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CINE Y ESPECTÁCULOS
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PEQUEÑO REY MIDAS
Película "Justin Bieber: Never Say Never"


J. G.
(Madrid, España)

Justin Bieber: Never Say Never
  Ficha Técnica Video Banda sonora
La primera vez que Justin Bieber, ¿quién es este tipo?, pisó el Madison Square Garden fue durante en concierto de Taylor Swift el 30 de agosto de 2009. Por aquel entonces, Justin Drew Bieber sólo era conocido en su entorno familiar. Un año más tarde, actúa en su escenario envuelto entre griteríos histéricos y carteles de sold-out. La suya no ha sido una carrera larga ni tortuosa, sino un sprint meteórico. La idea de colgar sus canciones en el ciberespacio se ha convertido en una forma de rentabilizar un sueño: la música. Internet ha lanzado a este joven canadiense a vivir un cuento de fama y gloria. Inesperado y millonario. Justin Bieber es un amor adolescente inalcanzable, con dudas y deseos; huella de los N'Sync o BSB. ¿La reencarnación de Michael Jackson en "Moonwalker"? Un héroe que se mueve, o le hacen mover, en la épica de la parafernalia que decora al negocio de la música. El tratamiento de una juventud convertida en diferente y efímera. Es carne de película ausente; el documental casero se mezcla con el 3D de Silicon Valley, donde se ha criado Jon Chu, su director. Justin Bieber ha conseguido su éxito gracias a YouTube, Facebook y Twitter. Ejemplo del artista autogestionado que logra ser famoso sin proponérselo: todo un logro.
 
Justin Bieber es Justin Bieber  
Justin canta "Love me"

El ciberespacio ha ayudado a que Justin Bieber se haya convertido en un artista global. El documental de Jon Chu se queda en una exhibición de imágenes provenientes del álbum familiar mezcladas con música 5.01. El director californiano muestra lo que rodea a Justin Bieber como una colección de experiencias sin protagonismo. Está la figura de Justin in y out. el Justin in es quien pisa el escenario, la escenificación de una canción, las masas; el otro es portador de una naturalidad vigilada por entrenadores y cuidadores. Caer en manos de Island Def Jam Music Group es un privilegio. Su CEO, L.A. Reid, ancho en la tierra de los headhunters y moneymakers, no dejó escapar lo que consideró un regalo, traído de la mano de Usher. Antes, el productor Scooter Braun se la jugó al apostar por el chico de Stratford. El fenómeno Bieber se ha disparado. Compararlo con The Beatles convierte a Twitter, y demás foros cibersociales, en un Cavern Club frío, nada que ver con el garito donde Brian Epstein descubrió a unos escarabajos jovenzuelos. Canadá tiene a Justin Bieber, en España tuvimos antes a Javier Álvarez ambientando el Parque del Retiro y el metro madrileño con la música de Pablo Milanes; y primero fueron Joselito y Marisol. ¿Dónde está la novedad del joven canadiense, entonces? ¿Qué intenciones esconden su propulsión hacia una fama inesperada?...
Dejamos un espacio en blanco para la reflexión sobre lo que nos tratan de vender.
La cultura musical se está mercantilizando gracias a la tecnología, cada vez más carne de nuestra carne.

De izqd a drcha: Usher, Justin Bieber and Scooter Braun durante la premiere de  the Los Angeles premiere of "Justin Bieber: Never Say Neve" en el Nokia Plaza de Los Angeles, California  
Justin Bieber junto a Usher

Las redes sociales e Internet han ganado la batalla al tiempo: lo fabrican. ¿Cómo se valora el talento de Justin Bieber en "Justin Bieber: Never Say Never"? Se exalta, se le da color, se convierte en muñeco del espectáculo; algo huele a explotación castradora. A sus 17 años, Justin Bieber engrosa el starsystem del consumo en mp3. YouTube y su música han crecido de la mano, alimentándose el uno al otro. Jon Chu muestra un despliegue tridimensional que intenta impregnar de volumen a la música de Justin para que la lágrima de fémina adolescente se convierta en inocencia cristalina de descontrolada emotividad.
Su documental busca la complicidad de un público muy definido.

La fanmanía despertada por Justin Biber  
Justin Bieber canta "Never Say Never" junto a Jade Smith
El fenómeno fan arropa un documental para lolitas. La mitomanía en torno a su nombre antepone el físico al talento musical, desbordándose hasta el histerismo y el lloriqueo mocoso.
Estamos ante una ensalada de figuras musicales de primer orden, mezclándose el Pop, R &B y Rap. Ludacris, Snoop Dogg, Sean Kingston, Boyz II Men, Miley Cyrus, Usher posan junto a Justin Bieber. "One Less Lonely Girl", para deleite de sus fans con trenzas, proporciona el acercamiento más profundo con su ídolo, al que no se atreven a mirar. Jaden Smith, combinación de cabello afro y rasta, hace dúo con Justin en "Never Say Never": un guiño al remake "The Karate Kid". Se atreve con un cover de Michael Jackson, "Wanna Be Startin' Somethin'", posible homenaje a la infancia que Jako no tuvo, error que Justin no quiere repetir.
Paradojas de la vida, Internet confió en él, pero, como se ve en este documental, quienes dirigen la batuta de la industria musical no lo tenían tan claro. La razón: falta de rodaje. Su edad, 17 años, le convierte en muñeco de Disney o Nickelodeon antes de ser estrella. Más negocio.
"Justin Bieber: Never Say Never" muestra un 3D de frames que se disfrutan igual en visión normal y no contribuyen a elevar su música. Un producto enlatado que no descubre nada relevante a cerca de este jovenzuelo, aprovechando el tirón que Justin Bieber está causando.
Posado callejero de Justin  
Justin entre masas

Plantearse si Justin Bieber es una estrella de la música no tiene sentido. "Justin Bieber: Never Say Never" ha surgido como un bombazo mediático; es logística publicitaria. El protagonista de la cinta no es capaz de articular tres frases seguidas (¿no le dejan?), se cepilla los dientes y canta. ¿Demasiado joven para opinar? Lo persiguen cámaras como si fueran el ojo de un gran hermano cantando sus bondades. Es la naturalidad documental del guión estudiado. Disfruta bañándose en masas, chocando palmas que marcan una lejanía cercana con sus fans. Justin está arropado por un circo de cuidadores velando por este diamante en bruto. Es humano en el backstage e icono en el escenario, resguardado por un pretoriano cuerpo de baile.
"Justin Bieber: Never Say Never" cuenta con escenas de calle mostrando su lado más cercano, cayendo en la pasarela de póster. Encapuchado al estilo de Brooklin, se acerca a una joven violinista para alentarla con su evangélico "never say never (algún día tocarás en el Madison Square Garden, como yo)". Tanta siceridad defrauda la credibilidad de un documental personalizado. ¿Dónde se esconden los miedos y dudas de alguien que no quiere ser menos normal que los demás?

¿No son los BSB?  
Jason Bieber tridimensional

El documental de Jon Chu es la cuenta atrás de un sueño cumplido. La incógnita sobre la proyección de Justin Bieber se ha abierto. Vendrán las giras, las ediciones de grandes éxitos, el cine... o Bieber despuntará en la música como lo que quieren hacernos ver que es: una gran estrella. Se ha ganado la jubilación. Apuntes de la gira "My World" reducidos a anécdotas. La tercera dimensión en la imagen crea un efecto adictivo que intenta tapar la flaqueza de un documental envuelto en humo.

J. G.

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