ENTREVISTA A SUSANNE WOLFF
Actriz de la película "Regreso a Montauk".


Pregunta: ¿Qué fue lo primero que se le ocurrió cuando le llegó el guion de REGRESO A MONTAUK?
Susanne Wolff: engo recuerdos personales asociados con Montauk. Fui por primera vez en 2007 y llegué hasta el faro. Me gustó que un guión transcurriera en un decorado que ya conocía.

P.: ¿Qué le atrajo del papel de Clara?
S. W.: Desde el punto de vista de la interpretación, Clara ocupa un lugar aparte, ya que REGRESO A MONTAUK es un triángulo amoroso. Lo más difícil fue conseguir que resultara interesante, más que una mujer "molesta", para usar la misma palabra que Volker Schlöndorff. Si hubiera sido un espectáculo de marionetas, el público me habría dicho: "¡Vete ya! La princesa está detrás de ti. Eres la bruja, la fea. El príncipe no debe escogerte a ti". Me apetecía proponer un contramodelo seductor de Rebecca y de Nina Hoss, respectivamente.

P.: ¿Se identifica con Clara?
S. W.: El personaje me cae muy bien, pero no podría vivir como ella. Es muy paciente con Max Zorn, aunque sea obvio para todos que este cuenta su propia historia. Es lo que me interesó de Clara.

P.: ¿Se sentía en desventaja al ser "la otra mujer"?
S. W.: No tengo tanto diálogo como Stellan y Nina, pero Clara está muy presente en la historia. Los buenos guiones consiguen definir bien a un personaje con unas cuantas frases. Me pareció fantástico ofrecer un retrato de Clara con tanta rapidez.

P.: ¿Puede ponernos un ejemplo?
S. W.:
Cuando le dice a Max: "Te quiero, ya lo sabes". Los estadounidenses usan "Te quiero" para cualquier cosa. Clara lo dice de pasada, pero consigue meterlo todo en esas dos palabras. Cuando dice "Te quiero", es tan lógico para ella como tener dos piernas. No está dispuesta a rendirse. Su relación con Max ha sido puesta a prueba, pero - y eso es algo que jamás haría y por eso me interesa el personaje -, no habla de sus problemas. No se pelea con Max, le escucha, se retira y toma una decisión. Clara podría ser la típica mujer molesta tipo "¿Dónde estabas? ¿Por qué no viniste a la fiesta?" Nadie se lo reprocharía, pero en vez de eso le declara su amor. Me parece genial.

P.: ¿Cómo fue el rodaje?
S. W.:
Sólo tengo una palabra para describirlo: perfecto. El ambiente era muy agradable, muy libre. Habría podido no ser así con nombres de la talla de Volker Schlöndorff y Stellan Skarsgård: los nervios habrían podido impedirnos sacar lo mejor, pero fue todo lo contrario. Nunca había estado tan relajada en un rodaje, a pesar de ser la primera vez que rodaba en inglés. Volker es un hombre tranquilo y cortés, hace que todos se sientan cómodos y dispuestos a abrirse. Como actriz de teatro me gustó mucho que primero se dedicara a observar y a trabajar el guión.

P.: ¿Hubo buena química con su compañero de reparto Stellan Skarsgård?
S. W.:
Nos vimos por primera vez en casa de Volker. De pronto, tuve delante a ese hombre grande y carismático. Es inmenso, y eso ya me gustó mucho porque yo soy alta. Luego me asusté un poco. Parecía muy diferente de la persona que había visto en la pantalla. Mucho más fuerte, enérgico y exigente. Me sentí un poco intimidada. Más tarde nos sentamos todos a la mesa a comer sushi y beber vino tinto, y Stellan fue increíblemente amable y cortés conmigo. Volvimos a reunirnos dos o tres veces para hablar de los diálogos, quitar o mover bloques, unir escenas. Pero nada de eso se hacía sin tener en cuenta el papel de los demás, era un auténtico intercambio entre todos. Stellan es tremendamente seguro delante de la cámara.



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