Nacer no es fácil ni para los padres ni para el bebé. Nacer es un proceso biológico que sale adelante con la ayuda del sentimiento. Los primeros años, tras abandonar el paraguas intrauterino, carecen de recuerdos para la criatura. Maru Solores se centra en las técnicas que facilitan el embarazo y parto compartidos. Las dudas asaltan a mujeres que ven modificadas las relaciones familiares, capaces de plantearse los comportamientos que conviven bajo un mismo techo. Las formulaciones del entorno conyugal basadas en el patriarcado son obsoletas. El documental se acerca a los asistentes del
centro Hazi Hezi, un lugar dirigido al parto sin dolor y con sentido casero. No se opone a los quirófanos pero ofrece alternativas a quienes no comparten su frialdad. Se muestran los beneficios del
parto natural frente al
vaginal y
cesárea.
La belleza de las imágenes iniciales cede el testigo a parejas que expresan sus inquietudes ante el hijo recién llegado. Su significado metafórico es la parte más intensa del metraje expresado, a veces, con silencios. La textura paisajística desaparece con la misma violencia que se rompen aguas. Los testimonios a caballo entre la alegría y la angustia emergen. El nacimiento también se interpreta como una invasión del hogar. La crianza se incorpora a las tareas domésticas como reto empapado de cariño. La mujer lleva el peso de este proceso con el hombre como figura de apoyo y representatividad apartada. Su protagonismo a la hora de dar a luz sienta las bases del matriarcado durante nuestros primeros meses de vida. No se habla de la conciliación familiar, sí de un replanteamiento a la hora de compaginar las metas laborales con las afectivas.