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LA PARAFARMACIA DEL SEXO
"Miss Tupper Sex"
(Teatro Luchana, Madrid)
mmmIr a parte 2
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Aunque los años en que hablar de sexo públicamente resultaba embarazoso quedaron guardados en la maleta de los recuerdos, la educación sexual española deja mucho que desear. Este aperturismo en materia sexual va acompañado de un desconocimiento pocas veces reconocido. Nos cuesta admitir la existencia del sexo compartido y el privado; del deseo masculino y femenino; del "pedid y se os dará".
Con “Miss Tupper Sex” se destierra, de manera jocosa e instructiva, la prepotencia del sexo empalmado como dominante cultural. Es la muerte de la ecuación aquí te pillo, aquí te mato.
En una sociedad donde tanto se mima el cuerpo, tenemos abandonado un uso racional y satisfactorio del sexo. “Miss Tupper Sex” reclama, a través de un muestrario de formas y tamaños variados, la necesidad del juego íntimo. La actriz Pilar Ordóñez se informa en las tiendas de juguetes sexuales, nosotros aprendemos de ella. Su espectáculo valora tanto la intimidad sexual de la pareja como la individual. Esta mujer, portadora de una curiosidad sana, mezcla humor con enseñanza. Habla de lo que conocemos sobre este tema y sobre todo aquello que intencionadamente nos dejamos en el tintero. |
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El lastre de represión sexual, que arrastramos durante varias décadas, acampó sin licencia en nuestra sociedad y ya es hora de eliminarlo; pero la vergüenza es aún nuestra lencería favorita y cuesta despojarse de ella para quedarnos en porreta picada ante nuestras cuestiones sexuales. Hablar de sexo en España todavía cuesta: sigue siendo un terreno escabroso sobre el que preferimos elucubrar en vez de conversar.
El sexo es ese oscuro objeto de deseo al que muy pocos han acogido, amado y comprendido como se merece: con ternura y curiosidad. Al revés, jugamos con él entre ismos lingüísticos que sólo empobrecen la belleza de su pasión. Porque el sexo no entiende de sexos; entrega sus secreto a quienes lo respetan y disfrutan a partes iguales.
Este monólogo despeja dudas y muestra enfoques que desconocíamos; es un espectáculo desenfadado donde la sonrisa aparece sin esfuerzo. Una ruptura de prejuicios alimentados por el desconocimiento. El muestrario de Pilar no pretende vendernos nada sino regalarnos minutos de diversión en una sesión festiva, sin pelos en la lengua, arropada por lo educativo y en formato sketch. Palabra y gesto navegan por el mundo de los juguetes sexuales. Estos nuevos compañeros eróticos revelan nuestra ignorancia corporal y nos enseñan a multiplicar sus posibilidades placenteras. |
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El ser humano es producto del contacto sexual; sus necesidades conectan lo afectivo con lo físico en un baile hormonal capaz de remover cielo y tierra. Nos han educado bajo códigos de moral conducida por la religión con una mala pedagogía. Desde la infancia, cada sexo debe de circular por su propia autopista de amor mutilado. El niño tiene colita (¡qué rico es cuando se la toca!) y la niña tiene una rajita, a modo de aventura extraña, que no se puede tocar. La colita es graciosa; la rajita, contemplativa. No puede acariciarse porque los sucios pensamientos de esta sociedad castradora manchan su pureza. |
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El tono divertido de “Miss Tupper Sex” aparece desde la frase inicial hasta la última, desde la primera paja juvenil hasta el olor a huevo cocido de los calzoncillos de Manolo viendo el fútbol un sábado por la tarde en casa. Las palabras de Pilar están para que el orgasmo como "regla" deje de ser la meta del aburrimiento marital. En esta vida, la experiencia es la madre de todas las ciencias y la imaginación, una herramienta vital para alcanzar el clímax. Ya se sabe que todo lo que sube baja y lo que empieza, acaba. (Seguir leyendo). |
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