Pregunta: ¿Qué tipo de adaptación de la novela de Robert Louis Stevenson has realizado en la película?
Serge Bozon: Es una adaptación muy libre. Lo que permanece igual es la idea de la transformación de un
personaje obsesionado con la ciencia. Pero esta transformación no genera una película de género fantástico. Como todo lo demás, la transformación sirve al tema, que
es generalmente la escuela y, en particular, la docencia de la ciencia: ¿cómo se convierte uno en buen profesor (de ciencia)? Si eres un mal profesor, es necesario
sufrir una transformación. Y ahí es donde entra en juego Stevenson. El accidente en el laboratorio será el catalizador para la metamorfosis. Sin embargo, nunca
sabemos hasta dónde llega esta trasformación. No siempre podemos controlar lo que nos cambia interiormente. Quizás aquello que la ha convertido en una buena profesora
provoque también otras cosas. Quizás incluso aquello que la ha salvado (pedagógicamente) llegue a destruirla (íntimamente).
Fue más su camino que el del personaje. Yo no hablo con los actores durante horas, sino que las cosas suceden instintivamente durante el rodaje. Desde el principio,
estaba entusiasmado con la idea que interpretara un rol opuesto a sus papeles habituales, es decir, un personaje modesto, temeroso y humillado que va a florecer
progresivamente antes de colapsarse en algo que va más allá de su control.
P.: ¿Cómo construiste el personaje de Madame Géquil con Isabelle Huppert?
S. B.: Desde el punto de vista de la luz, mi anterior película, Tip Top, era simple y económica pero no sensual -más bien al contrario,
era llamativa y blanca. La luz de La France no era ni simple ni económica, sino pictórica y suntuosa. En Madame Hyde, el tratamiento lumínico se sitúa entre estos
dos. Lo mismo sucede con el guión técnico: Tip Top estaba filmada continuamente de manera árida y frontal. Aquí, sin embargo, existen sinuosos y discretamente
complejos movimientos de cámara, que espero sean orgánicos y no demasiado extravagantes. En cada ocasión, las decisiones generales son las mismas: no utilizar cámara
digital, no servirse de cámara al hombro, no abusar de una excesiva planificación...El objetivo es encontrar la integridad propia de cada toma. La diferencia se
encuentra en hacer elecciones que no son generales y que vayan de la mano con los decorados, con el vestuario y con todo lo que contribuya a la naturaleza diversa,
formal y concreta de cada plano. Por eso es difícil hablar sobre el tratamiento fotográfico sin entrar en los detalles de la dirección. Resumiendo, la película de
35mm y el trabajo de la directora de fotografía (Céline Bozon) confieren una cierta suavidad a la imagen, una gran riqueza de colores, un torrente de luz en las
escenas de las clases y una secreta estilización de las secuencias nocturnas. La planificación y la fotografía avanzan en la misma dirección, la de una especie de
vulnerable sinceridad.
P.: Contra su voluntad, Madame Géquil se convierte en la peligrosa Madame Hyde. ¿Es la cara oculta de Madame Géquil o es una persona completamente
diferente? ¿Cuáles son las consecuencias para Madame Géquil tras la aparición de Madame Hyde?
S. B.: Para mí, Madame Géquil no tiene un lado
oscuro. Madame Hyde no es el demonio que se oculta en su interior, que ha sido liberado durante el accidente. Estamos muy lejos de la novela y de la idea del
"regreso de lo reprimido". Madame Hyde no está más obsesionada con el sexo, ni es más demoníaca o pagana que Madame Géquil. Como Madame Géquil, está obsesionada con
Malik, un mal estudiante. Y no solamente con un mal estudiante, sino uno discapacitado. A los ojos de sus compañeros, Malik es un chico débil, del mismo modo que lo
es para los demás profesores. Madame Géquil decide cuidarle durante el día, en el colegio, mientras que Madame Hyde se ocupa de él por la noche, en un barrio de
viviendas de protección oficial.
Tras las tinieblas de la noche, tiene lugar un cambio diurno: convirtiendo al mal estudiante en uno bueno durante una clase privada de matemáticas, la mala
profesora se convertirá en una buena. Por lo tanto, las dos transformaciones van de la mano. La historia de Madame Géquil/Hyde es la historia de su relación con
Malik. Y el resto de noches sucede lo mismo. Ella parece querer protegerle. Ella no ataca deliberadamente. Incluso cuando mata, lo hace por él, para permitirle
conservar la "llave del conocimiento" que le ha confiado. Excepto al final de la película, cuando la obsesión empieza a virar hacia algo diferente y le hace perder
el equilibrio: "Deja que la ardiente búsqueda de conocimiento retorne a las llamas de las que surgió" (Gustav Meyrink).
P.: ¿Cómo elegiste a los actores? El rol principal parece haber sido escrito especialmente para Isabelle Huppert. Romain Duris
interpreta el rol de un "visionario" y cómico director de instituto. Y José Garcia se pone en la piel de un modélico amo de casa.
S. B.: En efecto, el papel principal fue escrito
para Isabelle, no hace falta decirlo. Con los años, Romain Duris ha logrado un creciente potencial para la estilización que me encanta. Tiene una ligereza cómica
que creo que no ha sido todavía suficientemente explotada. Es un virtuoso que interpreta sin esfuerzo, no teme el ridículo y sabe cómo encontrar una apasionante
sinceridad incluso en las situaciones más extravagantes. Finalmente, José Garcia es capaz de aportar una humildad profunda y una ternura del día a día al personaje
del marido devoto y cada vez más preocupado. Las miradas que brinda a su personaje son conmovedoras.
P.: La película aborda notablemente la cuestión de la dificultad de la enseñanza. ¿Qué quieres decir en la película sobre la
transmisión de conocimientos? ¿Ves a los profesores como héroes?
S. B.: No, no veo a los profesores como héroes.
Como en cualquier otra profesión, existen todo tipo de profesores. Como la mayoría, yo solo pienso que es importante aprender y que es muy difícil enseñar. El
pequeño salvaje de Truffaut abordaba frontalmente esta dificultad, pero desde el principio: aprender a hablar, leer y escribir. Yo también pretendo abordar la
cuestión frontalmente, pero mucho más tarde: Malik puede hablar, leer y escribir, solo necesita aprender a pensar, o dicho de otro modo, a argumentar. Carece de
pensamiento lógico. ¿Cuándo se puede incluir entre dos frases la locución adverbial "por lo tanto"? Esto es lo que ella le va a enseñar. Desde un punto de vista más
personal, mis mayores emociones estéticas se produjeron cuando descubrí las pruebas matemáticas: son irrefutables, transparentes y eternas. Espero que la película
sugiera la inherente belleza de este conocimiento, que sin embargo, es de la más estricta y abstracta naturaleza. Desde este ángulo, esta es mi película más
autobiográfica.
P.: La película tiene una estética gráfica y visual muy fuerte. ¿Cómo planteaste el trabajo fotográfico de la película (tipo
de emulsión, relación de aspecto, renderización de los efectos especiales)?
S. B.: No sabría cómo explicarlo de manera breve.
Pretendía lograr una manera simple, económica y sensual de dirigir.