ENTREVISTA A DIDIER BRUNNER
Productor de "El malvado zorro feroz".


Pregunta: El malvado zorro feroz es el primer largo producido por Folivari...
Didier Brunner: Nuestro sello se fundó hará seis meses, después de que dejara el sello de animación Les Armateurs. En aquel momento, dado que todavía estaba en estrecho contacto con Benjamin Renner, con quien desarrollé una relación entrañable, me envió el cómic, que se hallaba en proceso de confección para el editor Delcourt. Me pareció tan divertido que inmediatamente llamé a Benjamin con la sugerencia de convertirlo en una película. Dado que Benjamin estaba acabando cuatro años de trabajo en Ernest y Célestine, no le apetecía sumergirse en otro proyecto cinematográfico de larga confección. Tras discutirlo, decidimos producir un programa de veinte a veinticinco minutos que no le demandara más de un año, tiempo suficiente para que él adaptara su cómic y para que nosotros juntáramos un equipo. Él se agarró absolutamente a la idea de que todo el trabajo artístico se hiciera en un único estudio en París. Así que creamos ese estudio y comenzamos la preparación para El gran zorro malvado con la esperanza de añadir otras historias al proyecto. Hablé de ello a Benjamin, quien me dijo que había escrito dos nuevas historias que acontecían en el mismo universo: Un bebé que entregar, un cómic para niños, y Las Navidades perfectas, que escribió durante la preproducción de Ernest y Célestine. A medida que el proyecto crecía y Benjamin proponía trabajar de nuevo con Patrick Imbert -su jefe de animación en Ernest y Célestine-, planteé que éste se incorporara como codirector y director de animación. Así es como Benjamin acabó dirigiendo las historias de El gran zorro malvado, en tanto Patrick Imbert hacía lo propio con Un bebé que entregar y Las Navidades perfectas. Este método de trabajo permitió a Benjamin afrontar otros proyectos en paralelo, en particular desarrollar nuevos cómics para niños. Tras comenzar la producción, supimos pronto, a medida que aquellas divertidas imágenes y gráficos tan originales comenzaron a llegar, que aquella adaptación cinemática del cómic funcionaría hermosamente. La animación es extremadamente expresiva y dinámica, y el guión de Benjamin y Jean Regnaud resulta muy efectivo. Entonces, Benjamin y Jean diseñaron la introducción de la película, conectaron las historias, y dieron con el título, El malvado zorro feroz. Presentamos al público tres fábulas con temas universales, y todo el mundo (niños y adultos por igual) disfrutarán las travesuras de todos esos animales distintos hechos personajes. Todo se debe al talento de Benjamin en tanto cineasta, guionista y director, y a la valiosa colaboración de Jean Regnaud y de Patrick Imbert. Narrativa y gráficamente, han logrado crear todo un nuevo y maravilloso universo cinemático que descubrir. Se trata de un enfoque artístico contrapuesto a las renderizaciones en 3D y a las técnicas ultrarrealistas que vemos rutinariamente en las animaciones blockbuster de los estudios americanos. Esta es una animación dibujada a mano con un estilo limpio que se añade a la espontaneidad, el humor, y la expresividad de los personajes. Desde los primeros cinco minutos, el público se verá inmerso en la visión de la película y arrastrado por la sensación visual y los temas de las historias. Es evidente que la substancia y la forma encajan aquí perfectamente.

P.: El público que cayó seducido por la calidad de la adaptación que hizo posible el arte de Benjamin en Ernest y Célestine (creado por Gabrielle Vincent), percibirá ahora que El malvado zorro feroz ha sido también trasladado a animación con gran éxito. Parece como si naciera a la vida con naturalidad, lo que necesariamente demandaba un gran acopio de trabajo y desarrollo?
D. B.: El cómic es minimalista en lo que atañe a lo artístico, pero aún necesitaba repensarse y adaptarse al proceso de animación. Cuando se dibuja un cómic, puede que uses más trazos y pinceladas de los que se pueden aplicar en una animación. Benjamin tuvo que simplificar sus dibujos un tanto, pero es un excelente animador que compensa por ello con expresiones y movimientos de los personajes. Tan pronto como empiezan a moverse, él les da una presencia, un carisma que sólo un gran animador es capaz de infundir en sus creaciones. Esto ocurre porque Benjamin es a un tiempo un actor interpretando todos los papeles de la película y el director de esos personajes. Posee un instinto remarcable para la comedia y para la dirección de actores que se revela en el modo en que ensambla las cosas. No sólo anima con brillantez, también trabaja con los actores de voz con remarcable destreza.

P.: ¿Fue largo el proceso de adaptar el arte del cómic a animación?
D. B.: No, porque Benjamin tenía todos los aspectos de sus personajes en su lápiz. Y porque dibuja con tanta naturalidad como respira. Para que el proyecto triunfara, necesitaba reunirse con personas que fueran compañeros conocidos. Parcialmente, reconstituimos el equipo de Ernest y Célestine; recuperamos los mejores animadores. Gracias a esa confluencia, a la rigurosa preparación de Benjamín, a la supervisión de animación de Patrick Imbert, y porque las ilustraciones eran más simples, lográbamos producir tres segundos y medio por día de animación de alta calidad, lo que es un resultado excelente. Me apasiona la animación dibujada a mano en 2D; creo que vemos algo profundamente cálido y humano en los personajes que cobran vida con tres pinceladas y trazos. Nos retrotrae a las esencias de esta forma de expresión artística.

P.: ¿El guionista Jean Regnaud había trabajado en el pasado con Benjamin?
D. B.: No. Debería especificar que Benjamin escribió él mismo la adaptación de la historia El gran zorro malvado; Jean contribuyó principalmente en las otras dos historias. Tenían que revisarse porque esas historias tienen mucho de la dinámica de Tex Avery, en la lógica de los dibujos animados. Así que Jean ayudó a Benjamin en este trabajo, y Patrick Imbert, como director de los otros dos episodios, colaboró en la escritura y en la condensación, particularmente en Un bebé que entregar. Inicialmente, Un bebé que entregar y Las Navidades perfectas se narraban en casi doscientas páginas de cómic. La narración era muy densa, tenía que reducirse, reestructurarse y reinventarse para ir a lo esencial. Al principio, Un bebé que entregar era una serie de divertidos sketches cortos sin auténtico rigor dramático: los chistes se añadieron uno tras otro para contar la historia. El trabajo de adaptación consistió en transformar eso en una auténtica fábula que cuente cómo la mejor de las intenciones puede llevar a la catástrofe si no se meditan las propias acciones. Entonces, necesitábamos dar con un chiste, con una pirueta narrativa para Las Navidades perfectas porque no podíamos decirles a los niños que Santa Claus no existe. Y creo que la solución que hallaron Benjamin y Jean es a un tiempo divertida y sorprendente.

P.: ¿Puede hablarme del trabajo del compositor Robert Marcel Lepage?
D. B.:
Con mucho gusto. Benjamin llevaba tiempo queriendo trabajar con él. Yo ya había colaborado con Robert Marcel Lepage enAllez Raconte!, dirigida por Jean-Christophe Roger. Benjamin no quería música de dibujos animados que remarcara cada gesto, cada gag. Quería una banda sonora que complementara las imágenes y los sentimientos, aportara un brío gracioso, y reforzara tanto las situaciones cómicas como los momentos emotivos. Cada personaje principal tiene su propio tema musical que aparece regularmente, arreglado según cada nueva situación.

P.: Para resumir, ¿cómo describiría El malvado zorro feroz?
D. B.:
Yo diría que esta película es a un tiempo una serie de pequeñas fábulas substanciales, que revelan cosas interesantes al público a través de la comedia, y una dulce fantasía que se deglute alegremente: el estilo del dibujo es extremadamente expresivo, las interpretaciones de voz de los actores y la música centellean...


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