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LA TIERRA DE NADIE
Película "Oro negro"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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Banda sonora |
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Las disputas entre clanes tribales de Arabia, durante los años 30 del siglo XX, han demostrado que el líder no nace: se hace. Las armas no solucionan lo que el carisma apacigua. La disputa por la tierra que la victorias sellan son reabiertas por las traiciones del hombre confundido. Las guerras dan un vencedor y un perdodedor; el pacto, según la costumbre de cada etnia, permite herir el corazón del adversario, arrebatando lo que más ama: a sus hijos.
Hablamos de una tierra emplazada en lo recóndito de las arenas desérticas, donde el sol desgasta la constancia de su arena; donde el hombre es espejismo y el vacío de este paisaje desolado sentencia la vida con su silencio.
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Luchas en tierra de nadie, pactos en tierra de nadie, una riqueza escondida durante siglos en tierra de nadie; su descubrimiento enfrenta a quienes ya no se sentían enemistados. El continuismo austero planta cara al progreso salvaje. La tierra de nadie comienza a interesar a unos, para explotar su riqueza, y a otros, para conservar lo que hasta ahora ha sido: un lugar de paso sin dueño. En “Oro negro” conviven dos ciudades con sus mundos respectivos: el romanticismo estepario de Hobeika y la austeridad pétrea de Salmaah; en medio se encuentra el desierto de la Casa de Alá. Dos ciudades, dos líderes; ideas distintas sobre el territorio y el mundo. Las tribus beduinas de la Península Arábiga ven en el petróleo un arma de doble filo. Su valor es fluctuante. La incursión del espíritu ameriano hace tambalear, merced al descubrimiento del petróleo que aquí subyace, la estabilidad conseguida en la franja de paz que separa estos dos mundos. |
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“Oro negro” es una obra de dimensiones épicas por el gran número de extras que arrastran las escenas de acción. El paisaje desértico impone, los personajes de la película también imponen cuando actúan en conjunto como una masa uniforme que se hace más compacta en las batallas. El fundamentalismo planta cara al progreso mal conducido. La humildad de Amar, sultán de Salmaah, acaso anclada en el conservadurismo, choca con las ansias desarrolistas, y enriquecedoras, de Nesib, emir de Hobeika, manipulado por la sed de petróleo desatada en América. Representan dos conceptos diferentes de la evolución. El enfrentamiento entre ambos se hace más sangriento cuando el hijo de Amar entra en juego. Amante de la cultura y los libros, pasará a convertirse en líder capaz de aunar tribus y conduir el caos que se ha aparderado de la franja amarilla: una tierra de provecho y progreso. |
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El desierto de “Oro negro” surge como una localización de luminosidad paisajística, envuelto en sus confines ilimitados. El colorido en el vestuario de Fabio Perrone identifica a los pueblos. Mientras que los habitantes de Salmaah visten ropas de vistosos colores, influencia del imperio otomano, en Hobeika se siente la influencia de la presencia británica, con uniformes miliares o túnicas tradicionales. Jean-Jacques Annaud vuelve a demostrar sus dotes en la dirección tras obras como “En busca del fuego ”, “El nombre de la rosa” (Óscar a la Mejor Película de Habla No Inglesa), “El amante” o “El oso”. |
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El matrimonio se concibe como una treta política; un hecho amañado que rompa los antiguos pactos y abra los horizontes de un comienzo. Dos padres, dos elecciones, dos amores y el destino de un pueblo. Una franja solitaria, estéril en apariencia, acaba conviiéndose en objeto de deseo. Camellos contra tanques. El mundo árabe se refleja en una película internacional bajo los comienzos de la guerra por el petróleo. Largo desenlace para un final que rompe el romanticismo del desierto humilde. |
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