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LA PROPAGANDA QUE ENCUMBRA A LAS GUERRAS
Película "Directores en guerra"
J. G.
(Madrid,
España)
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El cine ha sabido acercarnos el espíritu belicista del hombre con fines propagandísticos. Ha servido, sujeto a la sensibilidad de sus realizadores, como canal entre la realidad y nuestra percepción de los acontecimientos. La Segunda Guerra Mundial significó el comienzo de una etapa clave, iniciada por el Nazismo, en el tratamiento gráfico de la sociedad. Por primera vez, se valoró su uso con fines políticos.
El dominio europeo sobre el cine jamás pensó que una contienda militar abriría las puertas al potencial norteamericano en el Séptimo Arte. “Directores en guerra” muestra el lado informativo-adoctrinador de cineastas inevitablemente unidos al Gobierno junto a la imparcialidad y el coraje de profesionales amantes de su oficio. Pusieron su intelecto y dedicación al servicio de la verdad mientras dejaban testimonio gráfico de una contienda cruenta e injusta.
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José Cabanach es un amante de la historia militar; aquí lo deja patente. Un investigador documental deseoso de bucear en el pasado. Ahonda en el legado sociológico proporcionado por soldaditos de carne y hueso, cargados de adrenalina positiva y negativa. Los años 30 del siglo XX fueron convulsos y definitorios para el destino de Europa. En esta etapa, el fantasma nazi comenzó a expandirse por Alemania bajo la figura de un caudillo oportunista y demoledor. La directora alemana Leni Riefenstahl marcó un antes y un después en el documental político. La filmación de "El triunfo de la voluntad", en 1934, impresionó a Hitler sobremanera, algo que le hizo recalar en el poder de la imagen como elemento manipulador de masas. El triunfo de la voluntad se engrandece sobre la persona durante el Congreso del Partido Nacionalsocialista en la ciudad de Núremberg. Las arengas hitlerianas comenzaron a convertirse en actos de culto hipnótico.
El plan de Hitler para usar el cine como arma de propaganada no reparó en gastos. La directora se encontró con las puertas abiertas para realizar un documental grandioso donde no importaba el presupuesto. En su rodaje, Leni utilizó 180 cámaras junto a un despliegue sin precedentes a nivel técnico; entre los camarógrafos se encontraba Walter Frentz. Se hicieron grandes innovaciones en el cine con el uso de lentes novedosas. En total, se rodaron 25.000 metros de película.
Su exhibición en Estados Unidos fue una colonización pacífica. La presión anti nazi obligó a que se proyectara en pases cerrados para la prensa que no dudó en calificarla de obra maestra. |
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El pueblo norteamericano no intuía que iba a recibir el mayor golpe militar de su historia: el bombardeo de Pearl Harbor. Un impacto que minó no sólo la capacidad militar de Franklin Roosevelt sino, lo más importante, la moral de sus gentes. Japón allanó el terreno a la Alemania hitleriana en una hipotética, y deseada, invasión. Hitler había ganado la primera batalla a Estados Unidos con la exhibición de “El triunfo de la voluntad”, causando un terror silencioso y quirúrgico entre sus mandos; apabullante muestra de imágenes bajo la manipulación nazi. |
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Estados Unidos pasó al contraataque buscando algunos de sus cineastas para frenar aquella fuerza inesperada. Hollywood hacía frente a la UFA.
El patriotismo americano movilizó a nombres tan famosos como John Ford, John Huston, William Wyler o Frank Capra, quienes realizaron varios documentales. A las órdenes del Gobierno norteamericano, aunque gozando de cierta libertad, se dedicaron a reflejar lo peor de la guerra con su arma: la cámara. Automáticamente fueron investidos de rango militar ya que estos cineastas debían poseer una autoridad entre los soldados para realizar su trabajo sin intromisiones.
La mentalidad militar chocaba con la del camarógrafo que, en ocasiones, veía mermado su campo de actuación por limitaciones burocráticas y peleas entre los propios generales americanos. El material que producían debía de ser usado con cautela, siendo clasificado como sensible. El cine sirvió para unir a las gentes en las salas de proyección, informando e impartiendo coraje a una población ansiosa de espíritu patriótico. La Historia viene escrita por los ganadores y mucho material cinematográfico de aquella época sigue encerrado en los archivos americanos bajo los apellidos de "seguridad nacional”. |
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Entre 1942 y 1945, Frank Capra realizó una serie de siete películas de propaganda titulada “Why We Fight”. Su intención consistía en captar el espíritu participativo en la contienda europea y ensalzar la labor americana en el Pacífico. John Ford contribuyó con “7 de diciembre”, “La batalla de Midway” (ambas, Óscar al mejor documental) o “Torpedo Squadron”. La llegada de los aliados a Alemania descubrió los campos de exterminio nazis. El impacto sobre los cineastas fue letal. Todos se la jugaban cada día y alguno llegó a estar a las puertas de la muerte, como John Ford, herido en combate, condecorado y nombrado contralmirante de la Armada de los Estados Unidos. Sus películas sirvieron para mostrarnos el lado humano de la guerra. |
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Las cámaras fueron un arma de guerra pacífica; una bayoneta cargada con el filo de la verdad. Sus imágenes sirvieron para revelarnos una guerra encarnizada y algún que otro aspecto lúdico del día a día en un portaaviones, un campo o durante una marcha. Agria tarea la del cineasta que tiene que aprender a convivir con la vida y la muerte diarias, sorteando a ésta en cada imagen para que la Historia no pierda su identidad. José Cabanach baja a las trincheras, mostrando el trabajo, a pie de campo, de estos cineastas intrépidos. comodidada pesar de caer en un final esperado, de giro emotivo. Vemos al ladrón razonable de pistola ecuánime. |
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