La palabra rebelde despierta el recuerdo inevitable de James Dean: un icono del espíritu revoltoso que supo despreciar con elegancia el conformismo. La música punk se identifica, de manera automática, con algarabía, alcohol y peleas navajeras. Es un error imperdonable en el que caen quienes no se molestan en profundizar sobre este género. The Rebels son unos auténticos inconformistas rabiosos y llenos de energía. La presentación en Moby Dick de su tercer disco, Mafia, trajo alboroto e hizo temblar las paredes de un concierto bailón. La efervescencia de las guitarrras desembocó en un precipicio de metralla afilada. Su música se enfrenta con energía a los problemas cotidianos (el maltrato, el desamor, la rabia, los abusos urbanísticos y desmanes bancarios) con fuerza. Son cisnes dentro de una música polvorienta y batalladora que se desentiende del mal rollo; agita mentes adormecidas y, de vez en cuando, alterna la seriedad con alguna cerveza (lo valiente no tiene que enemistarse con la diversión).
La intro esparció un aire de novela enigmática que pronto se convirtió en descargas punk ambicioso e instrumentación sencilla. The Rebels aman la ruptura, buscan la denuncia en sus letras y siempre mantienen la sonrisa que no deja de lanzar estribillos ardientes. Alex Rebels, vocalista y guitarra, encabeza un grupo guerrero, dueño de un vigor adolescente cargado de adrenalina. La rabia y la admiración por haber salido del fango maltratador iluminó el espíritu de Beth, una canción que patea el estómago y acaricia el corazón.
Las luces locas seguían como liebres inquietas los compases de su música vertiginosa. Las guitarras protagonizaron de esta descarga, jugando con la simetría ruidosa. The Rebles es un grupo de punk que en vez de romper instrumentos y lanzar escupitajos molestos (fuck you, man) azotan al público con canciones incisivas y mensajes que invitan a no permanecer en el anonimato. También son partidarios del amor revolucionario, de la música como terapia antidepresiva. Su concierto mantuvo el sabor a rock de baqueta y púa.
En los bises, Alex exhibió su vena romántica con tempo más pausado y voz espejo del grunge Kovain. Para Alex, Gonzalo Ramos, Jorge Cristoveanu y Rubén Cores siempre es ahora (Always Now) a pesar de que los bancos se preocupen en hundirnos con préstamos a largo plazo. Su música devora el presente. Ad es un juego con el inglés: significa anuncio y responde a las iniciales de las dos únicas notas que lo componen (LA y RE).
Se rindió tributo a la anarquía, inevitable como el caos del universo (Anarchy Is Inevitable Like Chaos In The Universe). Siguen las bombas roqueras que se precipitan como meteoritos lanzados por este grupo acostumbrado a los baches de carretera comarcal. Son un grupo de 14 canciones y media, amantes de la cerveza fiestera que no busca diversión sino la revolución. Aunque las críticas de The Rebel atribuyan la creación del mundo a la mafia convertida en normalidad social, ellos son auténticos Worldmakers (título del primer disco). Fue un broche apoteósico para este curso intensivo de guitarra rebelde y robusta.
La luna, casi llena, ardía sobre Madrid en una noche licántropa mientras el vientre de la ballena Moby Dick estallaba sin piedad. ‹‹Somos un grupo de punk que sólo toca 45 minutos. ¿Algún problema?›› A pesar de su ruido inevitable, The Rebels atrapan y convencen.