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CINE Y ESPECTÁCULOS
CARTELERA CULTURAL
Histórico
 
 
 


LA HUELLA DE LA IDENTIDAD
"Personajes que no se esconden.
15º festival de cine alemán"



J. G.
(Madrid, España)

15º festival de cine alemán
Ir a parte 2
La figura de la cineasta berlinesa Margarethe von Trotta ha capitalizado el interés de la parrilla cinematográfica en una nueva edición del cine alemán en España. Fieles a su cita cultural, German Films y El Goethe Institute aúnan fuerzas para mostrarnos las piezas más interesantes que ha dado su cine. En una etapa de recortes culturales para la iniciativa española cinematográfica, dentro de unos contenidos con más bajos que altos. Von Trotta, cuyo cine ha querido ahondar en lo interno del espíritu femenino, y su implicación social, ha pasado de largo en silencio.
La mujer ha actuado tanto en la sombra como siendo activo protagónico en una edición ligera. Quizás haya que reinventarse. El aliciente de traer siete títulos nunca esternados en España ha convertido en apetecible para el cinéfilo español la nueva cita con el cine alemán.
 

La figura femenina ha jugado un papel destacado en esta edición, apareciendo innovadora durante distintas épocas históricas. La retrospectiva dedicada a Margarethe von Trotta, lejos de hacer una apología del feminismo, ha mostrado sus logros y fracasos.
En la Edad Media, tuvo un papel relegado a una doble servidumbre: Dios o al esposo; la consagración al amor supremo o la entrega a la procreación y cuidado de un hogar. Las mujeres que se han paseado por las pantallas del Cine Palafox destacan por su valentía, la dedicación a una idea y la defensa de su identidad. Las obras elegidas de von Trotta nos han mostrado a féminas fuertes, separadas por el tiempo no por su talante reformista. La abadesa polifacética Hildegard von Bingen (patrona esperantista), la figura del político comprometido representado por Rosa Luxemburgo y el pensamiento de Hannah Ardent constituyen el mástil de este periplo femenino entre las ideas políticas y la concepción del bien y el mal.

Hildegard von Bingen junto a sus hermanas, aprendiendo el mundo de las plantas y su aplicación medicial  
Recogimiento en 'Visión'
El círculo religioso de ”Visión" nos revela la personalidad de una monja a caballo entre el misticismo visionario y la preocupación social de su obra religiosa. En la tercera colaboración de Barbara Sukowa como actriz principal con Margarethe von Trotta, descubrimos que predicar la pobreza no era el primer mandamiento de los monjes benedictinos.
El largo que precediera a "Ich bin die Andere" aparece como una iluminación en su contenido y elaboración técnica. La cuidada dirección se complementa con un mimo de la banda sonora: ambos elementos nos imbuyen en una época monástica, llena de impedimentos para la personalidad arrolladora de Hildegard. La suya fue una vida predestinada; una niña sin vocación a los catorce años, sacrificada y entregada a la Iglesia como diezmo. En la austeridad del monasterio descubrió la relación existente entre el castigo y el cilicio dentro de la vida monástica; algo que deshechó al ser nombrada abadesa de Disibodenberg.
Hildegard y el mundo de la cultura libresca  
Desvanecimiento
En una época en la que la Iglesia estaba más acostumbrada a recibir que a dar, Hildegard von Bingen fue una mujer valiente con su tiempo al distanciarse de los benedictinos para formar su propia congregación, basada en el trabajo. Fue una religiosa pragmática, creyente y reveladora.
La sibila del Rin, la profetisa teutónica se interesó en el poder de la tierra y las plantas para sus curaciones. Aplica las hierbas a la medicina, se adentra en el mundo de la música; su espíritu indagdor no tenía límites. Compartió los conocimientos intelectuales con la escritura de sus visiones místicas.
La nobleza se encargaba de nutrir el buche a órdenes religiosas como la benedictina, en cuyo seno fue a parar Hidegard. La convivencia de monjes y monjas en el mismo edificio descubre, subliminalmente, la existencia de la pasión carnal entre sus miembros: un aspecto de denuncia interesante en una película escrita como biopic religioso basado en las visiones y las revelaciones de una religiosa singular. Su coraje, cimentado sobre la compostura y la razón, hizo frente a esquemas de fe ancestrales con la palabra y el razonamiento una vez nombrada abadesa. Su rica personalidad la convierte en la primera mujer que escribe textos didácticos sobre la sexualidad.
La vida hace de Hidegard una de las líderes femeninas más importantes dentro de la Europa medieval, con fuerte visión de futuro; sabiendo torear los controles de la ignorancia con sonrisa y bondad, algo poco característico en las monjas de esa época. Margarethe von Trotta refleja el transcurso de una vida particular que pasa por la película como anecdotario de acontecimientos sobrenaturales y reformadores. Barbara Sukowa sobreactúa ante una figura que se conduce por sí sola.
Hildegard von Bingen fue canonizada por el papa Benedicto XVI el 10 de mayo de 2012.

Casi 800 años después, surgió otra mujer que revolucionaría la sociedad europea con el entusiasmo de sus palabras, buscando aunar política y entendimiento social. Gracias a ”Rosa Luxemburg” encontramos otra mujer transformadora. Los esquemas de la vieja Europa comenzaban a tambalearse.
La sociedad se contruye por al impulso de personas solidarias que basan la confianza de un sistema político, y su éxito, en su socialización. El trabajo y la lucha definieron la postura incombustible de Rosa Luxemburgo. Su procedencia acomodada no le impidió ser voz del anti capitalismo obrero. Consiguió alzar su mensaje dentro de una sociedad dirigida por y para hombres.

 
Entusiasmo en las palabras de Rosa Luxemburgo
A lo largo de 123 minutos, obervamos a una mujer que participa en un cambio de siglo (XIX -XX) vital para nuestra historia. La política de sillón era cada vez más antipopulista. El pueblo se convirtió en mano de obra desprovista de derechos, necesaria para mover el capitalismo industrial. Apoyó la huelga como elemento de presión capaz de parar la industria bélica que calentaba los motores de una contienda mundial; defendió la paz en contra de una prosperidad basada en la vida del trabajador. ”Rosa Luxemburg” hace un analisis de sus diferentes etapas en prisión: desde Wronke, en 1917, pasando por Posen (actual Poznań) y Breslau (Wroclaw).
Su filosofía política descansa sobre el activismo social comprometido y pacífico. Su magnetismo con las masas hizo de la palabra un arma para oponerse a la guerra y otros comportamientos opresores. Denunció la injusticia capitalista frente a la solidaridad socialista.
La Revolución Alemana de 1918 fue un periodo fructífero en su carrera política. Rosa Luxemburgo sufrió un duro revés cuando el patriotismo provocado por la I Guerra Mundial aunó a los políticos alemanes en un ferviente nacionalismo. El SPD renunció al internacionalismo pacifista, dando el primer paso hacia la aceptación de una Guerra Mundial con el pretexto de estar preparados en la defensa para el momento bélico. Con la intención de contrarrestar este sentimiento patriótico surge la Liga Espartaquista, enardeciendo las banderas del socialismo internacional.
Su retrato psicológico se basa en los discursos a la gente, cargados de euforia social y anti militarista, necesitada de una revolución anticapitalista. Como activista, murió traicinada por el tiempo expuesto a los cambios políticos. La frialdad final de ”Rosa Luxemburg” expresa en silencio el dramatismo de un vacío dejado por unas imágenes incapaces de matar su recuerdo.
Los políticos se preaparaban para la llegada de la I Guerra Mundial  
Levantamiento de la Liga Espartaquista

La colaboración más reciente entre Margarethe von Trotta y Barbara Sukowa nos introduce en las ideas de Hannah Arendt, otra mujer clave para entender la Historia del pensamiento moderno. Mientras que Rosa Luxemburgo asistió a la barbarie de la I Guerra Mundial, este nuevo biopic reflexiona sobre los restos del nazismo dejados por la Segunda Gran Guerra. Además del nexo político plural, ambas comparten una ética universal.
El documental homónimo de la directora alemana se centra en una época clave, y clara, de una pensadora: el proceso a Adolf Einchman. El papel de Barbara Sukowa se mueve en el terreno de lo excelente y metódico; la frialdad del personaje y el caudal de sentimientos encontrados que guarda en su interior. Una vida tan rica está sujeta a la tormenta de la traición rememoradora a pesar de demostrar un escalofriante carácter analítico de la realidad.
“Hannah Arendt” se atreve a custionar con sus convulsas reflexiones las conclusiones que se sacan durante un juicio de dudosa licitud. ¿Es legal la extradicción de Einchmannn por parte del Mossad desde Argentina a suelo judío en 1960? Éste pudo escapar de la justicia en 1945 gracias a sendos pasaportes concedidos por la Cruz Roja y el Vaticano.
Un aspecto que pasa de soslayo por la película pero que tiene una trascendencia clave a la hora de juzgar al criminal. ¿Se ha culpado, y juzgado, a los cómplices de su fuga?
Da un paso adelante afirmando que todos somos pasto de las circunstancias y, como en el caso de Einchmann, la culpa del genocidio es un proceso inducido por instancias superiores. Por ello, este personaje no es culpable del exterminio nazi en el sentido jurídico de la palabra.

Barbara Sukowa es Hannah Arendt
 
Hannah, apresada en el campo de campo de Gurs, no pudo olvidar la semana que pasó confinada con otras mujeres (extranjeros de origen alemán) en el velódromo de París, considerada foránea enemiga. Desde entones no entendió esa diferencia aliada entre “campos de internamiento” y “campos de concentración”. Guerra del lenguaje.
Fue defensora de la paz sin etiquetas políticas, algo que le trajo enemigos. Desde 1937 (año en que el nacionalsocialismo le retiró la nacionalidad) hasta 1951 (cuando consiguió la estadounidense), Hannah Arendt se sintió apátrida. Se convirtió en ciudadana universal, afirmando que las ideas no pertenecen ni a un pueblo ni a una nación ni a una raza.
Los asesinatos en masa eran una regla para el nazismo. ¿Es tan culpable el autor intelectual que idea las deportaciones como la metralleta que da el tiro en la nuca? ¿Y qué sucede con la mano que firma esas órdenes de transporte hasta los campos de exterminio? Las ideologías matan personas. La alienacion de pensamiento a la que conduce toda guerra da un vuelco a la norma de culpabilidad en los asesinatos producidos durante el Holocausto por los nazis. Como reportera de The New Yorker, Hannah Arendt puso el dedo en la llaga de la moralidad histórica por el resultado del juicio contra Einchmannn. El término banalidad del mal originó una gran polémica en la sociedad, entendiendo que excluía a Einchmann del genocidio nazi. Hannah Arent quería referirse a la actuación del individuo inducido por instancias superiores a participar en un crimen. Su función era más burocrática que rencorosa, incapaz de reflexionar sobre las consecuencias de sus actos. Es producto de la sumisión a la realidad.
Adolf Einchmann  
Hannah Arendt durante el proceso a Einchmann

La maduración de este proceso dio como fruto el libro “Eichmann en Jerusalén”, poco atractivo para quienes no se atreven a cuestionar la historia tan cáustica e incendiaria de la culpa en el exterminio nazi o la del justo juicio a los criminales. Para Hannah Arendt, Einchmannn fue un don nadie. Hubiera sido mayor castigo mantenerlo vivo con su vergüenza, ya que la muerte significó una pena demasiado ligera para lo que hizo. Fue un prototipo del robot ideológico, frío y apresado por la burocracia exterminadora del nazismo. “Hannah Arendt” peca de intelectual y oscura, con genialidades y zonas grises sobre el pensador que se toma su tiempo para reflexionar. Rehúye del pensamiento burgués que no se cuestiona la procedencia del acto.
Queda la duda de si Einchmannn debió ser juzgado por un tribunal israelí o por uno internacional. (Seguir leyendo)


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