Photomusik: Ambos empezasteis a trabajar en un guión sobre Paula Modersohn-Becker en Alemania del Este, en 1988..
Stefan Kolditz: Ofrecimos el guión a DEFA, el estudio de cine estatal de Alemania Oriental, que vio la
oportunidad de situarse en el panorama internacional con este proyecto. De hecho, llegó a barajarse la posibilidad de una coproducción entre las dos Alemanias. Pero
estamos contentos de que la película no se hiciera entonces porque el material ha tenido tiempo de madurar y ser abordado por un director de una generación
diferente.
Stephan Suschke: Paula Modersohn-Becker era conocida en Alemania del Este por su ejemplar trayectoria
vital, que conocían muy especialmente las mujeres.
P.: Una vida hecha para el cine...
S. K.: Su vida es la de un personaje de película. Si no hubiera existido habría que haberla inventado.
S. S.: Algunas biografías se leen como películas, incluyendo todos los conceptos básicos de la gran dramaturgia.
P.: ¿Qué es lo que más queríais evitar en el guión?
S. K.: Está claro que no queríamos el típico drama
pesado y excesivamente "alemán", sino más bien algo lúdico, con una ligereza que corresponde muy bien al personaje de Paula, en especial cuando lees detenidamente
sus cartas. No siempre estaba inmersa en conflictos internos, y tampoco aguantaba sufrimientos demasiado grandes. En Worpswede aprendías a vivir sin preocupaciones
y a dejarte llevar.
S. S.: Abordar la biografía de Paula desde la perspectiva de su final es una mala costumbre. Está claro que su muerte fue trágica, pero si nos
fijamos en su obra, prefiero hacer hincapié en lo que logra a una edad tan temprana en lugar de insistir en lo joven que era cuando murió.
P.: ¿Podéis describir vuestro proceso de colaboración en la escritura del guión?
S. K.: Cada uno era responsable de ciertas secuencias. Intercambiamos
ideas de vez en cuando, nos hacíamos la crítica mutuamente y volvíamos al trabajo. Fue extremadamente complejo atenernos a la biografía de Paula de forma exacta pero
sin sentirnos condicionados por ciertos hechos. Stephan Suschke y yo somos amigos desde hace 30 años y hemos realizado varios proyectos juntos. Trabajar en el guión
de PAULA fue particularmente enriquecedor porque nos vimos obligados a ponernos en cuestión muchas veces.
S. S.: Tengo que decir que después de haber trabajado exclusivamente en el teatro, me ha servido muchísimo la experiencia de Stephan, sus
conocimientos y su talento como guionista, así como su constancia, su precisión y su claridad de pensamiento.
P.: ¿El humor fue apareciendo en el guión o estuvo presente desde el principio?
S. S.: Para nosotros, el humor fue desde el principio
un contrapunto esencial de esta historia del alma alemana.
P.: ¿Qué fuentes habéis utilizado en la investigación?
S. K.: Todas las fuentes a las que pudimos tener
acceso. Está claro que la disponibilidad y la diversidad del material original aumentaron drásticamente entre 1988 y 2010, cuando Ingelore König nos pidió que
retomáramos el guión. El número de publicaciones sobre Paula también ha aumentado de forma extraordinaria desde el centenario de su muerte en 2007. Ahora bien, para
nuestra investigación fue fundamental localizar y contactar con la familia Modersohn al principio del proceso.
P.: ¿A qué te refieres?
S. K.: Conocimos a Christian Modersohn, hijo de Otto
de su tercer matrimonio, en Fischerhude en 1988. Nuestros encuentros con la nieta de Otto Modersohn, Antje Modersohn y su marido Rainer Noeres también fueron
cruciales para la investigación.
S. S.: Nos permitieron acceder a cartas inéditas entre Otto y Paula, y también compartieron con nosotros detalles sobre la historia familiar. Esos
relatos orales fueron un verdadero tesoro para nosotros y, por supuesto, no dudamos en utilizarlos.
P.: ¿Sus familias tienen reservas sobre la película?
S. K.: No hay reservas. Tal vez existía la preocupación subyacente de que Otto fuera representado como lo
llevan describiendo los historiadores del arte desde hace décadas: un pintor mediocre que ni entendió ni animó a su esposa. No creo que PAULA lo represente así. En
absoluto.
P.: ¿Qué es lo más necesario cuando se aborda un material histórico?
S. K.: Conocimientos y libertad.
S. S.: Todavía se puede aprender mucho en las biografías disponibles de Paula, Otto Modersohn, Rainer Maria Rilke o Heinrich Vogeler. Pero sí que
estudiamos historia del arte, por ejemplo, estudios de Renate Berger que exploraron de forma precisa y completa las constelaciones sociales de las mujeres artistas
en torno a 1900.
P.: Constelaciones, algunas de cuyas partes no necesariamente han cambiado hasta el día de hoy..
S. S.: Es por eso que la historia nos pareció tan
interesante: ahí reside su modernidad. La dificultad de encontrar un equilibrio entre conceptos personales de felicidad, familia, profesión y arte sigue muy
presentes. Por ese motivo el material no ha envejecido desde que surgió hace casi 30 años.
S. K.: Los elogios a Paula se han multiplicado considerablemente durante estos años. Ya era una pintora bastante conocida cuando empezamos, en
particular en los círculos artísticos. Sin embargo, el boom de su popularidad llegó después.
P.: No sólo os habéis tomado libertades con los hechos, también con las citas. ¿Qué
habéis querido evitar?
S. K.:
Por regla general, resulta difícil utilizar el lenguaje escrito en un diálogo. Se convierte rápidamente en algo solemne y es algo que no queríamos. Junto
con el productor y director, fuimos simplificando la trama y eso nos llevó a dejar de lado algunos datos auténticos. Y está claro que la libertad que nos tomamos
con las citas era necesaria para reproducir la historia de Paula con cierto respeto.
S. S.: Al final, después de casi 30 años y con tantas versiones del guión, acabamos por no saber qué escenas estaban basadas en la realidad
biográfica y cuáles nos habíamos inventado. Tuvimos que investigar ciertas citas para saber si eran nuestras o provenían de otras fuentes. De hecho, algunas
invenciones pueden llegar a crear su propia realidad.
S. K.: Te sumerges en el material y resulta muy emocionante.
S. S.: Por supuesto, nuestra visión de Paula, así como nuestra selección de sus citas fue cambiando con el paso de los años. Al principio teníamos
una imagen bastante idealizada de esta mujer luchadora y liberada y de su marido, un pequeño burgués ignorante. Pero nuestra percepción de Paula y de Otto se fue
refinando con el tiempo, surgieron muchas contradicciones, y eso fue mucho más enriquecedor.