ENTREVISTA A PHILIPP STÖLZL
Director de la película "El médico".


Pregunta: ¿Conocía el libro, o, para ser más precisos, había leído el libro antes de recibir la propuesta de trabajar en la película?
Philipp Stölzl: Sí, lo leí, como casi todo el mundo en la época. Lo recuerdo como una novela llena de aventuras, un grueso libro en rústica y de páginas gastadas que no pude soltar durante semanas.

P.: ¿Qué fue lo primero que pensó cuando le llegó la propuesta?
P. S.: Estaba entusiasmado. Tengo que confesar que siento debilidad por las películas históricas. Me gusta ver películas de época, quizá por mi experiencia como diseñador teatral y cinematográfico. Las películas en las que se crea o recrea todo un mundo me apasionan. Estaba al corriente de la larga historia del proyecto, pero jamás pensé que fuera a aportar nada a él. Lo más importante a la hora de llevar a la pantalla esta novela era su extensión: el libro tiene 850 páginas divididas en varios capítulos largos, que acaban siendo libros en sí mismos. Está la parte de Inglaterra, el largo viaje y por supuesto Persia. Es un problema decisivo intentar contar toda la historia en el marco de una película. Si fuera una serie de televisión de diez capítulos no habría problema, pero los temas que aborda la novela (la medicina, la religión, el cuerpo humano, la filosofía) en mi opinión pertenecen al ámbito del cine, por muy difícil que resulte su adaptación.
La extensión ha sido también la razón de que se haya tardado tanto en llevarla al cine. Era extremadamente complejo encontrar el enfoque adecuado para la adaptación. Para mí estaba claro que teníamos que condensar algunas partes y permitir cierta libertad de interpretación. La novela se nutre de las increíblemente hermosas descripciones del mundo en el que transcurre. ¿Cómo vivían los judíos de la Edad Media, cómo era Persia, cómo funcionaba entonces la medicina? En la novela, viajas con Rob Cole por ese mundo, pero faltan otros datos sobre los personajes y el argumento que necesitas para hacer una película. Entonces conseguí a Jan Berger, a quien conocía desde hacía bastante tiempo, para el guión, y juntos condensamos el libro aún más y añadimos nuevos hilos argumentales que se entrecruzan con el hilo principal para crear la historia completa.
Era importante que nos permitiéramos la libertad suficiente para apartarnos un poco más con el fin de sintetizar claramente de qué va la novela. Por eso enlazamos las secuencias de la novela de una manera más patente, por ejemplo desarrollando el trauma que vive Rob Cole cuando su madre muere de apendicitis, que por aquel entonces era una enfermedad desconocida, y cómo eso alimenta su curiosidad, su pasión. Y al mismo tiempo esto nos permite introducir de forma dramática el don que tiene para presentir la muerte. También está el personaje de la judía Rebecca, que en la novela era una cristiana llamada Mary (Noah Gordon enseguida estuvo de acuerdo con este cambio, porque cuadra de una forma muy natural con la historia).
Simplemente, intentamos afianzar los temas principales. Por un lado está el choque de religiones, que, en la Edad Media (aunque también ahora, por supuesto), trajo consigo disturbios y violencia. También está la búsqueda de conocimiento y de avances en el campo de la medicina, y el conflicto resultante con la religión y la moral. Un aspecto importante era el de las autopsias, ya que en aquella época abrir un cadáver estaba penado con la muerte, pero para el campo de la medicina es un avance comparable al de la llegada del hombre a la luna para el programa espacial. Y también está la colosal aventura de un hombre que decide seguir su pasión. Un hombre que viaja a la otra punta del mundo para aprender de los mejores maestros. En última instancia, estoy convencido de que todo lo que te queda en la memoria de esta fantástica novela está también en la película, y de que hemos hecho un buen trabajo captando su esencia.

P.: Usted ya tiene experiencia combinando el cine como espectáculo con temas históricos, por ejemplo con sus películas North Face y Goethe!
¿Le parecen ambos aspectos igual de importantes?
P. S.: Sí. Ese es uno de mis puntos fuertes. Me gusta ver, por ejemplo, películas de Ridley Scott, porque me encantan los grandes temas contados en un formato espectacular. También me gusta ver películas ambiciosas, exóticas y de arte y ensayo, pero personalmente considero el cine como un medio de entretenimiento de amplio espectro. Es fantástico poder llegar a mucha gente con el cine, y que la película sea como un caballo de Troya en el que puedes introducir cosas importantes que deseas comunicar. Me gustan las películas que tienen ese equilibrio. A largo plazo, el envoltorio no es lo más importante. Por ejemplo, en las películas de Batman de Christopher Nolan, puedes ver temas tan absorbentes como el miedo o la anarquía abordados con la fuerza de un gran producción hollywoodiense.

P.: ¿A qué tradición diría que pertenece El médico?
P. S.: Para hacer El médico, tuvimos en mente una obra maestra insuperable como fue Lawrence de Arabia. Es una película de principios de los 60 fascinante, porque podría decirse que trabajaban con el gran pincel de la epopeya, pero en el personaje de Lawrence puedes encontrar trazos muy finos pero enérgicos. En la actualidad es difícil encontrar películas con ese enfoque.

P.: En las grandes películas actuales ambientadas en épocas pasadas se suele combinar la credibilidad histórica con cierto aire moderno.
P. S.:
Sí, sobre todo en las películas de época es fundamental, por ejemplo, encontrar un lenguaje adecuado, que no parezca fuera de lugar para el momento histórico, pero que también funcione en la actualidad. En este género, es muy importante hacer ajustes muy precisos que creen este equilibrio. Tiene que quedar bien y además resultar creíble, y las diferencias en el resultado quedan patentes en Gladiator, de Ridley Scott, y Troya, de Wolfgang Petersen. Las falditas que con Russell Crowe funcionan, no lo hacen igual en el caso de Brad Pitt. Las dos películas están bien hechas, pero el impacto es completamente diferente. Con Goethe! nos esforzamos mucho por captar la atmósfera de finales del siglo XVIII, pero al mismo tiempo nos aseguramos de que las pelucas y los pantalones bombachos no resultasen ridículos. Con El médico nos encontramos ante el reto de que todos llevaban togas, y teníamos que tener en cuenta las diferencias que permitirían distinguir cuál pertenecía al sha y cuál a un judío. Tuvimos que hacer consideraciones y análisis similares en muchos aspectos, y el conjunto es lo que determina lo bien que funciona la película.

P.: ¿Qué hace que las películas históricas tengan tanto gancho?
P. S.:
Creo que detrás hay cierto escapismo, sin duda. Hay un deseo de escapar de la realidad actual y de viajar a otros mundos. Cuando eso se hace con un material tan fantástico como el nuestro, tiene un gancho enorme. Creo que un universo extranjero y pretérito abre una nueva visión de los personajes, porque, de entrada, los vínculos inmediatos con el mundo del espectador se rompen. Viajas a otro mundo, y al hacerlo puedes dejar tu mundo atrás hasta cierto punto. Eso se aplica especialmente a novelas como El médico, y es justo lo que buscas conseguir con la película también.

P.: ¿...y al mismo tiempo decir algo sobre el tiempo en que vivimos?
P. S.:
En su esencia, la película tiene que ver con un mundo en el que las condiciones en Europa eran más o menos bárbaras, mientras que en Oriente había una cultura sofisticada y activa. Eso es lo contrario de nuestra percepción actual. Mucha gente aquí cree que el mundo árabe sigue anclado en la Edad Media. Pero nos olvidamos de hasta qué grado nuestra cultura actual nació en Oriente. Creo que es hermoso e importante que la película nos recuerde esta relación. Por otra parte, la historia nos muestra muy claramente cómo el fanatismo religioso, en cualquier religión, conduce al sufrimiento y a la violencia, y cómo se interpone en el progreso y la comunicación. Esta tema no podría ser más actual, y los acontecimientos ocurridos en Egipto aparecen reflejados en esta película de una manera casi sobrecogedora.
Además, creo que el personaje de Rob Cole es muy moderno: es un joven que no siempre está dispuesto a tomar el camino «recto» y «moral» en su búsqueda de conocimiento. Básicamente, cruza todos los límites, y al hacerlo plantea en su heroica historia la pregunta de si el fin justifica los medios. Hay muchos temas e ideas importantes que vale la pena plantear en una película de cine.


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