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MUJERES Y MADRES DE NEGRO POR LA PAZ
Película "¿Y ahora a dónde vamos?"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Banda sonora |
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El conflicto cristiano-musulmán llena de vitalidad al cine de Nadine Labaki. La realizadora libanesa no se encierra en el espectro geográfico de su país sino que universaliza el papel de las creencias en un ambiente que huye de la confrontación. Alejados en lo más recóndito de la soledad social, los personajes de “¿A dónde vamos?” anteponen los principios de convivencia a las creencias, el día a día conocido al mañana sembrado de incógnitas. Su vida se cultiva en la sencillez; existe una preocupación vecinal por mantener fresca la defensa de una comunidad convertida en gran familia. Ajenos a contaminaciones externas, el drama juega con la comicidad. El sacrificio está presente en cada hogar a través de la figura materna, decisiva en la continuidad de esta relación plural. La mala suerte se pone del lado perdedor. El fanatismo circundante rompe el equilibrio de una aldea que resuelve el caos con perspicacia femenina. Entorno singular. |
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El paisaje de esta fábula describe el silencio que resplandece en el corazón de sus gentes: desértico, tranquilo -excepto cuando la religión se entromete-, herido y abandonado. La vida se enfrenta a la muerte con resignación dolorida en un cortejo fúnebre. La negrura de sus pasos, abriendo el metraje, contrasta con el amarillo terroso de un camino compartido por almas dolientes, olvidando diferencias. Esta comitiva se mueve a pasos de zombi herido, sajándose internamente. Su cuerpo oscila bajo el ritmo de una coreografía berlangiana caminando en la muerte, arrastrando sus pasos por un camino esquelético. Se aferra al rostro de una fotografía convertida en lamentación eterna. Sus pasos procesionales lloran a la vida que les queda, caricatura del recuerdo.
Son mujeres de negro por fuera y por dentro. Lo absurdo de la religión sale a la luz cuando vemos cómo en vez de arreglar, complica la paz de una comunidad que sabe sortear las difrencias creyenetes. Anteponer las creencias a las personas agranda sus diferencias, acrecentando la venganza en un mundo donde sólo puede quedar uno. Aflora la idea del bueno y el malo. “¿A dónde vamos?” es la antítesis de esta distinción; significa conciliación, armonía, convivencia amable, respeto, felicidad. La estructura armónica de sus gentes se rompe cuando la iconografía religiosa es profanada, sin conocer al culpable. Tensión. |
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La acción matriarcal resuelve los conflictos; vigilante de que su sociedad no se desmantele; son las pensadoras, las defensoras de sus hijos y su familia. Su argumento envuelve una tragedia con golpes de humor ingenioso. Las mujeres de esta aldea solucionan los problemas con la cooperación, aprovechando la cara de pánfilos que se nos pone a los hombres ante las curvas de una silueta femenina joven. Las tensiones religiosas derivan en conflictividad social; las balas perdidas destrozan todo lo que se pone en su camino. En esta zona del planeta, la televisión acrecienta su capacidad socializante al convertirse en ventana al mundo para todo un pueblo. Escaparate de paraísos, bellezones y noticias inquietantes.
El sacrificio femenino comienza escondiendo la verdad, temeroso de las reacciones masculinas: mejor una muerte que cuatro. La tensión dramática es más interna que externa. La música de Khaled Mouzannar se encarga de ambientar un paisaje en peligro de extinción. |
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Se rompen las etiquetas en un discurso, sin intelectualismos, sobre el alcance de la buena voluntad humana. La razón no es única, la convivencia sí que puede aunarse en un solo núcleo pacífico. ¿Hasta cuándo y dónde vamos a seguir sembrando la tierra de cadáveres inocentes? |
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