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EL MAR DE LA TRANQUILIDAD
Película "Paterson"
J. G.
(Madrid,
España)
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Ficha Técnica |
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En ocasiones, el cine de Jim Jarmusch se presta con mayor apetencia al carácter interpretativo de sus imágenes. El director de Ohio juega con el envoltorio críptico de la realidad creando, bajo su reconocida maestría, un ambiente onírico que, en ocasiones, roza lo surrealista.
Surrealismo, mezclado con un entorno cotidiano, es lo que da vida a “Paterson”, después del documentalismo demasiado personalista plasmado en “Gimme Danger”. El proyecto nuevo de Jarmusch no produce indiferencia, y, quien se sienta estafado por la serenidad de su historia, es que, una de dos: o se ha dormido durante la proyección o no ha comprendido el espíritu de su nueva cinta. El protagonista, de nombre homónimo al de la película, vive un mundo que respira en su propia atmósfera: limpio de intoxicaciones externas. Más bien, sabe mantenerse al margen de esa contaminación, llamada sociedad, desechando durante todo el metraje cualquier atisbo de su presencia. “Paterson” es tan dulce como desconcertante, amable como propensa al nerviosismo del espectador que busca giros de guión basados en la acción. Su movimiento pausado es una acuarela limpia dibujada a cámara lenta. Jarmusch prefiere cultivar la sensibilidad del alma humana en un obra maestra balsámica antes que excitar su capa más impresionable. |
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La poesía envuelve un corazón sensible mientras Paterson conduce su autobús, siempre por la misma ruta, con igual cadencia, sonoridad silenciosa y dulzura que la Serpiente de Sils-María. Es alguien que vive en el mundo al margen de su velocidad, rehusando dejarse seducir por el ajetreo urbano: origen del cabreo fácil que hemos convertido en estrés social. La vida trascurre como un río que navega entre la tranquilidad de su lentitud con la única meta de completar la jornada laboral sin intención rutinaria. La valoración de las pequeñas cosas es un descubrimiento que este autobusero de Nueva Jersey completa día a día, huyendo de la mediocridad. Mientras hace el mismo recorrido por calles trazadas, las imágenes fluyen como un encadenado que aborda de forma metódica, con serenidad, convirtiendo cada cosa pequeña en logro. Paterson, en su apego a esta monotonía, la ha cristalizado en una labor necesaria, y diferente, labrada segundo a segundo. Se ríe de la realidad con una constancia poética, dulce, apoyada en el diario íntimo que la poesía proporciona. La palabra escrita desvela el sosiego de un poeta urbano recitando verso libre, sin pretensiones artísticas. Jim Jarmusch bucea en la introspección del personaje de la calle y su intimismo peculiar. |
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Paterson se despierta como tú y yo, come cereales como tú y yo, se lava los dientes, intercambia miradas con su perro, contempla desde su atalaya privilegiada la rutina matemática de los demás y escribe la vida en cajas de cerillas. Su simetría mecánica guarda algo de lírica urbana, aunque a alguien le resulte incomprensible y abstracta, difusa. |
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Texto: www.photomusik.com
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