn es un cuarteto de directo. La letra de "Hello Dreamers, Bye Schemers", intenso comienzo, evocó al pasado sin nostalgia y llama al futuro; a que miremos hacia adelante envueltos en guitarras punk: un sonido que no les abandonó. Everlyn son electricidad algo fundida por los nervios. Las guitarras de Sergio y Mario se bañaron en el sudor del público, mezclándose entre él como lagartijas de rabo inquieto.
Los años sesenta volvieron gracias al soul negro de Chris Kenner y un cover particular de “Land of 1000 Dance”, dejando sitio a una electrónica oxigenante.
La voz de Karol es carismática. Pese a que el titubeo inicial alimentó un comienzo monótono, se fue apoderando de la situación empezando con tímidos coqueteos con el micro para acabar por comérselo.
Everlyn responde al nombre consigna de una grupo que necesita rodar para conseguir la integración perfecta entre espíritu y garra. Tiene algo personal que, si no se traiciona por imposiciones del mercado, llegará a ser una banda insignia del rock patrio, con sello personal. Ojalá que su música no se venda.
Everlyn no escatimó esfuerzos por acabar en una fiesta entre amigos con música concebida para divertimento de una audiencia fiel a esta cita. Es una banda que ofrece espectáculo. Su música busca seguidores sin adicción a las modas. Bienvenidos sean.