Las cosas van cerrando filas en torno al incidente ocurrido en el pabellón municipal Madrid Arena la noche de Halloween. El caso Flores ha dado carpetazo sin oposición y con pena; otro problema social minimizado a cuestión política. Se ha visto una larga estela de falsedad y prepotencia en los argumentos esgrimidos por Ana Botella para salir al paso. Ha sido casi un mes repleto de deliberaciones y enfrentamientos partidistas, con escaso interés en dilucidar la verdad sobre lo ocurrrido. La política del PP ha intentado maquillar su cara lavando su ropa sucia en la casa de todos, la Casa Consistorial. La alcaldesa ha ganado con un empecinamiento miedoso vetando cualquier intento de investigación sobre responsables de su Gabinete (o poltrona que los ciudadanos pagan).
La prepotencia pepista ha desembocado, como siempre ocurre a la hora de cuestionar su política, en abuso de poder interesado. Hubo una comisión de invesigación no exenta de polémica. Dicha asamblea arrancó sus pesquisas el 27 de noviembre en el Ayuntamiento madrileño bajo el plantón de IU al considerar imprescindible una opinión técnica. Plantón ante el cual el principal responsable del Ayuntamiento se mantuvo firme, tempbloroso por dentro mientras aguantaba la vela con férrea camisa azul. Los ceses inmediatos responden a defenestrar sombras políticas como cabezas de turco; lastre que, dicho sea de paso, todos los madrileños soportamos a nuestras espaldas. Así, bajo orden de Ana Botella (PP), dimitieron con celeridad espartana el consejero delegado de la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos (Madridec), José Ángel Rivero, y su gerente, Jorge Rodrigo. Ambos eran máximos responsables del pabellón Madrid Arena, y de su alquiler a la empresa Diviertt para celebrar la fatídica fiesta. La depuración siguió con Pedro Calvo, dimitiendo como delegado de Economía y portavoz municipal del Partido Popular en el Ayuntamiento de la capital tras ser imputado en el caso Maridrid Arena. No ha entregado el acta de concejal. ¿?
La delegada de Hacienda Concepción Dancausa, como escoba utilizada para barrer la mierda de su casa, fue la encargada de ejecutar esta inminente destitución al considerar Botella que "la ocultación de esa información supone una grave falta de confianza depositada en ellos para desempeñar dichos puestos".
La comisión de investigación arrancó en el Ayuntamiento de Madrid con polémica. IU decidió abandonarla al considerar que es "imprescindible" la opinión de los técnicos. Las responsabilidades del suceso, en palabras del ex consejero delegado de Madrid Espacios y Congresos (Madridec), José Ángel Rivero, recayeron en los responables de seguridad del evento.
El director general de Seguridad del Ayuntamiento, Pablo Escudero, no anduvo muy fino en su primera intervención. Se limitó a cuantificar el número de efectivos que posee la Policía Municipal: 6.647 agentes, 505 coches, 532 motos y 41 caballos. Siguió abundando en su cuenta numérica culpando de los incidentes a quienes permitieron el acceso de "2.000 personas en sólo 23 minutos" por las salida de emergencia. Un portento matermático; más claro, agua.
La mayoría absoluta ha ocasionado una cascada de vetos a testimonios esperanzadores en boca de altas responsabilidades sobre el caso. El PP ha apretado el culo con una marcialidad de academia. Es lo que trae la mayoría absoluta: absolutismo.
Por su parte, el inspector jefe de la Policía Municipal, Emilio Monteagudo, declaró que aunque hubieran habido más agentes en el exterior del recinto: "no se hubiese impedido nada de lo que ocurrió en el interior". El Partido Popular ha demostrado nula confianza en sus argumentos al extender el veto a los funcionarios municipales convocados por la oposición por tener, en principio, información relevante sobre la tragedia. Además de Monteagudo, se ha salvado de la quema uno de los médicos que formaban parte del equipo contratado por los organizadores Carlos Viñals.
El cachondeo con el recuento de la entradas ha sido morrocotudo. En un principio, desaparecen los tickets de la fiesta de Halloween. Los organizadores se encargaron de tirarlos a los cubos de basura conforme los rompían en la entrada al recinto. Diviertt se ha encargado de ocultar las pruebas de una posible acción ilegal. ¿Dónde estaban el 13 de noviembre esos cubos dentro de un recinto precintado -por orden del instructor del caso, Eduardo López Palop-? Diviertt denunció que las cajas fueron "aparentemente manipuladas" puesto que estuvieron unos días desaparecidas. Trasiego de urnas; comienza el baile de números.
La estimación realizada por la Policía Judicial se calculó por la densidad de zonas (persona/metro cuadrado) que aparece en los vídeos internos. El organizador ha asegurado un aforo de 9.650 asistentes sin que exitiera un flujo superior a esta cifra sobre una capacidad de 10.600. Ateniéndonos a los informes judiciales, el recuento de las urnas fija en 16.791 las entradas para la fiesta del Madrid Arena. Este número supone que se ha sobrepasado en más de 6.000 entradas el aforo máximo permitido en el recinto (10.600). Las cifras hacen de péndulo tembloroso sobre el reloj de la honestidad: desde las proporcionadas por trabajadores en la sala (19.650), Relaciones Públicas (15.000) hasta llegar a las 20.000 cifradas por testigos directos de la organización. Jaleo numérico en el que nadie se pone de acuerdo excepto en el dato de que se ha sobrepasado el aforo: es ilegal... y ademas sin extremar las normas de seguridad. Doble delito que debería acarrear una pena más severa. Ventas a través de Internet y ventas físicas en dos establecimientos con un monto de 7.000 entradas. Suma la venta de otras 800 a través de relaciones públicas y 500 para su dispensa en taquilla. Las cifras siguen cayendo al añadir las cerca de 4.000 personas que se pudieron colar en la fiesta. El organizador del evento, Miguel Ángel Flores, mantuvo en su declaración que se vendieron 9.650. Aplomo.
Entre pitos y flautas, el recuento final para la fiesta Thriller Music Park del Madrid Arena permite un aforo superior al 58% según los tiques contabilizados por el juez.
Este empresario acusa al botellón como culpable de un innoble comportamiento juvenil: el aborregamiento. El alcohol aún sigue siendo factor de riesgo social. ¿Por qué nos convertimos en irresponsables cuando acudimos a estas fiestas? La masa embrutece al individuo; es una realidad ante la que cerramos los ojos y los abrimos con complicidad llorosa.
El riesgo de fuga es palpable por parte de Flores; con lo que viene a constatar que sus actos pecan de naturaleza delictiva. Sobre su libertad actual pesa la acusación de cuatro homicidios por imprudencia, un delito de lesiones muy graves y un delito de seguridad común. Puñetera justicia que no castiga a los culpables via express, dejándoles recurrir a sortilegios legales para lavar una culpabilidad demostrada. Tamaño sinvergüenza, como todos los cobardes buscaba en el extranjero la tabla de salvación a sus fechorías. El Grupo V de Homicidios ha impedido la tropelía.
Las grabaciones en las que se demuestra el control sobre la desaparición de las entradas certifica la maldad de este indeseable. Para Flores, Ayuntamiento junto a Kontrol 34 y Seguriber, las empresas de seguridad que controlaron el evento, son los culpables; para la sensatez, todos. El empresario responsabiliza de la seguridad al consistorio madrileño y Ana Botella reconoce que no debía de haberse fiado de este elemento. “Los hechos y comportamientos demuestran que utilizó de manera ilícita el Madrid Arena.”
El público se desvandó con la acutación de Steve Aoki y el caos se apoderó de los empleados de Diviertt. La concurrencia aún estaba accediendo a un recinto sold-out. El conducto de entrada se taponó y los vómitos de pánico comenzaron a expulsarse de forma masiva. Fue un sobreaforo permitido.
El cinismo de Ana Botella ha dado la talla envuelto en tintes carnavalescos poco creíbles. Las paredes del tanatorio se convirtieron en otro vomitorio circense ante una alcaldesa envuelta en traje y maquillaje de funeral fotográfico. Vaya su apoyo, cariño y religiosidad hacia las víctimas de Madrid Arena; un apoyo desinteresado que veta investigaciones sobre el caso. Freddy Mercury canta “Another One Bytes the Dust” (“que otro muerda el polvo”); Botella se cura en salud veto tras veto. La edil, días antes, tras dar el pésame a los familiares, proclamó: “Tomaré todas las medidas que estén en mi mano. Los comportamientos que hayan influido en esta tragedia no van a quedar impunes”. Se ha ganado el jubileo proclamando un día de luto oficial. Su peregrinaje evangélico prosiguió en la festividad de la Almudena. Con la patrona madrileña como testigo, pidió su ayuda para los padres de las cinco fallecidas con la intención de “sobrellevar el dolor de su ausencia”. Y así, otro 9 de noviembre, renueva su Voto de la Villa ante el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, en la catedral de la Almudena. Suena a canción cutre de Mecano.
Botella, en sus oraciones, no duerme por las noches. Manos Limpias, acusación popular, la persigue pidiendo al juez su comparecencia como testigo, y que se impute al vicealcalde Miguel Ángel Villanueva y al jefe de la Policía Municipal, Emilio Monteagudo.
Los acontecimientos sobre el caso Madrid Arena han ido sucediéndose como una cadena de infortunios. Como medida cautelar que salve su nombre, el equipo de Botella cierra el Palacio Municipal de Congresos-Recinto Ferial Juan Carlos I (que ahora afirma carecer de todas las medidas de seguridad necesarias). La alcaldesa reconoce que el pabellón municipal Madrid Arena no precisaba de licencia de funcionamiento para la celebración de conciertos y macrofiestas. En 2009, la empresa municipal Madrid Espacios y Congresos, gestora del recinto, y cuyo presidente es ahora el edil de Economía, Pedro Calvo, inició un procedimiento para obtener licencia ante el área municipal de Urbanismo, bajo la alcaldía del actual ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón, también del PP.
Nadie le ha echado arrestos y ha cargado con sus responsabilidades sino que se ha corrido un velo descarado sobre la desolación general. El culpable sigue libre y las víctimas, dolidas. Mientras no exista una la ley de espectáculos y locales de ocio regulada y gestionada por responsables serios, seguirán habiendo una Administración laxa y empresarios carroñeros en materia de control legal sobre la actividad ociosa. Por una vez, hagamos que el estribillo de Mecano “en tu fiesta me colé” sea un chiste.
¡Qué asco de empresarios y políticos indeseables!.
