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LA REVISIÓN DE UN LEGADO
Película A-ha: la película


J. G.
(Madrid, España)

A-ha: la película
Ficha Técnica Video    
El trío formado por Morten Harket, Pål Waaktaar-Savoy y Magne Furuholmen es la culminación de un sueño. Su historia no representa sólo la reproducción de un éxito musical sino la andadura de un periplo iniciado en 1982. Los noruegos analizan su existencia entre reflexiones. Los cineastas Thomas Robsahm y Aslaugh Holm siguen los pasos de la terna A-ha con imágenes de archivo como parte dedicada al recuerdo de unos inicios marcados por deseos, ambición y un talante que rechazó los dictámenes de la industria discográfica a pesar de que se desempolvan las humillaciones sufridas durante su carrera como elemento de mercado. No quisieron ser un producto pasajero en el comercio discográfico. Morten pretendía cumplir un sueño: acariciar el éxito a través de su creatividad. El camino de A-ha es desgranado con palabras de los integrantes sobre una reaparición, las expectativas para volver a poner a prueba su talento o, como dice teclista Magne, la desgana por grabar material nuevo debido al sufrimiento que conlleva. El reencuentro con su trayectoria profesional es un paso para la santificación en directo y la constatación de un resurgimiento con planteamientos distintos a los iniciales.
El presente arranca el viaje en el tiempo de un referente que ha alcanzado techo. La película es una zambullida en un estilo con sello propio. El análisis sociológico de la estrella, con sus manías y genialidades, no interesa. Tampoco se busca construir un manual de supervivencia que enseñe a alcanzar la fama en casi dos horas. Se descubre un ambiente dominado por las tendencias, blindado, fanático con la apariencia. La dinámica de esta narración atrae por la frescura de un contenido renovado en su concepto visual: desde el impulso juvenil hasta el sosiego de la madurez, y el desengaño posterior. Hay espacio para la decepción personal y una ruptura que no odia. Este recorrido interno no transpira a través de una necesidad vengativa sino del carisma de Morten sobre A-ha.
 
Los miembros de A-ha jóvenes. De izquierda a derecha: Magne Furuholmen (cofundador del grupo, teclista principal, guitarrista, segunda voz y compositor), Morten Harket (vocalista principal y compositor ocasional), Paul Waaktaar-Savoy (cofundador del grupo, guitarrista, corista y principal compositor) © Viggo Bondi  
A-ha en el estudio de rgabación durante sus años primeros de carrera © Viggo Bondi
La música une a jóvenes en un camino marcado por la necesidad de ser famosos que el vocalista tenía en mente. Éste compacta al grupo en la necesidad de colmar su hiperactividad. No podía regresar a su ciudad natal como alguien fracasado. En los comienzos, soportarse formaba parte del precio a pagar para escalar hacia lo más alto. Se formó un frente común a la adversidad mientras el espíritu de comunidad latía. Su estética iba más allá del símbolo ideal que el cuarteto sueco ABBA marcó en los países nórdicos. A-ha será material cultural exportable dentro de una nación sin proyección internacional. Los muchachos con ganas de comerse el mundo no pretendieron conquistar el estrellato en el sonido para adolescentes. La fugacidad de una banda marcada por logros puntuales no entraba en sus perspectivas. Querían algo alejado de los estribillos que se tarareaba en Europa, cargados de volatilidad.
Un miembro de la banda en el metro londinense © Magne Furuholmen  
Paul Waaktaar-Savoy en primer plano junto a Morten Harket © Motlys
Los primeros momentos experimentaron una innovación desbordante que no volvió a repetirse. Su andadura arrancó como anuncio arrinconado dentro del NME y Melody Maker. Esta confesión, sin lanzarse los trastos a la cabeza, es un paseo entre productores; álbumes; listas de éxitos; las palabras de Jan Omdahl, su biógrafo, o Just Loomis, su fotógrafo desde 1985. Los momentos históricos recuerdan su paso por Paisley Park, el estudio de Prince, en 1993, para grabar Memorial Beach; su visita a Abbey Road o la aparición de Alan Tarney en la producción del disco Scoundrel Days. A-ha, cuya estilización ortográfica lo convirtió en a-ha, marcó un punto de no retorno en la manera de hacer melodías exitosas. Su singularidad bebió de los conciertos londinenses en 1981, el descubrimiento en clubes de Camden de Soft Cell, Echo and The Bunnymen o The Human League. La animación pinta de originalidad un metraje ameno para dinamizar su contenido. La llegada de Take on Me fue el disparo hacia la popularidad, asentada con la oscuridad de Stay on These Roads, tercer disco de estudio. La acústica A-ha se asentó con títulos posteriores como The Sun Always Shines on TV, Hunting High and Low, Crying in the Rain, I've Been Losing You, Touchy! o You Are the One. Entre sus hazañas se encuentran haber tocado dos veces en Rock in Rio, alcanzando una audiencia cercana a las 200.000 personas en 1991; su presencia en la edición berlinesa de Live 8, el 2 de julio de 2005, superando la cifra del acontecimiento citado antes. El festival de Roskilde los tuvo en el cartel de 2012. El alejamiento entre los miembros era más notorio cada vez en sus sesiones. La concepción de este documento audiovisual como álbum familiar muestra la evolución de un nombre importante en el pop de los años 80. El cine se acercó a ellos al participar en la banda sonora del largometraje The Living Daylights, perteneciente a la saga de James Bond, con la canción homónima. John Barry fue su productor. Triunfaron en Europa, alcanzaron el techo norteamericano, no necesitaban demostrar nada. Cada uno experimenta por su cuenta montando un proyecto musical individual, dedicándose a su afición secreta. No son conformistas ni quisieron dejarse engullir por las fauces de la celebridad. No optaron por transformarse en emblema de una marca comercial sobre las arenas movedizas del éxito que demanda más rentabilidad.
A-ha en una sesión de fotos © Motlys  
A-ha en directo © Motlys

A-ha se ha convertido en una banda fácil de distinguir gracias a los sintetizadores y los falsetes de Morten. Su necesidad por llevarse el gato al agua en las conversaciones, la importancia escasa concedida al teclista o la lucha sobre los derechos de las canciones desgastan una relación simpática. El alejamiento respetuoso merece admiración. Los tres, una vez superado el filtro de la popularidad, se ríen de otros músicos que se identifican con ellos como inspiración: U2, Coldplay, Kanye West, Bruce Springsteen o The Weekned. Detrás de un nombre aupado al triunfo existen personas modestas capaces de aceptar el paso del tiempo con dignidad, y unos kilos de más.

J. G.


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