La música es un mundo de horizontes desconocidos, llenos de serendipias y secretos. No creo que los chicos de Toulouse estuvieran buscando algo distinto a lo conseguido con “Serendipia”. Umberto Eco afirma que Cristóbal Colón llegó a América por serendipia, ¿acaso Newton no se topó con la ley de la gravitación universal gracias a la serendipia? Igual que Arquímedes gritó ¡eureka! cuando descubrió, por serendipia, su principio hidrostático, yo también canté eureka al escuchar el directo de los granadinos. El título de su primer LP descubre un trabajo que escapa al azar; no es fruto de la coincidencia sonora. Su ritmo se conjuga con solvencia respetable.
La música de Toulouse, en este disco, es humilde y grande, como sus componentes. Se van abriendo espacio dentro de la vorágine discográfica, repletos de entidad sonora y referencias literarias. Su último trabajo es un grito externo que no puede permanecer callado. Es poesía y rabia; letras para escuchar y analizar; sonidos que nos hacen mover el esqueleto y convertir un concierto en reunión amistosa. Desde que en 2006 nacieran, se han valido de la tenacidad para perfeccionar un sonido propio de grupo emergente. Son indie por los cuatro costados escoltdos por guitarrs roqueras . Explosivos y suaves: ahí queda eso.
El trabajo ha conseguido una madurez loable. Son contemporáneos, urbanos, reboltosos; un nombre a tener en cuenta en el panorama nacional. El rock de Toulouse es desenvuelto, con un buen soporte de guitarras y potente batería. Josen Velázquez no permanece callado, paseando su voz entre aire angelical y mantra. “El príncipe y la corista” es un tema nuevo de aire sinfónico y onírico con referencias cinematográficas. El sonido de Toulouse discurrió placentero entre rojos cavernosos por los recovecos del Club Costello. Hay algo de Sex Pistols y Nino Bravo en las canciones, nostalgia y rebeldía.
La denuncia no permanece muda en “Serendipia”, convieriéndose en portavoces de un realidad amarga que estamos viviendo. El aire folk de “Miss Sunshine” es un canto eléctrico contra la soledad: la mayor de las injusticias a las que este mundo nos somete. Es una radiografía de muchas vidas; de sombras con las que nos cruzamos cada día; ¿de nosotros mismos?... Un diamante.
En sus letras no existen las florituras ni el engaño. La brisa vaquera campea por “La Isla”, ácida; el Caribe surge con la nostalgia de años pasados en “Bossanova”. Sin salirse de esta tónica marina, los platillos de “Ceniza” evocan olas; las guitarras, a gaviotas. La batería de Bern Robles lanzó un viento huracanado con la fuerza de “MPLP”. ¿Quién se atreve a cuestionar que Toulouse no es sinónimo de variedad fresca?
Nadando entre EPS, los grandinos se han lanzado a la aventura del disco grande con un trabajo melódico y punzante, surtido de letras atractivas e independientes. Música llamativa que no desprecia los giros comprometidos. Así es Toulouse
